Melange es una reunión de músicos que además son amigos, y que tras décadas con diferentes bandas y muchos bolos, y con la necesidad de tocar y crear, acaban componiendo lo que les apetece, cuando les apetece, y lo ejecutan con maestría y sencillez, cualidades nada contrapuestas en este caso.
ALICANTE. El debut homónimo de Melange ha sido, desde su publicación el pasado mes de marzo, uno de los discos más alabados por público y crítica en lo que llevamos de año. Y así ha sido por lo inusual y lo valiente de la propuesta musical que plantea el grupo madrileño, y a la vez por la oportunidad de su edición en esta segunda década del dos mil.
Aunque es el primer disco de esta banda, es como un punto y parte en la carrera de sus componentes. “Miguel, guitarrista y voz, venía de Bucles y Novak y conocía a Adrian y Sergio que tocaban en Rip KC, para mí uno de los mejores grupos que ha habido en España. Los tres éramos amigos. Miguel quería grabar unas canciones que tenía compuestas, 6 en total, por tenerlas grabadas, por gusto.” Lo explica Mario Zamora, teclista de la banda, quien también había pasado ya por varias bandas como Lüber o Cachalote. A ellos se unió también Daniel que había estado con Mario en Lüber. Y ya puestos siguieron componiendo hasta completar su primer disco de 15 canciones, nada más y nada menos.
Melange es una reunión de músicos que además son amigos, y que tras décadas con diferentes bandas y muchos bolos, y con la necesidad de tocar y crear, acaban componiendo lo que les apetece, cuando les apetece, y lo ejecutan con maestría y sencillez, cualidades nada contrapuestas en este caso.
El disco de Melange es un viaje. Un viaje de una hora y trece minutos, tranquilo pero nada aburrido. Un viaje que te transporta varios lugares en una misma canción. Y eso es de agradecer. Con toques de sitar y harmonium escuchados en discos clásicos de rock progresivo o sicodélico de los 60 y los 70, de King Crimson, Yes, o en bandas sonoras de Morricone o el jazz de Coltrane pero que en sus manos suenan más frescos, menos obvios y nada demodé. Quizás porque sus miembros no han llegado aquí por casualidad, sino por empeño, por amor a la música y porque les encanta tocar y lo hacen bien. “Mamamos desde música renacentista o el folklore, aunque el hilo conductor es el rock progresivo. Creo que es una propuesta sincera, con mucha carga visceral, se trataba de sacar lo que realmente nos apetecía hacer. La evolución de cada uno de los grupos en los que estábamos no solía ir pareja a lo que dictaba el mercado... hemos ido a nuestro aire, y hemos seguido a nuestro aire. Y sigue siendo muy abierto ha salido un poco rock progresivo, o folk progresivo.” Pero era lo que les pedía el cuerpo. “Nos encanta la vida compartida en el estudio de grabación y que se refleje en la música. Luego en los directos nos gusta improvisar. Nuestros directos tienen más pegada y más poderío, y las canciones sufren variaciones porque somos más melómanos que instrumentistas”, ha explicado Miguel.
Melange pasarán el fin de semana en la Comunitat. El viernes a las 10 y media de la noche acudirán a la sala el Loco de Valencia donde tocarán junto con Wild Ripple. “Vamos con una formación clásica, dos guitarras, bajo, batería, teclados... Tocaremos casi todo el disco”. El sábado serán los protagonistas de la II matinal de la Sala Stereo de Alicante. Una propuesta que une la música con el tapeo y que se iniciará a las 12 con una sesión a cargo de Annie Villamarzo en la tienda de discos Naranja y Negro, seguido del concierto de Melange a las 13:00 en la sala Stereo y tras éste, cañas, tapas y “banquete pagano” en el bar La Cucaracha. Todo en la conocida como Ruta de la Madera alicantina, que parece volver a tomar aire. “Como Melange no habíamos tocado nunca en ese horario, creo que es una hora que puede encajar con la música, yo soy mas diurno que nocturno, y el hecho de proponer una ruta gastronómica y de vermú sumado a un concierto me parece acertado”.