VALÈNCIA. El Levante quiere hacerse fuerte en lo alto de la clasificación de la habitualmente esquizofrénica Segunda División. Los de Julián Calero necesitan vencer para mantener -o más bien, generar- una buena dinámica que les permita incrustarse, y hacerse sitio, en las plazas de 'playoff', de donde salieron tras el mal reinicio de la competición tras el parón por las inclemencias de la DANA. De esas posiciones ha vuelto ausentarse tras los encuentros disputados este sábado pero, en cualquier caso, ganar esta tarde al Burgos supondría regresar a ellas, hinchar el pecho de confianza y sacar músculo para buscar otro golpe sobre la mesa en Miranda del Ebro el próximo viernes. Un pulso a la promoción y al futuro a corto plazo. 

Porque la esperanza de triunfar en el encuentro reubicado ante el Tenerife -que sigue pendiente de asegurar del todo su fecha, de momento marcada para el 7 de enero- mantiene al equipo a tiro de ascenso directo. Y, con un partido menos en el casillero, conviene ir sumando. Por si las moscas. Máxime, cuando es en casa. Orriols quiere ver una buena versión de los suyos después del choque del miércoles, ante el Málaga, en que hubo que apelar a la locura. Caer derrotados o, directamente, no conseguir la victoria hoy sería un frenazo. No hay medias tintas. 

Calero reconoció que habrá de mover el avispero de sus onces inciales en algún momento. Y las lesiones se lo van permitiendo. Iborra no alcanza la cita y es la única baja del grupo. Las grandes dudas de la alineación de arranque se encuentran en el frente de ataque: Romero, ya máximo artillero, es el que ahora parece inamovible. Al menos, el cuerpo técnico quiere aprovechar el momento dulce del manchego, así que, sin intención de retocar el esquema, Morales y Brugui competirán, a priori, por una posición por primera vez en la temporada. La entrada del Comandante y el 'banquillazo' a un Brugui capital pero que no pasa por su mejor momento podría ser la novedad -siempre y cuando Morales esté listo para volver a saltar de inicio-.