primer debate del curso político 

Primer envite en la Diputación: hay roces entre PSPV y Compromís; Mazón (PP) se vale por si solo

12/09/2019 - 

ALICANTE. Como la etapa de la Vuelta Ciclista a España, la de hoy (ayer miércoles), parecía una jornada tranquila en la Diputación de Alicante, pero se volvió una jornada trampa. La corporación provincial debía debatir una moción de Compromís para solicitar al Gobierno central, del PSOE, que convocara el Consejo Económico de Política Fiscal y Financiera con el fin de que se desbloquearan los fondos para las comunidades autónomas, entre ellas, la valenciana. Y además, abordar la cuestión de las ayudas nominativas que sigue disfrutando (de manera silenciosa) el municipio de Busot, cuyo alcalde, Alejandro Morant, es, también, el diputado de Carreteras. Lo primero era un marrón para los socialistas; lo segundo, se le podía enredar al presidente de la Diputación, Carlos Mazón, máxime cuando su socio, Ciudadanos, se había posicionado en esta cuestión con Compromís, azote del PP -y en parte del PSPV- en la política de subvenciones nominativas que hasta hace años campan a sus anchas en la Diputación de Alicante, como herencia del bipartidismo, -y en otras corporaciones de este tipo- sin que nadie pusiera concierto y control a la solicitud de dinero a la carta, casi siempre mediatizada por el color político del presidente de turno.

Pues bueno, lo que pudo ser una jornada de consensos, dejó dos conclusiones: la relación entre los dos socios del Botànic en el seno del Palacio Provincial de Alicante no se presagia muy airosa, a tenor de las votaciones, y algún reproche, y que el presidente de la Diputación no necesita, como antaño, buenos escuderos para defenderse y salir inmaculado de los rasguños que les embosca, sobre todo, el concejal de Xaló, Gerard Fullana. Le apretó Compromís con las nominativas, y el PSPV, con las transferencias impropias, y en ambas embestidas, salió airoso y casi victorioso, dando muestras de que aún conserva parte de ese desparpajo y agilidad dialéctica que se le conoció en otra etapa de su singladura política, abortada temporalmente por su paso por la Cámara de Comercio, donde tuvo que lidiar con cuestiones de mayor riesgo económico, pero de peor vértigo político (bueno, alguna polvareda indirecta si que levantó su entorno para regocijo del PP).

El primer debate fue la muestra de un botón de lo que puede ser la relación entre Compromís, ahora menguado a un representante, y el PSPV, mayoritario, con 14, pero con diferentes velocidades para alcanzar sus objetivos. El Compromís de Fullana sigue siendo irreverente, atrevido, antisistémico, locuaz, mordaz, sin pelos en la lengua en la casa del ortodoxo alicantinismo. Y con ese estilo había presentado el texto para reclamar más fondos a Madrid, con la sonrisa del PP en la bancada -que ahora en la oposición, también lo reclama, sin ataduras, para sacarle los colores al Botànic II- y un silencio sepulcral de Cs, cual convidado de piedra en una empresa que no parece ir con ellos. Fullana esperaba, cuando menos, la enmienda del PSPV para unir esfuerzos y sacar el texto reivindicativo con consenso. Pero los socialistas de Francés se descolgaron, con su voto en contra, con la excusa de que no se puede exigir la convocatoria del CPFF con un Gobierno en funciones. "De haber quitado el primer punto, lo hubiéramos apoyado", se había confabulado el portavoz socialista. Pero no. Fullana se acogió que era el mismo texto que se llevó a las Cortes Valencianas y, por no tanto, no había razón para rebajarlo de tono. Primer síntoma de los roces que se avecinan.

El segundo envite fueron dos ruegos: uno de Fullana, otro de la diputada socialista Eva Delgado. El de Compromís pidió más agilidad en las ayudas de los Servicios Sociales y una mejor transferencia del dinero hacia los ayuntamientos. Entonces, fue cuando Mazón tomó la palabra y defendió el papel de las diputaciones, frente, a su juicio, el criterio de subordinación que tiene la Generalitat de ellas. 

El líder de la institución provincial le recordó a Fullana que si hoy existe un hospital de Sant Joan y otro en Orihuela es gracias a la Diputación, algo que se construyó en la etapa de Fernández Valenzuela. También recordó los beneficios que tienen los municipios pequeños gracias la corporación provincial. Pero sobre todo, Mazón exhortó, sin ambages, a que Compromís diga si quiere que persistan o no las diputaciones, o si quieren que el dinero vaya directamente a los municipios a través de mancomunidades al estilo catalán, en su opinión, trasnochado. "Estoy a favor de las mancomunidades, de las diputaciones y de los gobiernos autonómicos si prestan bien sus servicios. Pero no estoy a favor de invitarme otro embudo más si se puede distribuir desde las diputaciones ", defendió. Y es más, Mazón acusó a Compromís de querer crear un órgano intermedio, "gobernado y politizado por ustedes", y le reiteró a su diputado qué aclare si quiere seguir con el modelo fracasado catalán, o si quiere o no las diputaciones. Pese a la reprimenda, Mazón aceptó la sugerencia. Pero se quedó a gusto con su diatriba.

Todo vino a colación de que Fullana se sacó un conejo de la chistera: un regalo, un diccionario (Vox) para el diputado de Carreteras, Alejadro Morant, por las faltas de ortografía que comete en sus exabruptos que rastrea por grupos de whatsapp y redes sociales de Palo Alto contra el representante de Compromís, que, según dijo el nacionalista, "interfiere en su trabajo de oposición". Fullana llegó a hablar de supuestas injurias.

 A Mazón no le hizo gracia la comparación y contraatacó alegando con otras nominativas que distribuye la Generalitat, de la que dijo que no minusvalora el debate, más allá de que le gusten más o menos, en función de sus destinatarios (en clara referencia al hermano de Ximo Puig). Pero lo que Mazón quiso taponar fue, cuando menos, la puesta en escena de Fullana, repetida con éxito en el anterior mandato, y que el presidente ve venir ya como solemne en cada cita mensual plenaria. Entonces, Fernando Sepulcre era el bufón. Un aviso, con buenas palabras, que en otras etapas sí que tenían que verbalizar, y algunos con vehemencia, los portavoces del PP, esta vez, meros espectadores. 

La diputada socialista Eva Delgado también pidió saber cómo estaba la cuestión de las transferencias impropias y la comisión mixta acordada con la Generalitat para el traspaso del Hogar Provincial, Doctor Esquerdo y otros menesteres sociosanitarios. Mazón también se defendió, con toda la buena voluntad y enumerando las gestiones desplegadas por su gabinete, pero, con rintintín,  reclamó que las preguntas se hicieran con antelación para que las respuestas fueran más trabajadas y por tanto, más sólidas. No escatimó frames de memoria para pregonar lo realizado. Pero en el fondo fue otro toque de atención al retraso de las iniciativas de la oposición, en este caso, del PSOE, presentadas sobre la bocina del pleno, a pesar de ocupar ahora 14 sillas. Al igual que con Fullana, fue Mazón quién salió al quite para que los actores de enfrente no abusen de la fórmula in voce que el presidente considera que hay que reservar para las respuestas monosílabas. En esta ocasión, tampoco necesitó escuderos: fue generoso en el esfuerzo expositivo. Pero vendrán otras batallas (dialécticas), de mayor calado, y veremos cómo reparte el desgaste.

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