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Problemas de comunicación y rumores desesperan a los inmigrantes ucranianos

Foto: LORENA SOPÊNA/EP
4/03/2022 - 

VALÈNCIA (EFE/Jordi Ferrer). La ausencia de información contrastada sobre la evolución de la invasión rusa de Ucrania, los problemas de comunicación y los rumores, unidos a los cortes de suministro eléctrico o de internet, acrecientan la desesperanza entre los inmigrantes ucranianos cuyos familiares siguen atrapados en el país.

El día a día de la guerra presenta realidades muy diversas en Ucrania, donde la invasión rusa avanza y se intensifica en el este del país, pero al otro lado del teléfono los inmigrantes comparten un mismo miedo, ansiedad e impotencia.

"Toda mi familia, mi hijo, padres, hermana, sobrinos... todos están en Ivano Frankivsk", explica a EFE Alina, una madre ucraniana que en los últimos días colabora con otros compatriotas residentes en València en la recogida de medicinas para su envío a Ucrania.

Esta ciudad se encuentra al este de Ucrania, a unos 270 kilómetros de la frontera eslovaca y a unos 200 de Polonia.

"No bombardean tanto como en Járkov o Kiev, pero mis familiares se tuvieron que esconder dos veces este miércoles por las alarmas antiaéreas. Los niños duermen vestidos por si hay que salir de casa corriendo. Mi madre me dice que no deja de oír helicópteros y hay muchísimo miedo", relata.

"Hay también mucho desconocimiento de lo que sucede. Da la impresión de que nosotros, desde España, sabemos lo mismo que ellos. Nos llegan noticias de los padres de una amiga, que viven en el norte, y que ya están bajo control ruso", explica Alina.

"Hasta ahora usábamos Viber (aplicación para teléfonos) pero ha dejado de escucharse bien, hay muchas interrupciones, y estamos usando Whatsapp o Facebook. Mi familia todavía tiene calefacción, internet y televisión, pero la calidad de la comunicación está empeorando".

Según Alina, otra de sus familiares que se encuentra en Odesa, al sur, en una zona donde la invasión rusa parece estar cobrando más intensidad, transmite más temor si cabe debido al recrudecimiento de los bombardeos en las últimas horas.

"La verdad es que no sé de ningún familiar o conocido que haya fallecido, pero nos llegan rumores sobre supuestas barbaridades cometidas por los rusos disparando a civiles; esas informaciones que no podemos comprobar llegan a todos nosotros, nos minan la moral y eso es lo peor", lamenta Alina, quien teme que el ejército ruso se quede sin comida o gasóleo y se enfrente de forma directa con la población civil.

Este testimonio es similar al de Lidya, una joven ucraniana que reside en Xirivella (Valencia) y que recientemente advertía sobre las extremas dificultades que afronta la población de la provincia de Ivankiv, al norte de Kiev, "expuestos a los disparos del ejército invasor ruso, sin gas, electricidad o internet y con víveres para cuatro o cinco días".

De la crudeza de la situación en Ucrania también da fe el párroco polaco Czeslaw Piela, que ejerce su labor en el barrio del Cabanyal de València, y que está en contacto con siete religiosos de su misma congregación que han abandonado la zona de Donetsk, en el este de Ucrania, y que siguen atendiendo a refugiados cerca de la frontera con Polonia.

Este cura, perteneciente a la Compañía de Cristo para los Emigrantes Polacos, forma parte de una suerte de cuerpo diplomático de la Iglesia polaca que vela por los expatriados de este país en todo el mundo.

En declaraciones a EFE, Czeslaw -o Wenceslao, como se le conoce en el barrio- explica que sus compañeros que siguen en Ucrania están coordinando una red de acogida en locales o pisos de particulares para quienes se encuentran de camino a la frontera o han huido de zonas atacadas.

"Casi todos los que se han quedado son polacos, pero hay algunos de origen polaco y nacidos en Ucrania -señala-. En colaboración con el consulado polaco en València estamos enviándoles fondos, porque en Polonia se puede comprar lo que necesiten y, por el momento, es la forma más efectiva y fiable".

Sin embargo, "nos alertan de que tengamos cuidado con falsas organizaciones que seguro que se van a aprovechar del conflicto", lamenta.

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