MADRID. Los esfuerzos de Europa por reducir su dependencia energética de Rusia están arrojando luz sobre la cantidad de energía que malgastamos y el potencial para mejorar la eficiencia energética. La semana que Rusia invadió Ucrania, los científicos reunidos en el Panel de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas publicaron un informe de más de 3000 páginas sobre los impactos del cambio climático. Acabar con nuestra adicción por los combustibles fósiles es ahora más importante que nunca.
La invasión rusa de Ucrania subraya la importancia de reducir las importaciones europeas de energía. Por ejemplo, Europa podría ahorrarse el 14% de la demanda de energía para calefacción doméstica si se aislasen mejor los tejados. Este tipo de medidas podrían reducir la factura de 60.000 millones de euros que le pagamos a Rusia por las importaciones de energía de 2020. La Declaración de Versalles suscrita por los Jefes de Estado de la Unión Europea respalda el objetivo de que la UE deje de depender de los combustibles fósiles rusos (sobre todo del gas) mucho antes de 2030.
Además de proporcionar ayuda inmediata a Ucrania, la invasión rusa exige un cambio de paradigma en muchos aspectos de la sociedad europea. Por ejemplo, han pasado ocho años desde la anexión rusa de Crimea, a la que la UE respondió con una Estrategia de Seguridad Energética que también se proponía mejorar la eficiencia energética. Sin embargo, en ese tiempo, la dependencia europea de la energía rusa no ha hecho sino aumentar. Por lo tanto, es necesario abordar la situación de otra forma. Los shocks de oferta pierden parte de su impacto cuando la demanda se reduce.
Nuestro Gráfico de la Semana pone de manifiesto la importancia de contar con medidas más precisas del objetivo que se quiere alcanzar. Ahora mismo, los institutos de estadística y las políticas energéticas se centran en la energía final, es decir, la energía que llega al punto de suministro. Por su parte, las personas y las empresas valoran los servicios que proporciona la energía: hogares cálidos y bien iluminados, comida caliente, transporte rápido y fabricación. Sin embargo, se malgastan enormes cantidades de energía calentando edificios vacíos y se estima que el 75% de la energía que proporciona el combustible de los automóviles se pierde en forma de calor y de fricción en comparación con la energía que se requiere para transportar a una persona.
Nuestro gráfico incorpora el análisis de la Universidad de Oxford, según el cual los modelos deberían reflejar la energía útil para las personas y las empresas. Este podría ser un buen punto de partida para abordar la eficiencia energética con un nuevo enfoque, pero hacen falta otras ideas, como la recomendación de DWS de que Europa adopte las prácticas de algunas empresas de suministros que están firmando contratos con compañías que pagan a los clientes para que se instalen dispositivos para ahorrar energía. Europa debería invertir en eficiencia energética en vez de importar energía.
Las estadísticas sobre energía deberían medir la calefacción, la luz y los servicios de transporte que valoran los ciudadanos y las empresas y no simplemente la energía total que proporcionan diferentes combustibles. Quizás ahora estas y otras ideas acaben viéndose reflejadas en las políticas públicas. Por eso creemos que los inversores no deberían perder de vista a las empresas capaces de ofrecer soluciones para mejorar la eficiencia energética.
Equipo de Análisis de DWS