VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, convocó este viernes a los medios de comunicación a primera hora de la mañana. El objetivo: dar por zanjada de un solo plumazo la crisis del Gobierno valenciano provocada por Vox con el anuncio de Santiago Abascal de romper sus pactos con el PP en las cinco autonomías donde compartía ejecutivo.
Las luces del Palau estuvieron encendidas hasta altas horas de la noche del jueves. El jefe del Consell y su equipo trabajaban en una solución que pusiera de manifiesto que los populares valencianos se encontraban preparados para cualquier eventualidad, incluso aunque esta fuera un misil a la línea de flotación en la estabilidad de cualquier gobierno.
Un objetivo que Mazón logró con sus diferentes movimientos. El primer paso, en la noche del jueves, fue hacer público con celeridad el cese de los consellers de Vox, disipando cualquier duda de continuidad y, de paso, tomando los mandos de la crisis. Después, ya en la mañana de ayer, compareció ante los medios para dar a conocer los relevos, que atendieron a una línea lógica de actuación expresando un espíritu relativamente continuista.
La desaparición de la Conselleria de Cultura que hasta entonces ostentaba el también vicepresidente Vicente Barrera para ser integrada en la cartera de Educación parecía lógica. De hecho, el propio gobierno del Botànic y otros anteriores así la tenían dispuesta. El traslado del área de Deportes a Presidencia, manteniendo al director general Luis Cervera, se antoja también un movimiento inteligente, dado que es una materia popular que puede aportar además mucha visibilidad pública, por lo que parece lógico que pase a formar parte de las competencias del propio Mazón.
Por otro lado, los dos movimientos principales también combinaron la optimización de la gestión con el pragmatismo orgánico-político. El presidente decidió trasladar a la consellera de Medio Ambiente Agua, Infraestructuras y Territorio, Salomé Pradas, a la cartera de Justicia, que dejaba la dirigente de Vox Elisa Núñez. La maniobra tiene cierto sentido: el propio presidente ya dudó en su día, según él mismo reveló este viernes, en designar a Pradas para ese puesto, dada su formación como abogada. Si a ello unimos que en el entorno del presidente se pretendía un empujón a la cartera que dirigía la castellonense, que ostentaba bajas cifras de ejecución presupuestaria, el resultado parece obedecer a esta doble intención.
En cuanto al otro cambio, el puesto que dejaba Pradas pasaba a recogerlo el senador Vicente Martínez Mus, si bien con un relevante cambio de competencias, al trasladar el área de Agua -una materia fundamental para Mazón- a la cartera de Agricultura, donde toma el relevo el hasta ahora portavoz del PP en Les Corts, Miguel Barrachina. Un hombre de partido al que, además, se le presupone una lealtad destacada y colmillo político, lo que resulta una virtud a reseñar en un área de gestión de esas características. De la misma manera, el cargo de síndic que dejaba vacante en Les Corts recaía en las manos del actual secretario general del PPCV y mano derecha de Mazón, Juanfran Pérez Llorca.
Un dirigente al que se le atribuye una mejor capacidad negociadora y un perfil más afable para el diálogo que el de Barrachina, que ha hecho un trabajo de confrontación más destacado contra la oposición en este primer año de gobierno. El motivo parece claro, Mazón debe, con el cambio de escenario, explorar otras vías de acuerdo en Les Corts dada la ruptura provocada por Vox, que además anunció en boca de Abascal que también retiraría "el apoyo parlamentario". Unas palabras que suscribió este viernes el propio portavoz de Vox en la cámara este viernes, José María Llanos, quien aseguró que su grupo no daría "ninguna estabilidad" al PP más allá de algunas cuestiones puntuales.
Así pues, el PPCV liderado por Mazón se enfrenta ahora a una segunda fase en la legislatura que debe durar aproximadamente tres años (o al menos lo máximo posible) y donde, una vez liberados de Vox, pueden reconducir su acción política por otros derroteros. Fuentes populares aseguran que la aspiración del jefe del Consell es, ahora que no se debe a ningún socio, aprovechar para tejer un discurso único que se caracterice por la moderación y se consolide dentro de la centralidad política.
Para ello, y pese a la dificultad que supone gobernar en minoría, tiene la ventaja de disponer de un control absoluto en el Consell, con la ausencia garantizada de dilemas ideológicos a los que se ha visto sometido por la influencia de Vox, que ha puesto en algunos aprietos al PP dentro del propio ejecutivo con manifestaciones negacionistas respecto a la violencia de género o el cambio climático, además de otros conflictos derivados de decisiones en el ámbito cultural o relacionadas con los derechos LGTBI.
De esta manera, Mazón selló este viernes una reconstrucción exprés del ejecutivo para los próximos retos. Curiosamente, zanjó la crisis de forma tan rápida como cuando alcanzó el pacto de gobierno en junio de 2024, al firmar un acuerdo con Vox tras las elecciones autonómicas antes que nadie en España, lo que le costó críticas en el ámbito nacional y también dentro de su propio partido, al considerar que podía perjudicar la campaña de Alberto Núñez Feijóo para las generales. Una vez más, y aunque desde el PPCV no estaban conformes con la ruptura ni con las maniobras de la dirección nacional en este sentido, el presidente de la Generalitat supo hacer de la necesidad virtud este viernes y dejar listo para su funcionamiento al nuevo gobierno valenciano en todos sus escalones.