ELCHE. Seis años después, Alejandro Soler vuelve a convertirse en el secretario general de la agrupación socialista de Elche. Tal y como manejaron en todo momento desde su equipo, finalmente la victoria fue amplia. De los 439 que votaron —una participación del 80% aproximadamente—, 263 votos optaron por él frente a los 174 de Ana Arabid, lo que demuestra que el amplio respaldo mostrado en la presentación de su candidatura no era casualidad; más bien causalidad. Con la victoria del hombre fuerte del sanchismo —que preparó su desembarco junto a su fiel escudero Francis Rubio— en la ciudad, que viene con una ejecutiva con caras conocidas y muchos nombres de base, se abren interesantes escenarios que van desde lo local a lo autonómico.
Empezando por esto último, Ximo Puig se queda sin margen de maniobra en la ciudad, algo que ya venía siendo fehaciente en las últimas fechas con el cada vez más presente comando sanchista —a nivel local y comarcal— y con el aislacionismo del alcalde y ya exsecretario general, Carlos González. Una pequeña derrota que era previsible, y que no duele tanto como el reciente fiasco sufrido en Alicante, donde el PSPV volvía a gobernar después de muchos años de mandato popular, que vuelve al redil.
En el plano local, Soler ha aprovechado a su favor el enfado de las bases de la agrupación, que han visto cómo tenía cada vez menos actividad y menos militantes —siendo históricamente una de las más importantes de todo el país—, fruto de la actividad del grupo municipal, que absorbió todo el tiempo, según denunciaban desde el sector alejandrista. Quizá el hecho de que González declinara volverse a presentar ya era un síntoma. En cualquier caso, los afines al exalcalde ponían como ejemplo la falta de periodicidad de las reuniones de la Comisión Ejecutiva. Ahora, bajo la premisa de volver a reactivar el partido y luchar por acabar con las familias —algo a lo que tanto él como su rival apelaron— de una forma tranquila y sin convulsiones —el carácter que ha marcado además estas semanas—, tiene el objetivo de armar un partido fuerte capaz de renovar la alcaldía. Enfrente, un PP también dividido, con su presidente Pablo Ruz sin mucha presencia en los plenos, pero ya pisando la calle desde hace meses, curtiéndose para la contienda electoral.
Con todo, este será el reto más fácil —obviando quizá lo de acabar con las familias— de Soler. Ahora que ya es secretario general, tiene que analizar qué va a pasar con los asuntos de patrimonio que han venido desgastando a los socialistas en los últimos tiempos. Sobre todo el Mercado Central, del que había dicho en varias ocasiones que deberían recabar ahora la información para tomar decisiones al respecto de una forma más activa. También tendrá encima de la mesa la Corredora, de la que ya dijo en la entrevista a Alicante Plaza que hubiera intentado hacer antes y con consenso. Para ello, contará en el grupo municipal con tres concejales, Héctor Díez, Patricia Macià y José Manuel Sánchez, frente a los cuatro afines al alcalde: Tere Macià, Carlos Sánchez, la propia Ana Arabid y Pepe Pérez. En total, cinco contando al alcalde. Habrá que ver cómo se gestiona el cambio de timón en la corporación o si se impone, pues Soler es más partidario de liderazgos fuertes. De momento, Arabid ya indicó que ahora que han pasado las elecciones, es el momento de trabajar por el partido, de acuerdo al discurso de cohesión que ha venido manteniendo.
Y lo más importante, con la victoria que ha logrado, que supera la mitad más uno —que estaba sobre los 256—, se puede permitir convocar unas primaras de cara al futuro alcaldable. Un derecho que se reservan por estatutos los alcaldes, ya que pueden volver a repetir. Sin embargo, al tener la mitad más uno, si esta parte de la militancia lo desea, se podrá elegir un candidato diferente, unas primarias en las que ya desde Valencia nada pueden hacer. Será uno de los temas que previsiblemente se abordarán en su primera ejecutiva, el próximo lunes. En cualquier caso, se trata de una hipótesis que está en el aire, y de la que no hay nada seguro, ya que desde el propio seno de la candidatura han dicho que no se contemplaba, pero Soler ha dicho tanto que no, como que no se descarta nada. Será cosa de esperar y de medir el ambiente a nivel interno para no volver a tensar la cuerda.
Como poder, se podría presentar de nuevo Soler, aunque ya ha dicho que sus aspiraciones eran sólo dirigir el partido —eso sí, a veces más con la boca pequeña—, por lo que quién sabe si se volvería a presentar. Aunque habría que valorar contrapartidas, teniendo en cuenta que con él se perdieron las elecciones por primera vez frente al PP, siendo Elche uno de los bastiones socialistas históricos en la Comunidad. Hay algún otro nombre que se ha barajado, como el de Héctor Díez, quien ya llegó a ser el acuerdo pactado para la secretaría en 2015. En cualquier caso, como dijo el propio Soler, en la entrevista, 'partido a partido'.