VALÈNCIA. Nada preocupaba al Levante más que ganar un partido. Fuera contra quien fuera, donde fuera y como fuera. Aunque hubiese que marcar, parar un penalti, que entre el VAR y Figueroa Vázquez anulasen dos goles, y que Morales desatara la locura en el Ciutat de València con el tiempo cumplido. Hubo que padecer, pero llegó el trinfo a la que va de 28 y, además, ante un rival directo. El Mallorca entraba dentro de lo que Alessio Lisci catalogó en la semana previa como "un equipo de La Liga del Levante". Uno de esos clubes llamados a pelear por la permanencia con los granota a final de curso.

Triunfar ante los de Luis García Plaza permitió al Levante, primero, meterlos de lleno en el mejunge del descenso y, segundo, recortarles tres puntos. Aunque hoy todavía hay 9 de tierra de por medio con los baleares y la distancia, tras 19 jornadas sin ganar, es significativa. No tanto con la permanencia. Aunque el club de Orriols necesita una gran segunda vuelta para salvarse, los números de abajo en el campeonato español son bajos y los contrincantes directos han 'hecho el favor'. El domingo fue bueno en términos levantinistas: el Cádiz perdió ante Osasuna y peligra el puesto de Álvaro Cervera en el banco; el Alavés no pudo pasar en casa del empate a 0 ante el Athletic; el Getafe, que atravesaba una gran racha, sucumbió maniatado ante el Sevilla... Solo el Elche, que ganó en Cornellà, mantiene la distancia.