En julio de 2016 la empresa Panapop estrenaba su tienda on line de relojes de diseño y bajo coste. Sus fundadores – dos estudiantes de arquitectura y un fisioterapeuta- recuerdan que solo lograron una venta en todo el mes y, además, a un conocido. Hoy, un año después, ha sido una de las empresas seleccionadas en la última convocatoria del Programa Lanzadera tras convertirse en poco tiempo en un caso de éxito dentro de la estrategia empresarial conocida como ‘fast fashion’
ALICANTE. Las empresas suelen ser un espejo que refleja el estilo de vida de los lugares donde desarrollan su actividad. Vivimos inmersos en lo que algunos denominan ‘la sociedad de la prisa’ y algunos empresarios han sabido ver en esta característica del mundo actual una oportunidad de negocio. En ese contexto nació, ligada al mercado de la moda, la estrategia empresarial conocida como fast fashion, consistente en ofrecer colecciones de ropa que responde a las últimas tendencias pero a un precio asequible y con una renovación de prendas que va más allá de las dos temporadas anuales.
Aunque el fast fashion surgió en la industria de la ropa, con el tiempo se va extendiendo a otros segmentos del mundo de la moda como es el caso de los complementos. Los alicantinos Cristina Vidal y Miguel Doménech, - estudiantes de arquitectura-, junto a Jaime Hernández – fisioterapeuta de profesión-, vieron claro que ese modelo de negocio podía trasladarse a cualquier objeto sobre el que pueda recaer la influencia de la moda. Probar suerte con los relojes les pareció una buena idea que acabó convirtiéndose en 2016 en Panapop, empresa que comercializa on line relojes con diseños propios a unos precios que invitan a darse más de un capricho.
"Entendemos el reloj como un complemento de moda y no como una pieza de joyería. Y así ofrecemos la posibilidad de que la gente pueda permitirse tener más de uno", explica Cristina Vidal. La variedad de los diseños y su buen precio busca equipararlo en la práctica a otros accesorios como los pañuelos, las bufandas o los bolsos. "La rotación es, además, una de nuestras principales señas de identidad. Hasta la fecha hemos sacado a la venta más de 60 colecciones diferentes. La renovación de los diseños es mensual. Queremos que la gente, cuando entre en nuestra web, siempre vea algo diferente y mejor", explica Miguel Domenech.
Por su parte, Jaime Hernández relata que el éxito de la marca de gafas Northweek les sirvió inicialmente de inspiración y les llevó a preguntarse qué otro producto de moda podrían elegir para crear una línea de negocio similar. Su estancia durante un tiempo en Suiza - país tan vinculado a la industria relojera- les dio la idea de aventurarse a incorporar el reloj al mundo del fast fashion.
Panapop dio sus frutos antes de lo que ellos mismos esperaban. "Nuestro crecimiento ha sido muy rápido, sobre todo en los últimos seis meses. Partimos de una inversión inicial de 2.000 euros y desde el principio nos dimos cuenta de que la empresa era rentable. En seis meses la curva de ventas empezó a dispararse y ya no ha parado. Solo en el último trimestre hemos facturado 100.000 euros. Hemos contratado a dos personas y vamos a incorporar en breve a un tercer empleado", relata Cristina Vidal.
Con más de 31.000 seguidores en Facebook, han hecho de la interacción en redes sociales un valor que, según afirman, les ha permitido no sólo divulgar sus productos, sino trasladar su forma de ser y de pensar. "Lo que intentamos es, en primer lugar, compartir quiénes somos, y solo en segundo lugar mostrar qué es lo que hacemos. Nuestro carácter va ligado a nuestra empresa y, aunque somos cinco personas diferentes, todo lo que hacemos lleva lo mejor de cada uno de los cinco", afirma Vidal.
El pasado mes de febrero, a sugerencia de la Agencia Local de Desarrollo del Ayuntamiento de Alicante, asistieron a una reunión informativa sobre el Programa Lanzadera, la aceleradora de empresas promovida por el empresario valenciano Juan Roig. Uno de los técnicos les animó a solicitar su incorporación al programa tras entrevistarse con ellos y conocer tanto su modelo de negocio como los buenos resultados obtenidos en apenas unos meses. Finalmente, su empresa fue seleccionada y desde septiembre han trasladado su actividad a las instalaciones que Lanzadera tiene en el complejo Marina de Empresas de Valencia, donde permanecerán hasta la finalización del programa en mayo del 2018.
"Nuestra empresa funciona pero es cierto que carecemos de formación específica en el ámbito empresarial. Lanzadera nos va a dar la oportunidad de aprender un modelo de gestión que nos permita funcionar de una manera más efectiva. Ahora viene lo bueno. Más rotación y más variedad aún. A pesar de que nos ha ido bien, es el momento de pisar el acelerador", afirma Miguel Domenech.
Mientras se forman, su actividad empresarial prosigue, aseguran, con más fuerza y dedicación si cabe. "De septiembre a mayo, todo el tiempo que vamos a estar en Lanzadera, estimamos que llegaremos a facturar 600.000 euros, aunque nuestra meta es superar el millón de euros de aquí a septiembre de 2018. Esto no ha hecho más que empezar", concluye Cristina Vidal.