MADRID. El año 2004 fue clave para Mercedes-Benz en lo referido al devenir de sus modelos y de la búsqueda de nuevos nichos de mercado.
Ese ejercicio el fabricante de la estrella lanzaba una versión con un diseño más deportivo que tenía como base el Clase E. Se caracterizaba por una carrocería más baja y por una línea coupé que restaba seriedad a la citada berlina, al tiempo que le daba un aire más deportivo por un techo más bajo y unas ventanillas sin marcos.
Seis años más tarde llegaba al mercado la segunda generación, que destacaba por disponer de una carrocería familiar, a la que Mercedes-Benz bautizó como Shooting Brake.
Catorce años después, el fabricante alemán ha vuelto a lanzar una nueva generación, la tercera, que es la que Efe ha sometido a prueba con la motorización diésel 350d, transmisión automática de nueve relaciones 9G-Tronic con levas en el volante y tracción integral 4Matic.
El propulsor desarrolla 286 CV y tiene un par motor máximo de 600 Nm. Con este motor este CLS es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h y de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,7 segundos, con un consumo medio homologado de 5,6 l/100 (en la prueba ha sido de 7,1 l/100 km, pero en diferentes recorridos y economizando el acelerador hemos llegado a tener consumos que por poco han rebasado los 6 l/100 km).
Este motor además de caracterizarse por ser bastante frugal también destaca por ser muy contenido en vibraciones y ruido. El escaso y filtrado sonido que llega al habitáculo es agradable al oído y más cuando se acelera con determinación.
Las nueve relaciones que equipa esta transmisión de convertidor de par gestionan muy bien la potencia y evitan en cualquiera de los modos de conducción de los que dispone el coche que haya resbalamientos en los saltos.
Se le puede someter a diferentes situaciones y siempre la respuesta es la misma: acelera con decisión y con todo bajo control.
En esta tarea de que todo se produzca sin sobresaltos -286 CV pueden parecer a algunos excesivos, por debajo hay un 300d de 245 CV- desempeña un papel muy importante la tracción 4Matic, que evita que la transferencia de la potencia a las ruedas puede provocar brusquedades en la trayectoria del vehículo.
Como hemos dicho el CLS probado dispone de los modos de conducción Eco, Comfort, Sport y Sport+,con los que lograr consumos de mechero a pesar de las medidas del vehículo (casi cinco metros de largo y dos toneladas de peso) o pegar la espalda al respaldo de los asientos.
Según se va cambiando de modo, se aprecia como el coche cambia la respuesta del acelerador, la dirección o la amortiguación para que la estabilidad que transmite en cualquier situación esté siempre al mismo nivel: alto.
Dentro del habitáculo del Mercedes-Benz CLS
El CLS es un coche muy cómodo de conducir, en el que rápido uno se encuentra a gusto, aunque debe aclimatarse especialmente en lo referido a la palanca de cambios automática que está en el volante y no en el túnel central como en la mayoría de los vehículos y de sus competidores premium.
A lo que también se acostumbra uno rápidamente es al lujo y la calidad de los materiales que se emplean en el interior. El CLS, al igual que la Clase E, es fácilmente reconocible porque el cuadro de relojes (digital) y la pantalla del sistema de infoentretenimiento -cada una mide 12,3 pulgadas- parecen estar unidas visualmente.
En este punto decir que el CLS todavía podría llamar más la atención si incorporase el nuevo sistema multimedia que ha estrenado el compacto Clase A y que M-B ha denominado MBUX (Mercedes-Benz User Experience).
Comodísimo, a la par que seguro en la conducción, que con solo decir “Hey Mercedes” sea el coche el que, cuando se lo solicitemos, nos conecte la calefacción, nos sintonice la radio o nos introduzca el destino al que queremos ir.
El empleo de maderas en colores claros, al igual que en la tapicería de cuero (en combinación con el rojo de la carrocería) le da un aire desenfadado al CLS que le aleja de la imagen de un cliente de más edad que busca un coche más aburguesado.
En lo que no ha cambiado este cuatro puertas coupé es en lo cómodo que es para viajar, especialmente si los ocupantes son cuatro (ahora está homologado para cinco).
A pesar de que la caída del techo, más pronunciada en la parte trasera que en un Clase E, resta altura, la posición inclinada de los asientos permite que personas de 1,80 metros de altura se acomoden sin estrecheces.
Mejor irán conductor y acompañante, que disfrutan en la unidad probada de diferentes masajes en sus asientos eléctricos, calefactados y ventilados.
Lo que ya no es tan habitual en la competencia es que los laterales de los respaldos sean activos y que, según giremos el volante, nos “abrace” el mullido para evitar que el cuerpo se desplace.
Mientras que en conducción dinámica es de agradecer, en ciudad no es tan cómodo y hay que habituarse a esta función.
Más demandados serán asistentes a la conducción como el programador de velocidad activo con detención y reanudación de la marcha de forma automática, el head-up display proyectado sobre el parabrisas, el asistente de distancia Distronic, las cámaras de visión delantera y laterales, las luces de carretera automáticas Plus o el asistente de maniobra evasiva.
En el equipamiento de serie están incluidos la alarma y el asistente de cambio involuntario de carril, el capó activo para la protección de peatones, el control de velocidad, la cámara de visión trasera, la dirección asistida eléctrica, los faros de Led High Performance o la función pre-colisión Pre-Safe, entre otros.
Por lo que respecta al diseño exterior, el haber sido el primero en diseñar este concepto de coupé con cuatro puertas, le ha permitido a Mercedes-Benz acertar de nuevo y combinar unas formas atléticas con el espacio de una berlina.
Un capó alargado y musculoso, con un amplio espacio acristalado sin marcos en las ventanillas y una altura más baja que en una berlina (el CLS mide 1,43 metros frente a los 1,46 del Clase E) le diferencian al vehículo del modelo del que se deriva.
Esto todavía es más apreciable si, como en el caso que nos ocupa, equipa el paquete AMG interior y exterior, cuyo precio es de 1.509 euros.
Por esa tarifa nos incluyen los discos de freno perforados delante y pinzas de freno delanteras con distintivo Mercedes-Benz, alfombrillas de color negro, escape con dos embellecedores de la salida de escape integrados en el parachoques, Kit estético AMG (faldón AMG delantero y trasero AMG y embellecedor lateral en color carrocería), o parrilla de efecto diamante con pasadores cromados.
También los pedales deportivos AMG de acero inoxidable cepillado con tacos de goma negros, el techo interior en negro, el volante deportivo de 3 radios en cuero napa negro con sección inferior plana y las llantas de aleación AMG de 48 cm (delante 245/40 R19, detrás 275/35 R19) de 5 radios dobles (RRE) y neumáticos runflat)
Podría ganar más en apariencia exterior con un techo practicable de mayor tamaño, como se estila en todas las marcas.
En definitiva, el CLS es el coche perfecto para que el que busque un coche con diseño deportivo y que sea lo suficientemente práctico para que en el día a día se pueda viajar con la familia o amigos.
Es un vehículo que atrae miradas, aunque sus competidores alemanes han diseñado unos productos que impiden relajarse a la marca de la estrella.
Por precio, la tarifa para adquirir uno está en línea con los Audi o BMW con los que debe rivalizar.
Al igual que éstos, muchos de los elementos que equipan las unidades probadas son opcionales, lo que encarece, y mucho, la tarifa final por estrenar las últimas tecnologías, que, en los competidores generalistas, se empiezan a incluir de serie.