MURCIA. Son muchas las personas que nos hablan que en su casa aparecen sombras. Es común apreciar cómo esas sombras en la mayoría de los expedientes simplemente nos visitan, sin llegar a interactuar con los protagonistas.¿Qué pueden ser estas sombras? Es una pregunta de difícil respuesta. Según algunos expertos, son seres que viven en una de las dimensiones paralelas a la nuestra, partiendo de la base de que la existencia se encuentra dividida en siete planos existenciales y que en ocasiones –debido a vórtices o puertas abiertas en algún momento, fruto de una sesión ouija por ejemplo– pueden atravesarlas no sin problemas. Es posible que esas sombras sean seres que aún no han disfrutado de una experiencia terrenal y que nos visitan para comprobar cómo la disfrutamos nosotros, en una especie de contemplación pasiva en donde se imagen cómo sería estar en nuestro lugar.
David, de Lorca, nos comentaba una historia que luego fue ratificada en parte por su madre Ana: “Hay días que oigo que alguien me llama por mi nombre y veo una sombra negra cerca de mí". Estamos ante un chico de 14 años al que en casa de sus padres le suceden este tipo de encuentros. Uno de ellos nos lo ejemplificó con lo que le sucedió una noche que sus padres se habían ido a cenar y estaba él solo. De repente, escucha cómo se abre la puerta de la entrada al poco de irse ellos, llegando a pensar que se habían dejado algo. Llegó a escuchar pasos en dirección hacia su habitación y la voz de un hombre pero no pudo identificar bien lo que le decía. Al poco tiempo vio una sombra en la puerta de la habitación. Cuando sus padres regresan se lo encontraron tapado con mantas en el sofá del comedor.
Por su parte en la zona de la Plaza del Óvalo, muy cerca de la rotonda que da la bienvenida a la pedanía, se encuentra una casa muy vieja, reformada en parte pero que data de principios del siglo XX. En ella, una madre con sus dos hijas, de 18 y 21 años, nos relatan lo que llevan viviendo desde hace más de un año en ese domicilio, el cual, por circunstancias que no interesan para este testimonio, no pueden abandonar. Además de que se escuchan voces y golpes por toda la casa, nos hablan de sombras que salen de un agujero negro que ven en el pasillo de su vivienda y que a sus hijas las visitan una niña que las golpean y las tiran contra la pared y de las camas. Estas chicas llegan a tener miedo a la hora de acostarse llegando a ser imposible desarrollar una vida normal en su propio hogar. En este caso sí que interactúan con nosotros, como hemos podido apreciar en el testimonio. Según hemos podido averiguar, en la zona donde se ubica esa vivienda hubo un desgraciado accidente en el que una niña falleció en torno al año 1980 a consecuencia de una caída en extrañas circunstancias desde lo alto de unos tejados. Desde entonces son varias casas en la zona en donde son relatados hechos similares a los expuestos en este testimonio, llegando incluso a afirmar que a esta niña se la ve algunas noches por las zonas de las canteras romanas, lugar que de otra parte ha sido también fruto de numeroso accidentes. Tal vez este incidente tenga algo que ver con estas visitas tan especiales.
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Nuestra siguiente protagonista se llama María Dolores, en la calle Corredera, quien nos cuenta cómo su hijo pequeño recibe este tipo de experiencias cada vez de manera más asidua; nos llama poderosamente la atención el hecho de que el pequeño describa a su padre como un ser de ojos amarillos. Lo llama “un monstruo de ojos amarillos” y cuando se le pide que nos explique o dé más detalles nos comenta que todos tenemos en los ojos “unos puntos negros” y que alrededor de esos puntos tenemos un color infinito. Cada persona lo tiene de un color y que su padre lo tenía amarillo. El problema es que el niño asocia ese color al mal y por eso llama a su padre así. A la propia María Dolores le comenta que su color es el rosa y él mismo azul. Ante este tipo de visiones consultan a médicos que sólo les indican que el pequeño tiene mucha imaginación.
No contenta con ese tipo de respuestas, la madre decide contactar con una médium según la cual lo que le estaba pasando al pequeño nada tiene que ver con el mal. Al parecer lo que el niño identifica es el color del alma y que el color amarillo significa que tiene menos evolución sin otra mayor connotación, por lo que siguiendo esta teoría lo que le sucede al hijo de María Dolores es que puede conectar con el lado espiritual de las personas, directamente con su alma.
Este tipo de visitas se complementan con aquellas personas que dicen ver a sus familiares y seres queridos una vez fallecidos aparecérseles frente a ellos, pero no como se fueron, sino jóvenes, en plenitud de sus facultades. Es muy curioso comprobar como estos casos se repiten a lo largo y ancho de nuestra Región y por muchas décadas. Son los casos de Gloria (Coy), que en 1964 ve a un joven apuesto muy bien vestido, con traje de chaqueta y corbata, ambos de color marrón, y que no reconocía, al menos en un principio. Al describirlo a su madre, ésta se derrumbó y se puso a llorar, indicándole que a quien había visto era a su abuelo Francisco, pero de joven. Del mismo modo, Jesús (La Hoya) dice haber tenido una experiencia relacionada con una aparición que en teoría sería su padre de joven. Por su parte Almudena, afirma sin lugar a dudas que en el pasillo de la casa de sus padres había una mujer muy guapa, la cual resultó ser su madre de joven. Al parecer cuando nuestro ser asciende y regresa por algún motivo, esa manifestación se realiza en el momento de plenitud de facultades físicas, en el mejor momento de la vida biológica que es, según parece, el estado en el que se transforma nuestra alma/energía cuando estamos en el otro lado.
Por último en el entorno de la Plaza Juan Moreno una familia relata una visión que todos los integrantes de la familia han tenido desde niños justo antes del momento en el que alguien estaba a punto de fallecer. Se trata de una niña rubia que porta un ramo de flores y que era vista al final del pasillo de su vivienda. Solamente sonreía y no hablaba, moviendo el ramo de izquierda a derecha como si estuviera bailando con él.
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*Santi García es responsable de Rutas Misteriosas y autor del libro “Murcia, Región Sobrenatural