ALICANTE. A nadie puede sorprenderle a estas alturas la 'demora' en la elección de un nuevo entrenador por parte del Elche: si a la habitual cadencia baja que le imprime Christian Bragarnik a todas las negociaciones le sumamos que la competición está parada por el Mundial de Catar, con los jugadores de vacaciones, y la más que delicada situación clasificatoria del equipo...
Junto a la remuneración, es evidente que la duración del contrato es otro de los aspectos sobre los que pivota todo contacto con un candidato a hacerse cargo del banquillo franjiverde.
Fran Escribá firmó en febrero de 2021 por lo que restaba de curso, a secas, y tanto de lo mismo Francisco Rodríguez en noviembre de ese año. Huelga decir que el Elche no atravesaba su mejor momento tanto cuando el valenciano asumió el equipo como cuando el almeriense hizo lo propio, pero es que ahora mismo hay que ser muy creyente para confiar no ya en la permanencia en LaLiga Santander de los franjiverdes, incluso para creer que pelearán la misma. De ahí que todo técnico a cuya puerta llama el club franjiverde ponga sobre la mesa como aspiración el vincularse por más tiempo que lo que resta de curso, con independencia de que con él el equipo obre o no el milagro. Y sí, lo anterior en la planta noble del estadio Martínez Valero parece que no lo tienen igual de claro.
