Ya hay lista del PSPV para la circunscripción de Alicante. Y con sello de Ximo Puig. Aunque ha recogido propuestas y las ha incluido, quizás no contente a todos. A los que aplauden la inclusión de independientes, a lo mejor esperaban perfiles de mayor proyección social; en clave interna, la candidatura tampoco entusiasma mucho más porque opta por la continuidad de algunos y el recambio de otros. Podríamos decir que el secretario general ha optado por una vía intermedia: recoger propuesta y darle un sello personal, pero sin fichajes de relumbrón. ¿Suficiente? Lo veremos el 28M.
Podríamos decir que Puig ha ido a satisfacer comarcas, sin tener otro referente transversal como el de Yaissel Sánchez, un rostro importante de UGT, defensora de las políticas del Botànic allí donde ha estado, y que le sirve para reforzar la apuesta feminista de la candidatura con tres mujeres en los tres primeros puestos. A partir de ahí, de esa apuesta, que no es poco, el jefe del Consell ha ido a incorporar a pequeños iconos que le sirvan (otra cosa es que lo consiga) para arrastrar votantes que opten por la marca Ximo, más que la del PSPV y Botànic. De esta traza es la incorporación de Mario Villar, en Benidorm; Rosario Navalón, en Elda, y David Bernardo López, en Orihuela. Villar es un referente para los empresarios del turismo; David Bernardo es asesor de la Cámara de Comercio de Orihuela, y Rosario Navalón, coordinadora de la sede de la UA en Elda, es un referente en cuestiones turísticas y de ordenación del territorio, reconocida en esos ámbitos. La cuestión es ver hasta dónde suman, más allá de la marca.
Y el resto de nombres supone mantener inercias comarcas. Sucede con José Chulvi en la Marina Alta; con Maite García, en la Marina Baixa; con Ramón Abad, en el Baix Vinalopó; Nuria Pina, en la Muntanya, y Marisa Navarro y José Díaz, en la ciudad de Alicante, con la que Puig parece compensar el criterio propio de Ana Barceló en la lista municipal de Alicante.
Y la confección de esta apuesta es buena si el PSPV logra la mayoría suficiente para componer un III Botànic. Pero si no es el caso, desde luego que no lo será. Veremos qué pasa si alguno de ellos tienen que formar parte de la oposición el 29M. Si hay un buen resultado, todo irá como la seda; como no sea así, vendrán los cuchillos.
Con este cartel, la gran incógnita que tiene Puig es saber con quién va a confrontar en la provincia de Alicante. Con los fichajes, con más o menos relumbrón, Puig busca ganar posiciones en el centro y asegurar parte del electoral de la izquierda. Y por lo primero, el PSPV tendrá enfrente al PP, que es su principal enemigo y con el que tendrá que rivalizar. ¿Qué pasaría si el PP confecciona una candidatura de alcaldes de grandes ciudades? Está claro que Puig huirá la confrontación, pero si el PP le lleva a ese camino -que le llevará-, algunos de esos fichajes pueden sentirse incómodos en el debate. Si la campaña se pone fea, serán otros los que tendrán que salir a defender a Puig, al partido y al Botànic.
Este es el principal handicap con el que se puede encontrar el actual jefe del Consell. El otro, el interno. ¿Esa lista entusiasma a sus cuadros? Esta es la gran cuestión. En el trasfondo -aunque no lo reconozcan en público-, no hay ese entusiasmo, quizás por el perfil de los independientes o porque no están los que otros quisieran que estuvieran. A los otros -incluso los que son fieles de Puig- estoy convencido de que les hubiera gustado que la lista se hubiera confeccionado de común acuerdo, o buscando sinergias compartidas, y que, de haber independientes, que garantizaran un caudal de votos más allá de sus círculos de influencia.
En público, pero poco reprochable. Puig ha hecho su lista y ha respetado los territorios, y sus propuestas. Se la juega él (que es un gran activo, que va más allá de la marca), aunque detrás está el partido. Y ya se sabe, en política, sin partido no hay paraíso. Primero hay que tener partido. Y después, todo lo demás.