VALÈNCIA. El 40º Congreso Federal del PSOE cerraba este domingo por la tarde sus puertas después tres intensos días caracterizados por la unidad orgánica en torno a Pedro Sánchez, los acuerdos -y también desacuerdos- en los contenidos de la ponencia definitiva y la reivindicación del orgullo socialista -con participaciones 'estrella' como la de Rodríguez Zapatero y Felipe González-.
Al margen de estos hitos ya detallados a lo largo del fin de semana, la resaca del cónclave también deja interpretaciones y consecuencias a corto plazo en la federación valenciana, que se enfrenta a su congreso nacional el mes que viene en Benidorm y, posteriormente, a los cónclaves provinciales que apuntan a ser movidos.
Así, como suele ocurrir en este tipo de procesos, suele haber dirigentes o familias políticas que salen reforzadas y otras debilitadas. En el caso de los socialistas valencianos, el panorama ha cambiado notablemente desde el anterior congreso federal, en el que Pedro Sánchez se impuso a Susana Díaz de forma aplastante. En aquel proceso, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y sus afines se posicionaron con la andaluza, mientras la corriente liderada por José Luis Ábalos fue la punta de lanza de Sánchez en la Comunitat Valenciana. La victoria de este último sirvió para que el primero fuera designado secretario de Organización del PSOE -después se convertiría también en ministro de Transportes- y, con ello, pudiera situar a varios de sus afines en puestos orgánicos e institucionales.
Sin embargo, la situación dio un abrupto giro el pasado mes de julio, cuando Sánchez acometió una crisis del Gobierno que terminó con el relevo de Ábalos de su cartera ministerial y también de la Secretaría de Organización del PSOE. El congreso concluido este domingo ha terminado de confirmar el cierre de la etapa de sintonía entre Pedro Sánchez y el dirigente valenciano, quien, no obstante, fue incluido en el Comité Federal del PSOE.
Un órgano en el que recayeron los miembros salientes de la Ejecutiva y sobre el que algunas mentes maliciosas apuntaban un detalle: la número uno de la lista para el Comité Federal fue la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo y la dos, Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo. A partir de ahí, el resto de la lista -con un total de 107 miembros- se desarrolló en orden alfabético pero comenzando por la letra 'F', por lo que la número tres es la diputada María Luisa Faneca y el número cuatro es el alcalde de Mislata, Carlos Férnandez Bielsa. Si se hubiera comenzado por la letra 'A', el número tres de la lista habría sido precisamente José Luis Ábalos que, en cambio, no aparece hasta el puesto 83.
Más allá de la anécdota, el cambio de tornas respecto a lo ocurrido en 2017 es evidente. El exministro tuvo un papel discreto en el cónclave y tampoco sus afines o aliados recibieron ningún puesto en la Ejecutiva ni tampoco un espacio destacado en el propio congreso. Una situación que contribuye a la incertidumbre de los dirigentes cercanos a Ábalos que ostentan puestos importantes en instituciones estatales, como la delegada del Gobierno, Gloria Calero, y orgánicos, como la secretaria provincial del PSPV de Valencia, Mercedes Caballero, que deberá luchar por repetir en el cargo.
En la otra orilla, el jefe del Consell y líder del PSPV, Ximo Puig, fue designado presidente de la Mesa del Congreso y fue consultado por el propio Pedro Sánchez a la hora de aportar nombres valencianos para la Ejecutiva Federal, tras las conversaciones previas mantenidas por el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y su homólogo valenciano, José Muñoz. Por si fuera poco, Puig culminó el congreso con un almuerzo en el que participaron diez ministros y en el que le acompañaron algunos de sus afines como la vicealcaldesa de Valencia, Sandra Gómez, y el conseller de Obras Públicas, Arcadi España.
Precisamente España es uno de los dirigentes afines a Puig que difícilmente olvidará esta semana. Incluido en la Ejecutiva federal al frente del área de Transportes, también se ha convertido en uno de los hombres clave del Consell de cara a las próximas inversiones después de que el Gobierno haya concedido 300 millones de euros a su cartera para obras en las que dispondrá de capacidad de maniobra. Un hecho más que relevante para el Gobierno valenciano, que podrá decidir sobre los proyectos que debe impulsar con lo que puede dinamizar la economía y afrontar proyectos de infraestructuras sin tener que esperar a que ejecute el Estado.
También reforzada del cónclave sale la ministra de Ciencia, la gandiense Diana Morant, próxima a Puig, que entra en la Ejecutiva, al igual que la alcoyana Patricia Blanquer, quien estará al frente de Industria. Otra dirigente que recibió un espaldarazo fue la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, señalada por el propio Pedro Sánchez para incorporarse en la cúpula del partido.
En la otra orilla, ha perdido fuelle el exalcalde de Elche Alejandro Soler, quien sale de la Ejecutiva (era secretario adjunto de Política Municipal) para recalara en el Comité Federal. El dirigente ilicitano está moviéndose con ahínco para convertirse en el próximo líder provincial del PSPV, si bien desde el entorno de Puig se buscan otras opciones, especialmente tras la tensión acaecida en las listas de delegados al congreso. No obstante, las espadas están en todo lo alto y ese proceso podría ser reñido.
Entre los poco favorecidos del cónclave se encuentra la corriente interna Izquierda Socialista, que perdió su representación en la Ejecutiva, por lo que el valenciano Andrés Perelló, hasta ahora secretario de Justicia y Nuevos Derechos, recae ahora en el Comité Federal.