IBI. Ubicado en el Carrascar de la Font Roja, se cuenta popularmente que su nombre procede del apodo del dueño por su profesión o la de sus antepasados. El Pou del Barber, conocido también como la Cava Blanca y la Cava de Santa María, por el nombre de la finca donde se encuentra, acaba de ser rehabilitado. El Ayuntamiento de Ibi -término municipal al que pertenece el antiguo nevero- ha restaurado la infraestructura, ubicada en las laderas del Menejador a 1.030 metros de altura.
En 2018, el Ayuntamiento de Ibi solicitó el proyecto de restauración a GIRA -Grupo de Investigación en Restauración Arquitectónica- y desde noviembre de 2019 la empresa ARKO 10 es la encargada de desarrollar las obras. Las labores se han realizado con una inversión total de 126.084,84 euros, con apoyo de las ayudas dirigidas a Entidades Locales de la Comunitat Valenciana, dentro del programa de 'Inversión en adecuación y mejora de los recursos y servicios turísticos'. La particularidad del Pou del Barber, como explica el arquitecto responsable en la dirección de obra, Víctor Romero, es que está tapada por una cúpula, de nueve metros de diámetro, sin tejas.
"No hay restos ni de teja ni de material de agarre. Nos encontramos con un pozo de nieve muy deteriorado. No se habían realizado labores de mantenimiento previas, solamente el tapado de los huecos, con maderas, para evitar caídas", detalla. "La cúpula, del paso del tiempo, de la erosión, estaba pesando más, y del empuje, se habían agrietado los muros de contención, con riesgo de colapso", prosigue. Esto es, las típicas grietas de gajos de naranja ocasionados por el empuje que esta transmite a los muros. "Procedimos a la consolidación a través de unas bandas alrededor del muro circular, una especie de cinturones. Unos hierros y el mortero estructural que actúan como un pegamento. La cúpula queda desnuda, como al principio".
En este sentido ha sido determinante la intervención de la arqueóloga Ruth Falcó Martí y su equipo para que la reconstrucción fuera fiel a sus orígenes. Un espacio que todavía ahonda nueve metros hacia el interior -la altura aproximada de tres pisos-, lo que permitía que la nieve se acumulara, almacenándose en el nevero, para posteriormente llevarla a la población. Además de estas labores, y de la eliminación de tierra, también se incluyen los trabajos de un cierre en la ventana y una nueva puerta, y la consolidación de los edificios anexos, que consisten en una pequeña casa para los trabajadores y el pesebre de las mulas.
Con los paneles explicativos que habrá en el nevero, además de la plataforma de un metro cincuenta de anchura que se ha proyectado, se conseguirá musealizar el conjunto para los visitantes. "Hemos encontrado también unos restos de piedra correspondientes a la escalera que subía hasta la cúpula, con forma de campana, que, insistimos, no tenía tejas para protegerla de la intemperie, sino una hilera de piedras. El mortero hidrófugo e impermeabilizante permite que no filtre el agua cuando llueva y no haya los problemas de humedad que existían", avanza el arquitecto.
Un lugar emblemático que se suma a la popular ruta de neveros de la zona y a la que se accede por la carretera de Banyeres, la CV-801, cruzando el barranco de los Molinos y por una pista de tierra se llega al Pou, situado junto a les Penyes del Racó Vell, al sur del Mas de Pardinetes y dentro de la finca Santa María.