ALICANTE. El Hércules cierra otra jornada más como líder del Grupo III de la Segunda División B, pero lo hace firmando un empate ante un Castellón que llegaba como colista al Rico Pérez. En las sucesivas líneas que completan éste artículo de opinión no voy a hablar de ultras infrahumanos. Váyanse bien lejos y no vuelvan, por el bien de las personas que decidimos ser civilizadas, y que no sentimos la necesidad de que nos emborronen la cara en una fotografía tomada en un estadio.
La falta de gol del equipo de Planagumà comienza a no ser una coincidencia puntual, o un hecho de mala suerte, que se sucede partido tras partido. El tercer empate del conjunto herculano llega ante un equipo que ya va por su segundo entrenador (y que tiene pinta de ir a por su tercer míster), y lo hace con un tanto logrado de penalti. Además, en términos globales, queda la sensación de que Falcón da demasiados puntos últimamente. El guardameta andaluz volvió a ser determinante para los alicantinos. El árbitro dejó también su influencia sobre el juego, con tres expulsiones, dos de ellas a Emaná y Juanjo Nieto. La del camerunés deja pocas dudas, pero la del lateral es bien diferente. El Hércules recurrirá, y hará bien.