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'Regreso al futuro': cómo coló una trama con incesto en plenos 80

El documental 'Back in time' recordaba lo revolucionaria que fue, aunque cueste creerlo, 'Regreso al futuro' en los 80. Una película donde el principal equívoco de la trama era que, en un viaje al pasado, un joven acababa ligando con su madre sin querer. Cuando la llevaron a Disney para ver si estaba interesada, les dijeron que estaban locos, que era “incesto”. Pero cuando se estrenó, nadie reparó demasiado en el detalle

8/06/2024 - 

VALÈNCIA. Cuanto más viejo eres más recurrentes son las conversaciones sobre el pasado y lo bonito que era todo, la música, las películas, etc… No como ahora, que todo es una porquería. Esto es así y se lo he visto hacer a los mayores cuando yo era pequeño, luego lo he hecho yo y ahora veo que lo hacen los que vienen detrás. Lo que sí es cierto es que como miembro tardío de la Generación X, estas cosas de viejo, yo ya las hacía en el instituto. En los 90, recuerdo hablar de Willow, Conan, Excalibur y todas estas con actitud de jubilado, diciendo eso sí que era bueno, no lo de ahora. Pero es que tenía 16 años. 

Sea como fuere, ahora con cuarenta y tantos, veo que mis amigos y yo seguimos igual. Esto solo puede probar que las películas de los ochenta eran muy buenas o que nosotros somos muy tontos, aunque no se excluyen las dos hipótesis, pueden darse las dos a la vez. El caso es que en la última conversación tipo Cine de barrio recordamos el argumento de Regreso al futuro. 

Posiblemente, nunca le di muchas vueltas. Pero como explican en el documental Back in time, de 2015, sobre el fenómeno de la saga y sus tronados fans estadounidenses, era una idea de riesgo. Por si alguien no la ha visto, un chaval se encontraba con el problema de que su padre era un pringado, pero en un viaje en el tiempo al pasado se encontraba ante la contingencia de hacer que se volvieran a liar su padre y su madre porque si no sucedía, como es obvio, él desaparecería. 

De hecho, eso es lo que le iba pasando, que iba desapareciendo por partes. El problema, donde estaba toda la tensión, es que al intentar mediar como alcahuete entre su padre y su madre, resulta que, como su padre era un pringado, de quien se enamoraba su madre era de él. Hasta el extremo de que llegaban a besarse en un coche. 

Era un truco, como comedia, como enredo, como gag basado en el equívoco, muy bueno. Pero la película estaba destinada al público infantil-juvenil y, sin embargo, no recuerdo ninguna conmoción moral ni nada semejante. Solo recuerdo que el argumento me daba dentera, cosilla que diríamos entonces, sin mayor problemática. 

Aunque en el documental apuntan a otra parte de la trama, la relación de Marty McFly, el protagonista, con Doc, el científico que había inventado la máquina para viajar en el tiempo en un coche, dicen que hoy se interpretaría como pederastia. Y ahí sí que me debí perder algo porque nunca pensé semejante cosa. 

Fuera de ese escándalo, también es revelador que se hiciera una película con ese argumento. En los 80 había mucho revival, tanto musical como cinematográfico, de los años 50 y primera mitad de los 60, antes de los hippies. Una época en la que la ciencia ficción estaba desatada, tanto en cómics que hemos comentado aquí mil veces, como en las pantallas. Ocurrió lo mismo con el cine de terror y, posiblemente, vivimos sin saberlo una época dorada. Aunque ahora que está todo de moda a la vez en todas las ramas de todas las artes, encima con absolutamente todo a disposición con solo un click, es difícil saber en qué clase de época nos encontramos. 

En Regreso al futuro tomaron las disparatadas ideas de ciencia ficción que llenaban  las viñetas, pero le añadieron humor. No es algo que no se hiciera antes, pero la comedia era moralizante dentro de la trama, aquí formaba parte del espectáculo. Y si lo piensas, no podía ser más atrevida y plantear algo más chungo. Vas al pasado y tu madre se enamora de ti ¿qué haces?

A los autores les costó mucho que se aprobara su idea. Aunque fuesen los años de ese revival, como testimoniaría dos años después, por ejemplo, El chip prodigioso, los estudios no querían ni ver una historia de viajes en el tiempo. Lo consideraban algo pasado de moda por completo. Todos los recomendaron que la llevaran a Disney, pero ahí el directivo con el que hablaron les preguntó si estaban locos “¿Cómo va a hacer Disney una película cuya trama se basa en el incesto?”

Al final fue una carambola de derechos de autor la que llevó el proyecto a Universal, aunque ya contaba con la bendición de Steven Spielberg, que en cuanto leyó el guión se enamoró de la película. Lo que demuestra el elemento accidental que domina la industria de la “creatividad”, siempre a remolque de situaciones que poco tienen que ver con la creatividad. 

Es interesante en el documental también cómo analizan el fenómeno que desató la película, con miles de fans que siguen obsesionados con ella, por el DeLorean. Fue un modelo de coche que fracasó y desapareció del mapa, como se explicó en su documental, lo que le dio cierto encanto nostálgico. La película nunca perdió encanto porque estaba ese coche icónico en ella. En el documental se explica que el tuneo del coche lo hicieron Andrew Probert y Ron Cobb, con un largo historial en las películas de ciencia ficción y fantasía de la época, pero coordinados por Michael Scheffe, el que hizo a Kitt para El coche fantástico. 

Podría ser que este fuera el secreto de su éxito, pero difícilmente un coche puede superar a una trama que era puro Sigmund Freud. Y entre risas, sin necesidad de ponerse dramático y teatrero como Jim Morrison, la película de Michael J. Fox le metía un buen meneo a esa teoría, pero deleitando. Quizá sea verdad que fue una época dorada.

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