ALICANTE. La pandemia del coronavirus y las sucesivas restricciones aprobadas por las autoridades para ponerle coto siguen cobrándose víctimas en el sector hostelero, uno de los más castigados desde marzo de 2020. Y nadie está a salvo: si el pasado febrero se declaraba en concurso toda una institución como Grupo Riquelme, hace un mes quien ha solicitado el concurso, y además para ir directamente a liquidación, ha sido la empresa de la taberna El Burlaero, uno de los locales míticos de la calle San Francisco de Alicante.
El Burlaero sobrevivió a la primera ola, y funcionó con relativa normalidad durante el pasado verano, pese a que muchos de sus trabajadores se reincorporaron al trabajo en junio sin haber cobrado un solo mes del ERTE (por un supuesto error administrativo), según explicó en aquel momento su gerente. Sin embargo, las limitaciones de aforo a un local ya de por sí reducido y el segundo cierre, a principios de año, terminaron de rematar a la empresa.
Así, El Burlaero Hostelería 2017 SL, razón social de la empresa que explotaba el establecimiento (en realidad, dos: El Burlaero, en la esquina con la calle Ribera, y la tapería El Rebujito, en el local contiguo), se declaró en concurso de acreedores el pasado mes de abril y pidió la apertura de la fase de liquidación. Es decir, un 'concurso exprés' solicitado directamente para cerrar la empresa. Ni un banco, ni un proveedor figuran entre los acreedores, según la documentación consultada por este diario: tan solo la Agencia Tributaria, con quien mantenía el grueso de la deuda, y el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa), por las últimas nóminas impagadas.
El Burlaero y El Rebujito cerraron definitivamente el pasado mes de marzo, o mejor dicho, no volvieron a abrir tras el último cierre hostelero decretado por la Generalitat, que permitió reabrir (solo las terrazas) el 1 de marzo tras casi dos meses con el sector clausurado. Desde hace un mes, aproximadamente, los locales de estos dos históricos de la calle San Francisco los ocupa una nueva propuesta hostelera, la de Sagasta 11, que mantiene la división del local en dos ambientes, restaurante y barra.
Durante los años en los que funcionaron en la calle San Francisco, los locales del Grupo Rebujito ofrecían una de las mejores cocinas andaluzas de la ciudad, con una carta protagonizada por los pescados y mariscos, y una amplia variedad de tapas de inspiración granadina.