VALÈNCIA. Los partidos de la oposición han comenzado a diseñar sus estrategias frente al abanico de ofertas presentadas por el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, para pactar cuestiones de la agenda valenciana –como reforma de la financiación autonómica o inversiones–, además de otros asuntos como la renovación de los órganos estatutarios. Tanto el PSPV como Compromís ya avanzaron la semana pasada que se sentarían con el PP, aunque con condiciones y desdeñando de entrada cualquier posible acuerdo. La línea se mantiene y los socialistas han formulado una contraataque consistente en incluir en la negociación aquellos asuntos que generan discrepancias entre los populares y sus socios de Gobierno: Vox.
El jefe del Consell aprovechó el pleno monográfico celebrado el pasado miércoles en Les Corts sobre la amnistía y los pactos del PSOE con los independentistas para tirar de golpe de efecto y cambiar el paso en un debate en el que las posiciones de los grupos de la derecha y de la izquierda se encuentran muy alejadas. Así, dirigió una propuesta a los partidos de la oposición: coordinar acciones de todos los diputados de la Comunitat Valenciana tanto autonómicos como nacionales para condicionar el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE).
El guante que lanzó fue el de llegar a un entendimiento entre todas las fuerzas –incluyendo PSPV y Compromís– para exigir en las próximas cuentas un nuevo sistema de financiación autonómica; una distribución de inversiones en la Comunitat Valenciana acorde al peso poblacional; y un calendario creíble del pago de la deuda por el gasto derivado de la atención sanitaria a pacientes desplazados de otras comunidades y extranjeros (el conocido como Foga histórico).
El jefe del Consell pidió al resto de partidos que todos trabajen conjuntamente las enmiendas a los PGE en un frente común por los "asuntos fundamentales" de la Comunitat, entre los que también incluyó la recuperación del Derecho Civil Valenciano.
La oposición trata de no entrar al juego, pero la situación obliga a ello. No quieren que un plantón se interprete como una falta de diálogo, aunque realmente no existe la menor predisposición para llegar a acuerdos con la derecha. De manera que tanto el PSPV como Compromís se sentarán a hablar con el PP en una especie de disimulo de la realidad: que el entendimiento, en realidad, sólo puede ser aparente.
Las reuniones, en todo caso, se celebrarán este miércoles 29 de noviembre. Las liderará Mazón en primera persona, quien envió el pasado viernes una carta dirigida a su antecesor en el cargo, Ximo Puig; al portavoz de Compromís en Les Corts, Joan Baldoví; y a la síndica de Vox, Ana Vega. En ella les expuso un orden del día de la cita, consistente en la financiación autonómica, la Mesa del Agua, la ampliación del Puerto de Valencia, los Presupuestos Generales del Estado, la renovación de los órganos estatutarios, el derecho civil valenciano y el sector cerámico. El sábado, durante el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, incorporó la lucha contra la violencia de género a la oferta de pactos.
La primera respuesta la recibió ayer lunes de los socialistas. El propio Puig le mandó otra misiva para trasladarle, entre otras cosas, que como representantes del grupo socialista acudirán la portavoz, Rebeca Torró, y el portavoz adjunto Arcadi España. El exjefe del Consell no asistirá porque tiene previsto desplazarse a Madrid para la sesión que da inicia la nueva legislatura en el Congreso. Con ello evita un encuentro directo con Mazón, algo que ya hizo durante la ronda de contactos del presidente de la Generalitat para su investidura.
En el escrito, y desde lo que llama un "diálogo constructivo", Puig le ha propuesto ampliar los acuerdos a otros: "el negacionismo institucional de la violencia machista, la censura a la cultura y los ataques institucionales al valenciano, el funcionamiento de los servicios públicos y el Estado de Bienestar valenciano, la pérdida de calidad democrática en la Comunitat Valenciana y la urgencia de un pacto por la energía y la reindustralización". Es decir, aquellos que generan las discrepancias más evidentes entre el PP y Vox y entre el propio Gobierno autonómico y la oposición.
Dado que la línea roja es Vox para el PSPV y para Compromís, basarán su argumentario en ello. En la carta de respuesta a Mazón, Puig señala que los voxistas están "alentando y participando directamente en los ataques y el hostigamiento que las sedes socialistas están sufriendo desde hace tres semanas". "En sede parlamentaria se ha acusado el grupo socialista y a otros diputados de golpistas, y se han lanzado acusaciones gravísimas como llamarnos filoterroristas. También se nos ha puesto en el blanco de dianas, como en los tiempos totalitarios. Estos hechos erosionan la democracia. Le pediría que, como presidente de la Generalitat, no continuara dando cobertura práctica a unos hechos gravísimos que están socavando el respeto democrático. Me gustaría encontrar una actitud valiente frente a los hechos no sólo en la palabra, y que en ningún caso diera apoyo político –por acción o por omisión– a estos comportamientos", expresa Puig.