La Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) lanzó hace tiempo una campaña para que el Misteri d'Elx, la Festa, optara a los premios Princesa de Asturias de las Artes de 2023: ambiciosa pretensión; la ganadora ha sido la actriz norteamericana Meryl Streep. Tercera intentona (de lo de Elche, no de la protagonista de Memorias de África). Las buenas intenciones (que no están en duda) no han servido para hacer el ridículo, una vez más. Conviene refrescar la memoria o hacer un ejercicio de documentación. Los premios se crearon en 1981 (Suárez, golpe de Estado de Tejero, Felipe González) en un intento de reforzar una imagen moderna de España, sobre todo en en pro de la cultura contemporánea. Una España que dio la vuelta al mundo con la imagen de los tricornios asaltando la cuna de la democracia. Siempre hay que ponderar el texto (contenido) y el contexto.
Nada. Ahí que van los pro-hombres de la provincia de Elche a seguir el campañazo que no tuvo más trascendencia que el ámbito local: desde el alcalde Carlos González hasta el rector Juanjo Rodríguez pasando por el presidente de la Junta Local de Patronato del Misteri, Francisco Borja, el vicario de la Basílica de Santa María, Pablo Ruz (que pidió la mediación del alcalde de Madrid, Martínez Almeida) y por casi todas las fuerzas vivas habidas y por haber. Todos henchidos de un patriotismo local mal entendido desde mi punto de vista.
Cito brevemente algunos de los premiados más ilustres: Eusebio Sempere, Chillida, Tàpies, Bod Dylan, Woody Allen, Martin Scorsese, Carlos G. Berlanga, Pedro Almodóvar.....y genios de la arquitectura contemporánea de la talla de Oscar Nyemeyer, Francisco Javier Sáenz de Oiza, Norman Foster, Frank Gerhy y Rafael Moneo. Más: Carmen Linares; Marina Abramovic (la pos-vanguardia extrema, discutida y discutible). Todos los galardonados lo han sido a título de individuos, de personas, de artistas. Tan solo una excepción: el Orfeón Donostiarra en 1984, en los años de plomo cuando ETA asesinaba a diestra y siniestra. El Misteri no es el Orfeón Donostiarra del mismo modo que al agua no es aceite. Ni el aceite de oliva es aceite de girasol. Texto y contexto. El Misteri es otra cosa muy distinta con todo lo citado (podemos excluir el orfeón).
La Cátedra del Misteri d´Elx es una especie de “cédula durmiente”, sin apenas actividad desde que se fundó después de que la Festa fuera declarada por la UNESCO Patrimonio de Humanidad en 2001. No es nada personal, O.L., por favor. Lo que sí es personal es la vergüenza ajena que siento por una campaña extemporánea y pueblerina, a sabiendas perfectamente de que podía salir una Meryl Streep, actriz peleona en la defensa de los derechos humanos, de las minorías, y radicalmente en contra del trumpismo. Actriz excelente (con aciertos y desaciertos) y muy oscarizada. ¿Qué hace el Misteri en medio de todo esto? Nada de nada. ¿Qué hacen las fuerzas vivas viendo en la tele el fallo final del Premio Princesa de Asturias en la sede urbana de la UMH como si se tratara de Eurovisión? Borro los adjetivos que había puesto.
Podríamos hacernos el sueco, y el noruego, en torno a un asunto que no deja de ser una mera anécdota. Pero es que la anécdota es síntoma de una ciudad en la que el establishment recurre a las manidas señas de identidad (Dama incluída) como quien recurre a un buen arroz con costra para pasar el domingo con la familia, solapando asuntos más interesantes, también preocupantes, para la ciudadanía. O, ya que nos ponemos: ¿En que nivel se encuentran las investigaciones académicas, tras un periodo excelente sobre El Misteri en los años ochenta y principios de los noventa? ¿Se ha renovado la web y la exposición de contenidos audiovisuales en la ermita de San Sebastián, en el conjunto de la Casa de la Festa? ¿Han aumentado los mecenas privados que pagan 40 euros al año? ¿La Capilla y Escolanía están en permanente lucha para bordear la excelencia? Quiero pensar que sí. ¿Se da a conocer la Festa con suficiente ahínco entre los ilicitanos, incluidos los escolares? No digo ya en los ámbitos naturales que corresponden: las áreas universitarias del mundo mundial de arte, teatro sacro tardo-medieval, escenografía barroca, antropología religiosa....
Mientras todo esto ocurre, un profesional como es Pablo Más las está pasando un poco canutas para acabar el documental sobre el Misteri que proyectó hace más de dos años con la co-dirección de nada más ni nada menos que de Manuel Gutiérrez Aragón, siguiendo la estela de Gudic Lawaet, la cineasta belga que rodó una película en 1978 y que resituó al drama sacro-lírico en el mapa de la cultura europea. Le faltan varios miles de euros, a Más, para acabar el montaje. No sé: tal vez la hinchada de lo del Princesa de Asturias podría promover al respecto una campaña de mecenazgo. Es solo una idea, aunque solo sea para desgravar en la declaración de la renta.
