Me da la sensación de que soy el único español que aún no tiene una opinión decidida sobre la moción de censura que ha planteado Podemos esta pasada semana. De momento no soy capaz ni de rechazarla, ni de apoyarla. La razón es muy simple. Parece que todos (incluidos los que han comenzado esto) estamos olvidando un detalle. Aún no se ha anunciado al candidato a presidente del gobierno.
Las mociones de censura no son solo contra un presidente. También son a favor de un candidato como alternativa. Esto no lo digo yo. Lo dice la Constitución. No tiene demasiado sentido iniciar este proceso sin tener un candidato alternativo, como ha hecho Podemos. Tampoco encuentro demasiada lógica a la actitud de rechazarla ya de salida (como han hecho PSOE y C’s) o de aceptarla (como ha hecho Compromís), antes ni siquiera de saber quien es la alternativa propuesta a Mariano Rajoy. En cualquier caso, esto no empieza muy bien. No es serio proponer demoler un edificio sin tener aún pensado donde se van a reubicar sus habitantes.
Llegados a este punto, se me ocurren tres opciones plausibles para sacar adelante esto. La primera, que Podemos proponga a un candidato de su propio partido (por ejemplo a Pablo Iglesias). Si finalmente se llega a este caso, sí encuentro sentido a que el PSOE votase en contra. Cabe recordar que los socialistas obtuvieron más votos y diputados en las elecciones, por tanto la lógica dice que cualquier pacto entre ambos partidos debería significar la investidura de un presidente socialista.
Ésta es justo la segunda opción. Tal vez en los planes podemitas está convencer a un destacado socialista para encabezar la moción. Si éste es el caso, el momento me parece un absurdo. Recuerdo que ahora mismo el PSOE está inmerso en un proceso de primarias. Por tanto, podría ocurrir el disparate de que un candidato a la presidencia sea rechazado por los militantes de su mismo partido. Lo lógico sería haber esperado a conocer quién es el nuevo líder del PSOE.
Una tercera opción es la de nombrar a un candidato independiente. Sin duda, creo que es la más sensata. No obstante, debería de cumplir unas características muy determinadas si realmente Podemos quiere que esta moción acabe en buen puerto.
Para empezar tendría que ser alguien con suficiente preparación académica y profesional como para poder convertirse en presidente del Gobierno de la noche a la mañana, sin estar metido en política. También debería ser una persona que no estuviera vinculada al entorno de ningún partido político (tampoco de Podemos). Preferiblemente, alguien que se situara por encima del viejo eje izquierda-derecha, para así poder aspirar a los votos de todos los partidos políticos de la oposición.
Realmente, si se diera esta tercera opción, personalmente yo podría apoyar y defender con entusiasmo esta moción de censura. La ascendente e imparable corrupción del PP me indigna más que a nadie, y precisamente la ventaja que tiene un gobierno sin mayoría absoluta, es que se puede derrocar cuando pasa los límites de lo decente. Esto ya le ocurrió recientemente a Dilma Rouseff en Brasil (por cierto, recuerdo que fue precisamente Podemos el único partido español que criticó este proceso a Dilma; curiosamente).
No obstante, dudo mucho que ésta sea la auténtica intención de Podemos. El momento elegido y el hecho de que ni siquiera hayan propuesto un candidato, me dan a pensar que sus objetivos reales están lejos de derrocar a Rajoy. Más bien creo que tan solo buscan llamar la atención, influir en las primarias del PSOE y mermar al resto de partidos de la oposición.
Y que la oposición esté peleada y desunida solo beneficia a uno. Efectivamente, al Gobierno, al PP y a Mariano Rajoy.