modificados obras públicas / OPINIÓN

Placia tiembla

9/07/2019 - 

Despunta la idea, qué duda cabe, como si tratase de un desafío, volar junto al Rey Jaime, llevando a Torre Placia en sus brazos para depositarla suavemente en el lugar que sea su nueva ubicación. No soy arquitecto, pero golpean mis sienes cada vez más inquietas aquellas situaciones que puedan conducir a la búsqueda y descanso perpetuo de Torre Placia, facilitando la presencia de nuestros ancestros.

Por unos instantes intento convertirme en escudero del Rey Jaime, volando junto a él, para figurarme si la Torre defensiva de los Siglos XV y XVI, que iría asentada mayormente sobre talud en calicanto y mampostería, provenientes de canteras cercanas, se acomodará de nuevo, y enaltecerá aún más en el sitio elegido, su rígida belleza. Ya iremos viendo posteriormente si la sesuda Comisión y los adláteres elegidos para tal fin aciertan o yerran en sus cometidos.

En el itinere, hubo un momento que observé a mi señor D. Jaime meditabundo. Indagándole qué le ocurría, respondió que aquel no era trabajo sencillo, pues la Torre inicialmente se concibió como tantas otras, lo más pétrea posible y lógicamente inamovible, como torre defensiva que era... y la conservación integra de edificio no podía garantizarse nunca sin los rigores del tiempo, salvo milagro.

Debería recordarse la cantidad de sus hermanas que han ido cayendo derruidas por el paso del tiempo o la falta de atención de moradores o autoridades en cumplimiento de su misión, entre otras causas.

Espigándose sobre su montura, se volvió y me espetó, '¡Vamos raudo hacia Cantabria, y volvamos!, allá encontraremos a la prima hermana de Placia: la Torre del Portón o también llamada Torre de Linares, y observaremos su estado de conservación por la mano del hombre, lo cual nos proporcionará ideas para encontrarnos alerta y enfrentarnos para una óptima labor con arquitectos, transportistas, etcétera, y todo aquél conocedor y valedor de intereses mediterráneos'.

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