Rock reposado en clave de bar, así es el nuevo disco de Santero y los Muchachos

VALÈNCIA. Cualquiera que sea seguidor de Santero y los Muchachos sabe que son muy fieles a su estilo pero que ello no significa que se achanten a la hora de sorprender. Esto es un poco lo que sucede con Royal Cantina, un disco doble que nace tanto de necesidades compositivas como de la banda en respuesta con su público, y que sin duda no deja a nadie indiferente a la hora de mostrar un trabajo de rock reposado “en clave de bar” tal y como lo definen ellos mismos, y que se gesta desde las esquinas más recónditas de la taberna hasta el propio estudio. 

Este trabajo nace en el período de la pandemia y se construye desde ahí con la idea de conformar un disco con un añadido llamado Cantina. Sin embargo y a causa de la situación sanitaria los chicos decidieron ofrecer una delanto a sus fans, tal y como lo aclara Miguel Ángel Escrivá letrista y cantante dentro del grupo: “Queríamos ofrecer un extra llamado Cantina en el disco, pero la pandemia nos obligó a adaptarnos así que decidimos ofrecerlo a nuestros fans y luego completarlo con Royal, la parte más eléctrica”

Lo que a simple vista puede parecer algún tipo de estrategia comercial se desbanca de esta idea a través de la naturalidad de Escrivà, quien asegura que se trata de un método bien alejado de los propósitos del marketing: “El método no ha sido otro que lo que pretende una banda independiente autogestionada, no obedece a ninguna estrategia comercial simplemente somos fieles a nuestra gente”. Además Cantina se amplía y resurge en un momento en el que la añoranza de los espacios compartidos, un relato acústico en bruto para amenizar la espera de la obra completa que ve ya la luz. 

Esta fidelidad se ve reflejada en sus más de 50.000 oyentes mensuales que seguro acudirán a las tiendas a por su tercer y nuevo disco que presenta el plato fuerte de la parte eléctrica. Así pues Royal Cantina compone un relato equilibrado entre el eléctrico y el acústico, y que busca sin duda conformar una balanza (al menos musical) entre ambas partes de la historia.

Este tercer disco presenta un corte más austero y único, tal y como lo define Escrivá: “En las maquetas siempre pasa que cuando quieres dotar a los temas de ciertas pretensiones pierden su forma”. Al posponer la presentación y realización del disco se pudo curar más presentando un producto final excelente, parte de la gracia y secreto de la composición del álbum es la forma en la que nacen sus canciones, ya que primero se componen las melodías y luego las letras se van acoplando a estas: “Nuestro trabajo surge más por estar tonteando con la guitarra, lo supone que yo no duerma por mucho tiempo”, confiesa Escrivá, quien asegura que la inspiración es la parte que menos mérito tienen en cuanto a trabajo y oficio: “Lo que tiene valor es conseguir que las letras salgan del alma, ahí está el verdadero trabajo”. Un trabajo melódico que se traduce en 17 temas que hablan del amor, la nostalgia y el calor de un bar (o varios), que es el lugar donde muchas veces nacen y mueren las canciones y bandas de rock.

El tema Complicado sirve como adelanto para Royal y como antesala a lo que es el espíritu en clave de bar: “Después de Cantina era necesario equilibrar la balanza y buscar un tono más elegante”, este tema nace a su vez de una composición de José Escrivá, padre de los hermanos y bajo, voz y arreglista de los Top-Son. El tema reflexiona sobre la intermitencia, el trayecto de las vidas y todo ello junto a la nostalgia del amor y con una melodía que iría perfectamente acompañada con una buena copa de Coñac. 

Los chicos de Santero buscan la inspiración en la escena musical que se genera en los años 50, partiendo de esa base construyen sus melodías y un relato único que bien busca diferenciarse y darle un toque valenciano al asunto: “Pretendemos estirar lo que en un día se generó con la música de los 50 y hacerlo único”, aclara Escrivá quien recuerda las palabras del gran Sabina: “Donde no llega la técnica llega la personalidad”. 

A través de esa personalidad se genera el esbozo melódico que más adelante se convertirá en canción, y que esta a su vez contará una historia. En este caso concreto una historia de amor, añoranza y necesidad del calor humano que se puede generar mismamente en un bar en el Royal Cantina y que devuelve el cariño y calor a aquellos que se paran a escucharlo atentamente.