VALÈNCIA. Avanzar, volver a la pomada y olvidar. El Levante vuelve al ruedo gallego este viernes en A Malata con la 'tocata' copera en la mochila. El ridículo de los chicos de Julián Calero ante el Pontevedra en el torneo del KO hace obligatoria, más si cabe, la victoria de esta noche frente al Racing de Ferrol. El empate en casa de la pasada semana ya apremia. Si el equipo es capaz de retomar le buen ritmo previo al parón por la Dana y suma de seis en los dos choques aplazados, volvería a los puestos ascenso directo, aquellos de los que salió por culpa del temporal. No hay mayor motivación que esa.
El calendario del próximo mes, además, está despejado. Sin Copa del Rey yo hay motivos para rotar, como ya se hizo de manera masiva en Pasarón. Con el próximo encuentro ya fechado para el miércoles en improvisada fecha intersemanal -se juega el primero de los duelos reubicados ante el Málaga-, Calero apostará por sus mejores hombres. El preparador madrileño cocina un once de gala, el mejor que tiene. Se puede recitar de carrerilla. Kocho volverá a la medular tras cumplir en su habitual concentración con Georgia, Pampín regresará a la titularidad en el lateral, y Morales y Brugui reeditarán dupla de inicio. Carlos Álvarez, Pablo Martínez, Andrés García, Oriol Rey... los descansados de la Copa saltarán de inicio y Elgezabal será exprimido, previsiblemente, tras completar la cita del martes.
Todo, con un objetivo claro: vencer y convencer de que la Copa no interesaba en Orriols, algo que el respetable asumía... pero sin sopapos ni debacles. La derrota en A Malata no haría más que acrecentar ese dolor y, sobre todo, las dudas sobre un equipo que ya vivió su primer bache del curso y hubo de frenar en plena recuperación. Perder no desarmaría, en cualquier caso, el avance granota: los dos encuentros aplazados funcionan de colchón para, al menos, no salir de la pomada del play-off. Pero el rídiculo de la Copa y el mea culpa del entrenador ponen el explosivo en trasero blaugrana.