VALÈNCIA. Negocios raros surgen muchos, pero que triunfen no tantos. En ocasiones son tan extravagantes que cuesta pensar que alguien se tome la molestia de montar una empresa que, a priori, el sentido común parece descartar.
Lo puede justificar el hecho de que montar el negocio resulte barato, como en el caso de Argos Astral, cuyo fundador, Ezequiel Triviño, asegura haber tenido suficiente con 1.000 euros para montar una empresa 100% online que ofrece un servicio de cartas astrales para mascotas. Da igual desconocer el día y la hora exacta del nacimiento del animal que se recibe como regalo o en adopción porque ellos entienden que, ese día, la mascota volvió a nacer así que hacen la cábala sobre esa fecha.
El precio medio de cada carta es de 29 euros, 5 más que el año pasado, aunque los tienen también más caros y algunos, con fines benéficos, gratuitos, que en Argos dicen situarse a medio camino entre startup y ONG.
Más en serio esto del esoterismo parece que se lo toman en Miistico, un marketplace que pone en contacto a clientes demandantes de servicios místicos con profesionales especializados. Dotar de luz y transparencia a la industria es lo que se proponen los hermanos Reyes, Alejandra y Álvaro Pont Córdoba, fundadores de esta empresa con la que quieren aportar herramientas que “ayuden a otros en su camino hacia el autoconocimiento y el desarrollo personal”.
La afición familiar por el misticismo proviene del abuelo quien acostumbra a hacer la carta astral a todos los nietos cuando tienen 10 años y entregársela cuando alcanzan los 18. En total son más de 25 las especialidades ofrecen a través de la plataforma con el tarot, la astrología y la canalización entre los servicios más demandados. Lo que no trabajan son, por ejemplo, rituales ‘negros’ ni videncias o futurología.
El proyecto lo lanzaron durante la pandemia convencidos de que existe una oportunidad de negocio en un mercado opaco pero con gran demanda en España y el resto del mundo. Valga como ejemplo los 21 millones dólares de inversión que consiguió la startup estadounidense Co-Star, con una solución que ofrece un servicio de horóscopo hiperpersonalizado a tiempo real.
Menos mística pero también disgresora es la propuesta de Osito & Co. Se trata de una empresa montada por tres jóvenes vizcaínos donde se dedican a la producción y venta de gominolas con forma de osito compuestas, en un 15% de su volumen, por alcohol. La ingesta de 20 ositos equivale a una copa.
Ander Méndez, uno de sus fundadores, recibió a comienzos de 2020 un burofax de la multinacional Haribo en el que les advertían del riesgo de denuncia si continuaban utilizando el icono que ellos consideran propio de la marca. También Osito & Co trascendió a la esfera política del País Vasco por lo que algunos consideraron un producto que podía incitar al consumo de alcohol antes de tiempo y por ser una startup respaldada por instituciones públicas de la comunidad autónoma.
Nadie ha podido con ellos. Actualmente, Osito & Co vende su producto en toda España -Alicante es uno de sus principales mercados-, pero también en República Checa, Hungría, Bélgica e Italia. Están también en negociaciones con Alemania, país de origen de Haribo. La venta y distribución del producto se rige por la normativa legal de cualquier otro producto alcohólico.
También fueron unos estudiantes de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) los que, buscando un producto innovador, dieron con un vino azul que hoy se comercializa bajo la marca Gik Live. Tampoco ellos se libraron de la polémica a la hora de catalogar un producto que los puristas del mercado descartaban, pero no lograron impedir la calorusa acogida que el público joven dio a su anti vino.
La marca ha ido evolucionando sacando nuevos sabores y colores y hace años que dio el salto internacional con presencia en países como EEUU, Francia y Alemania, entre otros.
Sin dejar el sector vitivinícola, encontramos una propuesta nueva con el nombre La bodega del humor. Se trata de un negocio paralelo puesto en marcha por Antonio Durán, fundador también de la marca ‘La tienda del espía’. La intención original era crear una app que permitiese grabar conversaciones de los teléfonos móviles para cuya promoción pensaba regalar unas botellas de vino con mensajes simpáticos en el etiquetado parodiando la imagen de Villarejo y Jordi Pujol. Luego viró y pensó que mejor era poner el foco en las botellas y regalar la app al que adquiriese una determinada cantidad.
Así es como La bodega del humor ha lanzado ya numerosas ediciones de botellas de vino y cerveza -no descarta el gazpacho- con mensaje digital incluido y que el receptor puede ver y escuchar acercando la cámara del teléfono a un código QR. El mensaje tanto lo puede grabar un familiar o amigo como uno de los humoristas que colaboran en el proyecto entre los que se pueden citar a Agustín Jiménez, Tony Antonio o Bigote Arrocet, entre otros.
En cuanto a lo que hay que entender por mensajes simpáticos, ya se sabe que el sentido del humor es muy personal, pero por poner algún ejemplo, algunos de los que pueden leerse en el etiquetado son: “¿Buscas trabajo? Si tienes la menopausia estás contratada”, o “La luz vuelve a subir, la farlopa se mantiene a 60 euros el gramo desde el año 1990. Que gestionen los narcos”. Viral se hizo también la serie que bautizó con el nombre de ‘vacuvinos’ atendiendo a las diferentes vacunas contra el Covid que fueron apareciendo y las distintas dosis suministradas. Promete, eso sí, Antonio Durán que las botellas no llevan chip.