El otro día entre risas, bromas y chorros de sudor, hablábamos un grupo de mujeres de 50 sobre el calor y cómo para las que estamos con menopausia son dos o tres grados más que para el resto. Nos consolábamos entre nosotras y aunque lo comentamos con absoluta normalidad, sabemos que no es así para muchas. La presión social, el tabú, el machismo y tanto estigma hace que algunas mujeres, más de las que deberían, decidan "sufrirlo en silencio". Así me lo dijo otra amiga esa misma tarde y le dije, ¡ni pensarlo!.
Basta de avergonzarse de una etapa más de la vida. No queremos cerrar la boca sobre los efectos derivados de un proceso fisiológico por el que la mitad de la población mundial pasa si tiene la grandísima suerte de llegar a esta edad. Los 50. O un par arriba o abajo. Miren ustedes, si son hombres esto les interesa exactamente igual que si son mujeres. La menopausia es un cambio hormonal en el cuerpo. Ni mas ni menos. Y ocasiona varios cambios en la mujeres con sus efectos secundarios incluidos que en algunos casos deben tratarse y en otros no.
No es una enfermedad como no lo es envejecer de por sí, ni crecer, pero nadie duda de llevar a un niño al médico si en el crecimiento se observa alguna disfunción o malestar, ni cuando una persona envejece y debe tomar algún suplemento o cambiar su dieta.
No es una enfermedad pero tiene efectos que deben conocerse y tratarse y como nunca se ha tomado en serio algunas cuestiones de la biología de las mujeres, como la endometriosis y tantas otras, el oscurantismo intensifica el problema.
Y no lo hay pero como todo, debe investigarse para mejorar la calidad de vida de las personas, mujeres, en esta etapa también.
Y debe hablarse para que se compartan los síntomas y se estudien, y debe comentarse para entender qué pasa en nuestro cuerpo y nuestra mente en este proceso. Y debe ser algo visible y natural como son tantos otros procesos.
Yo soy de la generación que empezó a escuchar a algunas niñas decir: no voy a la playa o no me baño en la piscina que "ha venido mi prima". Tenía yo ocho o nueve años y oía eso en mis veranos en Playa Lisa y me fui corriendo a preguntar a mi madre. Mi madre que es de una generación que en vez de copa menstrual, tampones o compresas hasta que llegaron, usaba trapos que lavaban como podía, mi madre digo, me lo explicó.
Y en mi rebeldía y sin saber nada, ya decidí que no podía ser el esconder algo que no era nada malo. Aún así caía frecuentemente en el intento de ocultación y la vergüenza. Es muy difícil luchar contra esa presión social. Por eso ahora mucho mucho después y con todo lo que hemos vivido y el tiempo que hemos perdido me niego a ocultar lo que es tan natural.
!Señoras del mundo con menopausia, unámonos para no ser desplazadas ni negadas¡ Afrontamos una etapa complicada pero no más que las anteriores. Hablemos de ello y pidamos referentes como ya los hay en algunas famosas que empiezan a sacar la patita y a decubrir que no estamos solas, nada solas.
Admiro a una influencer ilicitana-guardamarenca, María Máinez, que es una deportista muy muy pro, aunque ella no lo vea y que es un espejo en el que mirarse y comprobar cómo puede una reírse y mostrar su vida incluidos estos asuntos y no perder ni un ápice de glamour. María es una tía cañón y se cuida mucho. Porque le gusta y por que le da la gana y en sus redes sociales habla de sus retos deportivos, sus estilismos, sus hallazgos de belleza y moda y también, sí, también, de su menopausia. La suya, la mía la tuya o la de tu madre, hermana, amiga o lo que sea.
Ayer me dio otra sorpresa y además de sus correrías menopáusicas desmitificó lo de que si te operas y te ponen prótesis de pecho no puedes hacer deporte. Olé, olé y olé. Enhorabuena a las mujeres que a veces sin saberlo y sin decirlo expresamente, hacen más por el feminismo que las que queremos hacerlo a propósito.
Amigas, conocidas y desconocidas cincuenteañeras, ánimo con el veranito y con los malditos efectos hormonales y si tienes dudas pregunta a una persona experta y comentale lo que te pasa. Y si no tienes dudas pero quieres compartirlo con alguien hazlo. Habla de ello y verás como estás rodeada y te llevas charla, cervecita, unas risas y buen rollo a casa.