Foto: EDUARDO MANZANA/EPVALÈNCIA (EFE/CARLA ALIÑO). Asegurar la estabilidad y seguridad de las estructuras de los edificios y recuperar la habitabilidad o usabilidad de las viviendas, locales comerciales y equipamientos públicos son las prioridades en materia arquitectónica para devolver parte de la normalidad a las zonas asoladas por la Dana en Valencia.
Así lo han afirmado varios arquitectos consultados por EFE, un colectivo profesional que, como muchos otros, se ha volcado para ayudar ante esta tragedia, que ha arrasado parte de la provincia de Valencia, y se ha cobrado ya la vida de 211 personas y ha dejado miles de damnificados.
Más de 500 arquitectos voluntarios se han inscrito ya en la bolsa creada desde el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia (CTAV) para colaborar con los ayuntamientos de la zona y la Generalitat, y realizar una inspección gratuita de los edificios afectados de más de una decena de localidades.
El vicepresidente el CTAV, Málek Murad, ha explicado a EFE que aunque todavía s pronto para conocer el alcance global de los daños producidos en las edificaciones por la fuerza el agua, se calcula que entre 20.000 y 25.000 edificios pueden estar afectados solo en las poblaciones más golpeadas, y habría también entre 2.000 y 3.000 edificios catalogados como protegidos.
Estos profesionales está analizando en cada población, por un lado, los daños causados por la inundación a nivel estructural en las edificaciones, y por otro, los daños a nivel de habitabilidad de las residencias, locales y equipamientos públicos, como centros de salud o colegios.
Lo que más preocupa en estos momentos a los arquitectos es la estabilidad estructural de los inmuebles, ya que la fuerza del agua ha podido mover o derribar muros o cimientos de edificios, o estos han podido resultar dañados por el impacto de los vehículos arrastrados por el agua.
Además, la acumulación de agua en algunos espacios hasta niveles importantes ha podido provocar que el agua se haya filtrado a través del terreno, lo que puede producir asentamientos, por lo que se debe evaluar si estos movimientos de tierra tendrán trascendencia en la edificación, en cuanto a la estabilidad de la estructura, indica Murad.
Una vez aseguradas las estructuras, la atención se centra en la habitabilidad y usabilidad de los espacios, es decir, si se han mojado las paredes y los suelos o si hay daños en las instalaciones eléctricas, entre otras cuestiones.
En cuanto a los edificios protegidos, Luis Cortés, arquitecto experto en restauración y conservación del patrimonio, afirma que en principio no parece que haya grandes afecciones estructurales en el patrimonio de las localidades afectadas.
Lo que sí puede haber son daños en el interior de estos inmuebles que pueden afectar a las instalaciones, al circuito eléctrico o a elementos muebles, como esculturas o pavimentos, y destaca que en algunos casos, hay "azulejería del siglo XVIII muy valiosa".
Indica que los problemas pueden surgir cuando sequen las iglesias, los muros y el barro porque "pueden aparecer las sales en pavimentos, estucos, dorados o azulejería, pero para observar todo eso aún es pronto y se verá más adelante".
La prioridad en estos momentos, según Cortés, es intentar recuperar los edificios residenciales que tienen una gran afección para poder recuperar la vida normal de todos los afectados, y después de solucionar esos problemas, vendrá la cuestión de la afección al patrimonio.
Sobre la cuantía de los daños provocados por la Dana en los diferentes inmuebles, desde el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia señalan que es muy pronto para hablar de cifras globales, pues aún se están analizando las consecuencias de esta tragedia, pero avanza que serán cientos o miles de millones de euros.
Murad afirma que el daño será restablecido, pero advierte de que el alcance total de la afección por las inundaciones "va a ser difícil que se pueda determinar al cien por cien ahora", sino que se irá "viendo a lo largo del tiempo", aunque serán casos aislados.
