El otro día en una entrevista semi informal o de contenido más personal, el alcalde de Elche fue preguntado por la figura del periodista ilicitano Vito Quiles, al que Pablo Ruz conoce muy bien ya que fue alumno suyo. Ruz, sin querer entrar demasiado en polémicas, solo comentó que se veía venir, que era un chico muy activo e inquieto en el aula y enseguida quiso echar balones fuera. Para ello equiparó a Quiles con Broncano, lo que me llamó mucho la atención ya que, salvando la distancia de otri tipo entre ambos, Vito Quiles estudió periodismo y David Broncano estudió, creo que sin terminar, informática y algo de publicidad pero su profesión y de lo que ejerce es cómico, presentador y humorista.
Me sorprendió la confusión del alcalde que puso a los dos profesionales en el mismo lote y tras varios días de reflexión, de eso que te rumia la idea en la cabeza sin querer, me di cuenta de que mucha gente no distingue y cree que todo el que sale en la tele, en la radio o escribe es lo mismo. Y no lo es.
Otra ocasión en la que descubrí el amplio desconocimiento que tiene la gente del periodismo fue hace ya casi diez años cuando la Asociación de Periodistas de Elche presentó el informe sobre la profesión periodística en la Comunidad Valenciana, realizado por la Unió de Periodistes Valencians.
El informe no decía nada que los periodistas no supiéramos, la precariedad laboral, los falsos autónomos, los bajos salarios, el exceso de horas extras, la delicada situación de los fotógrafos, la alta tasa de paro y que muchos periodistas acaban buscando trabajo de otra cosa etc. etc. etc. Solo confirmaba con datos nuestra realidad cotidiana pero un destacado dirigente de CCOO me aseguró que no tenía ni idea de que esto fuera así. No sabía ni de la precariedad, ni del bajo salario, nada.
Es decir, al desconocimiento de en qué consiste nuestro trabajo, que no es presentar programas ni hacer humor, se incluye el desconocimiento de en qué condiciones lo hacemos. Y a esto se suma que es muy atractivo cuando tienes 18 años decir “voy a estudiar periodismo” y tenemos facultades de periodismo que sacan cada año nosecuantos graduados como churros.
Y mientras crece el número de graduados en periodismo, el empleo en las empresas periodísticas o es el mismo o menos. Tampoco ha ayudado demasiado la irrupción de nuevos soportes como las redes sociales y ello, no porque los periodistas no estemos adaptando nuestro mensaje, sino porque hay un problema estructural en nuestra profesión que debilita siempre nuestra posición en el mercado de trabajo ante cualquier avance o embite y es el que la gente considera que cuaqluiera con cierta gracia o que sepa escribir o hablar puede hacer de periodista.
Así que el lapsus del alcalde de Elche, que piensa que Vito Quiles y Broncano hacen más o menos lo mismo, lo puede tener cualquiera. Total, los dos hacen gracia o dan pena según como se mire.
Según el Informe Anual de la Profesión Periodística elaborado hace unos meses por la Asociación de la Prensa de Madrid, un 83% de los profesionales de la información consideran que la percepción social hacia ellos es negativa y cada vez hay más distancia entre la sociedad y su labor.
El estudio, elaborado a partir de las respuestas de 1.341 encuestas, muestra cómo ese distanciamiento ha crecido en los últimos años: el porcentaje era de un 76% en 2018 y del 81% en 2023. Entre las principales razones de esta tendencia, según el informe está el amarillismo, el sensacionalismo y hacer un espectáculo de la profesión. Le siguen, de cerca, la falta de rigor y la calidad de la información.
La polarización social, los bulos, el pseudo periodismo y el afán de controlar la información de determinados grupos están añadiendo leña al fuego de este trabajo que no es ni más ni menos que conocer, confirmar y contar. Así lo definió en una ocasión Iñaki Gabilondo.
Poca gracia
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