VALÈNCIA. Cualquier fan de Ariana Grande, Paul McCartney, Lady Gaga o Britney Spears podrá haber visto por algún lado el trabajo del valenciano Rafa Zabala. Y para aquellos lectores que se presten más al mundo del cine podrán haber disfrutado de su modelado y su dominio de las herramientas digitales a través de personajes malvados como Luca, gorila comandante en El planeta de los simios, o del terrible Azog, de El señor de los anillos. Estos proyectos destacan entre los cientos en los que el valenciano ha podido participar a lo largo de estos últimos casi veinte años, en los que ha estado dedicándose al mundo de los efectos especiales, la animación por VFX, y el uso del 3D. Pese a que ahora se encuentra trabajando que no se pueden desvelar (aunque da la pista de que se trata de algo de zombies y para Netflix…) Zabala relata a Culturplaza las claves de su carrera profesional.
La trayectoria de Zabala es tan impactante como peculiar. Cuando comenzó a interesarse por el mundo del dibujo y el arte en València vio que de ello quería vivir el resto de su vida, fue entonces cuando decidió emigrar a Inglaterra para cambiar de aires y reubicar su vida a aquello para lo que había nacido: “Siempre estaba dibujando, y en lo mío. Pero era un poco como esas personas que nacen para algo y para nada mas”, allí descubrió que podía vivir del arte y decidió volcarse de pleno en el mundo de la escultura, comenzó trabajando como ayudante de un escultor y pronto se vieron encomendados en proyectos de gran magnitud, como la realización de la escultura memorial al capitán Scott en Cardiff, que fue inaugurada por la misma princesa Ana de Inglaterra.
Tras trabajar por en Australia, Portugal e Inglaterra volvió a València, para montar su taller e ir desarrollando su carrera como artista: “Me monté mi taller en el corazón de la Sierra Calderona, luego me pillé una nave pequeña cerca de una carretera y ahí trabajaba en proyectos de gran magnitud”. Entre esos proyectos estaba el montaje de escenografías, que sorprendía habitualmente a los conductores que transitaban por las vías. Uno de esos conductores era Michael, un artista inglés que le haría introducirse de lleno en el mundo del cine: “Se acercó y me preguntó que estaba haciendo, al ver que le contestaba en inglés en un lugar tan perdido me propuso introducirme en el mundo gráfico de cara al entretenimiento en general: televisión, publicidad, videojuegos, películas…”. En lo que parece una historia de película Zabala terminó descubriendo, de forma fortuita, a este contacto clave para el resto de su carrera.
Zabala descubre gracias a Michael el programa Zbrush, para crear personajes en 3D y hacer modelado digital: “Fue un flechazo absoluto, me quedé totalmente enganchadp, era como una droga para mi”, explica el animador. Tras eso empieza a conformar su portfolio en el que combina tanto sus obras escultóricas tradicionales como los trabajos que empieza a hacer con Zbrush: “Yo no soy una persona muy técnica, me considero más bien una persona artística. Al final mi percepción de las cosas dentro del mundo escultórico combinaba muy bien con lo que yo quería plasmar a través de la pantalla”, comenta el artista, “también es clave ser una persona inconformista, no me gusta demasiado acomodarme, prefiero el desafío… quedarme en una sola cosa nunca ha sido lo mío”. Entre esa mentalidad la clave para avanzar es comprender los altibajos y salir de la zona de confort, que lejos de la casualidad de conocer a Michael es lo que le ha hecho participar en los proyectos en los que ha estado: “Siempre que haces algo nuevo creces y a prendes, una vez te metes en un proyecto la clave es hacerlo lo mejor de puedas, porque de ahí va a salir tu currículo, que tiene que ser como un pasaporte perfecto”.
El motor del trabajo del animador valenciano es la admiración, y la curiosidad que le mueve a plantearse siempre nuevos retos. Esta surge a su vez de consumir contenido digital, en que se planteaba el “cómo” y “por qué” tras la pantalla: “Recuerdo ver Avatar y quedarme totalmente pasmado, necesitaba saber quienes eran las personas que hacen eso. Por aquel entonces casi ni se le ponía nombre a todo ello, simplemente era admiración absoluta”. El enganche a ZBrush le llevó a acabar en una conferencia en A Coruña, en la que gracias a mostrar su currículum apareció el que a Zabala le gusta llamar “su segundo ángel” después de Michael, su amigo Jordi, quien le llevó a trabajar a Londres en una empresa especializada en 3D.
Allí poco a poco fue aprendiendo esa “técnica” que le faltaba, y cuando estuvo preparado Jordi fue quien le consiguió un viaje a Nueva Zelanda para empezar a trabajar en El planeta de los simios y El Hobbit. También estuvo trabajando en la oficina de George Lucas (Lucas Film), donde trabajó en Aquaman y Bumblebee: “De repente te ves trabajando en todo eso que te preguntabas. Yo a través de la pregunta del “¿quién hace esto? llegué a darme la respuesta a mi mismo. Todo esto comenzó a partir de mis 30 años, por lo que muchas veces cuando me dicen que es demasiado tarde para algo explico que la edad no es algo que me haya parado, nunca”, explica orgulloso. Esta curiosidad le llevó también a generar personajes interactivos, como en el caso del videojuego de Avatar (Avatar: Frontiers of Pandora), donde pudo hacer más de veinte personajes para Ubisoft.
Tras haber trabajado ya en el mundo de cine y los videojuegos a Zabala le faltaba el universo del espectáculo. Empezó a trabajar con una empresa de Los Ángeles en esas representaciones holográficas que acompañan a los artistas: “Este trabajo surge en realidad gracias a los avances tecnológicos, ahora ir a un concierto es un espectáculo increíble. De estos proyectos me llamaron, y cada vez empezaron a trabajar con artistas más y más grandes… jamás me imaginaba trabajando para Paul McCartney [ríe], en el caso de Lady Gaga fue un trabajo de proyecciones, y en el de Britney algo más simbólico, para anunciar su residencia musical en Las Vegas. Para Ariana Grande trabajamos en algo para los premios MTV, una diosa flotante sobre el escenario”.
En estos trabajos el simbolismo es lo que da respuesta a las necesidades de los fans, que contemplan a los artistas sobre el escenario. Para Britney Raza optó por su icónica serpiente amarilla, que la “definía y representaba” a la perfección. En el caso de Ariana Grande, tras el lanzamiento de su tema God is a woman nada mejor que una enorme mujer con apariencia mística y divina para representarla: “Al final se trata de un trabajo creativo y técnico”, comenta Zabala, “lo importante es que la puesta en escena se comprenda a la primera y que la tecnología haga que el concierto se convierta en un auténtico espectáculo”. Esta puesta en escena nunca hubiera sido posible sin los “dos ángeles” (a los que el animador menciona constantemente) y sin ese golpe de curiosidad que llevó al valenciano a viajar por todo el mundo persiguiendo aquello que le fascinaba, y a lo que pudo ponerle nombre y dar respuesta gracias a su ambición en el trabajo.
-¿Quieres contarme una última curiosidad?
-Terminé dando clases para los escultores de Lladró, así en hilo un poco con València. Di un curso intensivo sobre nuevas tecnologías, para que lo aplicaran a las piezas cerámicas. Yo empecé sabiendo todo lo contrario, mucho sobre esculturas y poco sobre tecnología, cuando me lancé al mundo prácticamente no había “escuela”.
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Javier Salvador ya ha trabajado en Pocoyó, El asombroso mundo de Gumball, Un monstruo viene a verme y Juego de Tronos