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Trece investigadores de la UV y la UPV montan una compañía para trasladar la tecnología

Optical Sens, la 'spin off' valenciana que combate el uso de drogas de sumisión química en eventos

5/02/2024 - 

VALÈNCIA. El uso de drogas de sumisión química se ha convertido en un problema para la sociedad en constante crecimiento. En 2019, al 14% de los delitos sexuales se vinculaban al uso de este tipo de sustancias. Un porcentaje que en 2021 se incrementaba al 31%. Datos que podrían ser tan solo la punta del iceberg y que en la Unión Europea ya ha suscitado preocupación e incluso es objeto de proyectos europeos. 

Con este problema de fondo, un grupo de investigadores del Instituto Interuniversitario de Investigación de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico (IDM) ha creado la compañía Optical Sens, con la que actualmente impulsan su proyecto principal: el desarrollo de quimiosensores para la detección de drogas de sumisión química en eventos públicos como discotecas o festivales. Una spin off interuniversitaria en la que participan un total de trece investigadores del centro, además de las universidades y una compañía de transferencia tecnológica.

Entre el equipo fundador destacan la Catedrática de Química Orgánica de la UV Margarita Parra, una de las cien mujeres más influyentes de España según la revista Forbes y el Catedrático de Química Inorgánica de la UPV Ramón Martínez Máñez, premio Rei Jaume I de Nuevas Tecnologías. El equipo de desarrollo de negocio, como modelo de colaboración público-privada, está en manos de la empresa experta en transferencia de tecnología TRL+. 

"En nuestras investigaciones abarcamos muchos campos, pero la que nos interesa en este momento y que estamos desarrollando es la de quimiosensores para la detección de drogas de sumisión química", explica Margarita Parra. "A raíz de plantearnos este tema y de ir investigando salen varias patentes, salen varios sensores, y surge la idea de crear una spin off". Entre las drogas que pueden detectar aparecen el GHB, éxtasis líquido, burundanga, ketamina, catinonas y MDMA, entre las más comunes de este tipo. 

Aunque trabajan desde hace años en la investigación de quimiosensores, la vinculada a drogas de sumisión química la impulsaron hace siete años. "La tecnología consiste en encontrar algo de una manera óptica, es decir, con un cambio de color o con una fluorescencia, nos diga que hay presente una determinada sustancia", señala Salvador Gil, investigador del IDM en la UV. Una fórmula que se puede aplicar a otros ámbitos como los gases nerviosos en una guerra química.

Solucionar un problema social

Su idea de poner en marcha la compañía surge de la constatación de que era un problema que, cada vez, iba a más. "La misma policía iba advirtiendo a las mujeres que, al salir de fiesta, no dejaran la bebida desatendida en ningún momento", reconoce Gil. "Lógicamente, es un problema serio, y pensamos que ya que no se podía detectar de manera organoléptica, por lo que buscamos proporcionar un método por el que la gente pudiera quedarse tranquila si la bebida se había quedado desatendida y pudiera comprobar que efectivamente no iba a ser una víctima".


Para ello, comercializarán el líquido que permite esta solución y que puede presentarse en diversos formatos. "Hay antecedentes de otros sistemas que hacen algo similar, pero no dan resultados tan eficientes ni tan rápidos para detectar determinado número de drogas", explica Luis Morro, CEO de la compañía. Entre las soluciones se ha hecho un sistema con émbolo que usa pajitas con un depósito arriba. Si el usuario tiene dudas se hace una pulsación para introducirlo dentro y en dos segundos éste tiene la respuesta de si su bebida está contaminada. 

Sin embargo, desde la compañía no quieren convertir su desarrollo en un producto de farmacia que las personas deban comprar para prevenir. "Hemos estado preguntando a todos los usuarios finales, siempre con la consideración inicial de entender que no era la mujer o el individuo que quería protegerse de una potencial contaminación, sino que son las instituciones las que tienen la obligación de defender a las personas", reconoce. "No queremos que esto aparezca y que una mujer o un hombre vayan a comprar testers y los apliquen en el entorno", reconoce. 

Para los fundadores de la compañía se trata de una obligación que depende de las instituciones, puntos morados y violetas. "Cualquier organizador de eventos o bebidas alcohólicas está muy interesado en generar marcos seguros donde se comparte el ocio y donde tú sabes que en ese tipo de tecnologías tiene dos aspectos, el paliativo, de si me contaminas la bebida yo tengo la capacidad de detectarlo. Pero también el disuasorio para quien quiere delinquir", señala. 

Adaptar la experiencia de usuario

Como se apuntaba, desde Optical Sens no generan un único formato para poder ofrecer esta solución y buscan adaptarlo a la experiencia de usuario. Según el tipo de bebida, según el entorno, el producto puede aparecer como una especie de agitador que puede remover una bebida que tenga un componente de alcohol, pero luego hay bebidas que no se entienden que se agiten, como la cerveza, y en esos casos han optado por una pulsera o un logotipo publicitario de la marca que se pueda mojar y dé ese cambio de color.

"No nacemos como una empresa que tiene un producto que colocar, sino como una compañía que da soluciones para diferentes tipos de estamentos o de clientes, y cada uno de ellos va a querer adecuar el producto a sus necesidades. Entre las curiosidades, al principio todo el mundo hablaba de que fuera algo discreto, pero conforme avanzan en la lectura del mercado, señalan que debe llevar una marca de que la persona que le pueda dar uso está protegida", reconoce Morro.

Una competencia lenta

Respecto a la competencia, hay soluciones de tiras secas, pero los tiempos de reacción son de ocho a diez minutos y en muchos casos solo detectan una droga. Mientras, la capacidad visual de una persona de distinguir con un test tampoco está incorporada en la mayoría de las soluciones. "Estas investigaciones están muy bien soportadas por investigaciones científicas de rigor, mientras que otras soluciones son un prueba y error y depende de los resultados", aseguran. Incluso señalan que algunas de las opciones están en internet aunque se pidan no reciben contestación una vez de solicitan.

En su caso, la compañía puede dar soluciones ya mismo y aunque no han terminado de cerrar el producto mínimo viable porque tienen clientes que lo quieren personalizado, están con toda la tecnología base avanzada para entre dos y cuatro meses poder ultimar productos. "Nosotros no queremos abordar el proceso de fabricación y distribución, nuestro talento y aportación es el desarrollo del líquido que hace de test. Por eso estamos trabajando en un entorno de prescriptores con sus propios diseños de producto", señala el CEO de la compañía. "Suministramos el líquido, ellos hacen la parte del soporte y prototipado".

Actualmente, buscan que sus clientes sean el Ministerio de Igualdad, instituciones que están defendiendo los derechos de la mujer, compañías de grandes eventos, actuación y espectáculos. En este sentido, buscan que el coste no se le traslade al usuario final. En todo caso, quieren que el precio esté por debajo del euro por cada unidad de producto, aunque dependerá del formato y los lotes. "No puede encarecer un espectáculo y tenemos que romper una lanza en pro de los productores de eventos, que han sido los primeros interesados", señala Morro.

Para también señala que uno de los retos es dar soluciones a los cuerpos de seguridad. "Estamos trabajando con policía y mossos d' escuadra para que no sea algo solo preventivo. El tema de lo pericial es muy importante, porque ese tipo de drogas se elimina rápidamente del cuerpo, son inocuas y al final es importante saber si una persona ha sido intoxicada", explica. A esta cuestión se suma Salvador Gil, quien destaca que con una dosis moderada puede que la persona no quede invalidada y parece que se está moviendo por voluntad, pero no puede negarse a las peticiones del delincuente. 

"Como se elimina rápido y produce amnesia, la víctima normalmente no puede dar un relato coherente ni un análisis al cabo de un par de horas, con lo cual ni tienes un relato de la víctima, ni tienes un análisis fehaciente, y aunque se sospecha que el número de agresiones mediadas por sumisión química es alto, muchos casos se quedan sin castigo, y eso es un tema importante", recalca. En este sentido, trabajan con las fuerzas de seguridad del estado para que, cuando haya una sospecha, antes de que la bebida se tire se convierta en una prueba. A día de hoy se usan este tipo de drogas para obligar a usuarios a firmar un contrato o sacar dinero del banco.

El interés por solucionar este problema se extiende hasta Europa. "Hemos solicitado un proyecto europeo en el que entran 15 países diferentes, que son la policía de ocho países y cuerpos forenses de otros seis. Se trata, no solo prevenir, sino de que la solución que tenga una posibilidad probatoria a la hora de implicar a un delincuente", explica Parra. Un proyecto al que se han destinado 4,5 millones de euros. 

Senescencia celular

Otra de las investigaciones importantes que se desarrollan en el IDM es un biomarcador de senescencia celular. "Ahora estamos haciendo la transferencia, pero es un producto que parte de la potencia del IDM y que está vinculado con el antiaging", explica Vicente Martín, investigador en la UPV. Una línea de sensores que permiten detectar la senescencia celular con el fin de abordar el envejecimiento. "Si se pueden hacer sensores que digan qué parte del cuerpo ha perdido su función puede ser interesante para poder saber cómo evolucionan los productos", señala.

Se trata de un producto que en primer lugar irá destinado a los centros de investigación que necesitan evaluar el envejecimiento celular. "Estamos marcando un hito porque, cuando se utilizaban animales de laboratorio para hacer un test de senescencia con otro tipo de sustancias, exigía el sacrificio y la biopsia del animal. Con esta solución, el animal se trata in vivo y con una análisis de orina por fluorescencia consigues evaluar el estado de senescencia", explica.

En este sentido, señala que una de las ventajas de un sensor que monitorice el estado de un animal es que puedes evaluarlo a lo largo de un tratamiento y ver exactamente cómo le afecta y cómo va envejeciendo. "Puedes probar cambios de dieta, cambios de factores externos y cuando mayor senescencia celular tiene un animal, significa que está más viejo", señala.

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