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se sigue confiando en la idea de paco lópez, pero urge que su adn cierre partidos

El Levante no reacciona: un mes sin soluciones desde el banquillo

  • EFE/Manuel Bruque

VALÈNCIA. El Levante se ha atascado. Esa es la sensación que se ha apoderado del mundo granota después de un mal mes de noviembre en Orriols. El plan inicial no sale -los cambios ya llegaron en el choque ante el Elche- y las soluciones, tampoco. No han funcionado las remiendas de Paco López en los últimos cuatro partidos de su equipo, tras el poker de empates que deja al Levante en descenso después de las diez primeras jornadas de Liga -nueve en clave granota-. 

El parón por fecha FIFA de octubre dejó a la plantilla con un mal sabor de boca, sobre todo después del partido para olvidar de San Mamés, y desde entonces la cosigna fue levantarse de los tropiezos con una misma idea reforzada desde que arrancó la temporada y el ADN reconocible de siempre del técnico de Silla. Desde entonces, uno tras otro: ahuyentos de catastrofismos antes de cada partido para, a la postre, terminar alimentando el debate en la hinchada del Ciutat. 

Ese debate no existe, al menos por ahora, en el seno del club. El vestuario confía, de momento, en Paco López y Paco López en el vestuario, pero es evidente que la positividad que el preparador exporta en sus comparecencias previas a los duelos y la tranquilidad posterior a los empates se traduce en conversaciones dirigidas a tocar teclas. Así lo aseguró tras firmar las tablas ante el Alavés y se confirmó al observar sobre el tapete al Levante el pasado sábado. Aunque, eso sí, el cuerpo técnico ya había movido muchas piezas en los partidos anteriores y también en el inicio de curso ante la falta de refuerzos que, más allá del caso de Malsa, no ha entendido como futbolistas de rendimiento inmediato.

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