vals para hormigas / OPINIÓN

Puro siglo XX

23/02/2022 - 

En esto del periodismo, hay veces que tienes que tratar de explicar lo que estás contando. Y otras veces, tienes que apartarte para que se explique solo. Por ejemplo, conviene que se rastreen las cuentas macroeconómicas de los países para saber por qué los tanques están en la frontera de Ucrania. Como en las películas de investigación política, casi siempre lo más indicado es seguir el rastro del dinero. Tráfico de armas, control del suministro de gas, qué sé yo. Tengo anotado que debo seguir informándome bien, con muchos periódicos a la vez. Y también volver a ver Lawrence de Arabia, que en el fondo aborda la misma cuestión, aunque no siempre lo parezca. Es el siglo XX, que sigue empeñado en no abandonarnos, como bien dice en Twitter mi amigo Juanjo Marcos. Pero en el caso de que se cuente alguna historia muy dura, por ejemplo, lo más adecuado es limitarse a transcribir. Dejar que sean los protagonistas los que hablen y meter la voz del narrador únicamente como nexo de cohesión. Como en las luchas internas del PP. Si Carlos Mazón da su apoyo directo el jueves pasado a Casado y ayer pide un congreso, basta con reproducir sus palabras. No hace falta explicar sus acciones. Tengo que reconocer que el arco argumental del conflicto popular está muy bien escrito. Basta leer de noche lo que ha ocurrido cada día para que los movimientos aparentemente aleatorios de cada uno de los protagonistas converjan en una secuencia lógica de los hechos. Puro David Simon, el creador de The Wire.

Los capítulos de esta teleserie en directo desde Génova son, además, autoconclusivos. Lo cual permite seguirla con mucha más facilidad. Personajes que entran y salen con coherencia, referencias a series anteriores como las protagonizadas por Hernández Mancha, Aznar o Álvarez de Toledo y un candidato, Feijóo, dispuesto a liderar la secuela. Y en el centro, es un decir, de la historia, tres o cuatro intérpretes principales, ya he citado un par, no hace falta que mencione también a García Egea y Díaz Ayuso, sobre cuyo eje orbitan todas las tramas y subtramas. Lo digo en serio, visto desde fuera está resultando todo muy fácil de leer, sin necesidad de acudir a ningún índice de capítulos o, peor, a ningún artículo de opinión, esos que solemos escribir los árboles que impedimos ver el bosque. El problema es el previsible final de la serie, con cierto partido que no cito porque se permite censurar a determinados medios de comunicación en auge irrefrenable. Parafraseando a Juanjo, puro siglo XX.

Atravesamos una pandemia, la política pasillea, asistimos a un crecimiento exponencial del ultranacionalismo y extendemos trincheras y baterías de armamento pesado en territorio europeo. Confiemos en que no haya ningún magnicidio en Dallas para ir separándonos de la sangrienta centuria que abandonamos hace apenas veinte años. En el periodismo solemos quejarnos de las redes sociales, pero en casos como este del PP, la inmediatez que impera en la actualidad es la que nos está dando la medida de las cosas. Tenemos nuevas tecnologías, nuevas herramientas, nuevos valores, una brecha generacional que nos facilita la transición hacia nuevos caminos. Kubrick no rodará una falsa llegada a la Luna, lo hará Nolan con un Marte de realidad virtual. No hace falta que sobre la alfombra de la realidad pintemos la mancha del XX cada día como el fantasma de Canterville de Oscar Wilde para que nos sigan teniendo miedo. Porque hasta el miedo debería ser diferente en el XXI.

@Faroimpostor

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