CALP. El chef Marco Tachhetto entra formar parte del equipo del prestigioso restaurante Orobianco, de Calp. El local inicia así una nueva etapa liderada por el cocinero italiano donde se distinguirán por ofrecer una “propuesta construida a la medida del comensal”. “Alta costura donde la sorpresa forma parte de la experiencia”, precisan.
Tacchetto toma el relevo en Orobianco de Ferdinando Bernardi, que estuvo al frente de la cocina durante seis años. “Orobianco es un restaurante de raíces italianas pero con corazón español. Mis mejores momentos y los que más me han marcado los he vivido en este país”, indica Tacchetto.
Desde Orobianco indican que para Tacchetto la cocina se ha convertido “en una forma de comunicación íntima y personal entre el medio y el comensal, a través de la naturaleza, las materias primas y los platos. Un equilibrio de productos de calidad fruto de un trabajo de introspección”
Por ello, añaden, “basa su propuesta gastronómica en la sencillez, las tradiciones, los valores culturales, el entendimiento, la sensibilidad y la belleza. Una cocina que parte del respeto hacia el productor y el producto”.
Marco Tacchetto nació en Due Carrare, una localidad italiana de la provincia de Padua. Desarrolló su formación científica y económica, mientras daba sus primeros pasos en la trattoria de su familia, dónde experimentó un modelo de restauración y la vida de un cocinero.
“Un aspecto fundamental durante sus primeros años fue conocer a Luigi Moressa, con el que ser cocinero dejó de ser una alternativa y se convirtió en una elección”, incian. Descubrió que la cocina no es solo cuestión de “sacrificio, sino de pasión, conocimiento, diversión, color y una forma de vida”.
Durante su estancia en el taller de Oriol Balaguer, aprendió las bases de la pastelería moderna, lecciones de creatividad y desing. Por su parte, Xavier Sagristà fue uno de sus grandes mentores, le transmitió los cimientos de la cocina catalana, influenciada por la cocina clásica francesa. Llegó a Inglaterra en Maze by Gordon Ramsey, espacio que avivó su fuerza y su capacidad de concentración para poder trabajar de forma persistente y continua bajo presión.
En The Fat Duck modificó su forma de pensar como cocinero, entendiendo que la experiencia sensorial y emocional son igual de importantes que un plato para la satisfacción plena de los clientes. Su estancia en Lido 84 le brindó la ocasión de perfeccionar su ejecución y gestión, necesarios para asumir responsabilidades y resolver problemas.
Tras su paso por diferentes restaurantes internacionalmente reconocidos Tacchetto, decidió regresar a España para desarrollar una cocina que hable de él. Para Marco la gastronomía es un lenguaje y su manera de expresarse.
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