TORREVIEJA. El actor Mariano Peña (Manzanilla,Huelva, 1960) está ligado a papeles de mucha personalidad. Además de alcanzar la fama a nivel nacional por su personaje de Mauricio Colmenero en la serie de televisión Aída, es el responsable de ponerle voz a Muten Roshi en Dragon Ball, en su versión en español, y también al señor Wilson de Daniel el Travieso. Ha interpretado en las tablas a Bernadette en el musical Priscilla, reina del desierto y, además, desde hace unos meses interpreta, nada más y nada menos que a Dios en “Obra de Dios”.
Esta escena llega al Auditorio de Torrevieja el próximo 10 de agosto, a las 22 horas, y Alicante Plaza ha hablado con el actor sobre esta obra cómica, que ha triunfado en Nueva York y lleva meses de recorrido, con éxito, en España. Además, Peña deja claro que además de representar a personajes con un carisma apabullante, él también es una persona con una personalidad que abruma y, de hecho, le molesta cuando le llaman Mauricio Colmenero, porque él, afirma, es una persona a la que, como cualquier otra, le gusta que le llamen por su nombre. Y se lo ha labrado a base de años de carrera artística.
¿Qué se van a encontrar los espectadores del Auditorio de Torrevieja, el 10 de agosto, con Obra de Dios?
Mucho humor inteligente. Dios baja a la tierra porque se ha cansado de sus mandamientos, cree que han salido mal y decide volver abajo atraer unos mandamientos nuevos, remozados, y para ello toma el cuerpo de un personaje conocido, en este caso el de Mariano Peña, y se acompaña de los arcángeles que harán un repaso muy cómico de los pasajes de sobra conocidos dela Biblia. Siempre en tono de humor, muy divertido y con mucho respeto.
¿Le resulta fácil bromear heciendo de Dios?
Toda la obra se hace desde un prisma humorístico, con sumo respeto, pero en clavecómica. Es un síntoma de inteligencia el hecho de reírse de uno mismo y de las cosas. Además, se pretende hacer un poco a la gente reflexionar. ¿Realmente creemos que alguien metió en un arca a todos los animales del mundo, cómo diferenciaba Noé a un mosquito macho de una hembra?, ¿cómo metió dos ballenas en el arca y las mantuvo vivas?. Sobre todo buscamos llevar al público un humor inteligente y que pasen unbuen rato, distendido, haciendo una versión frescade los mandamientos que todos conocemos.
¿Cómo es actuar con sus compañeros de reparto, Chema Rodríguez y Bernabé Fernández?
Una maravilla, se logra una unión mucho más grande que en cine, a veces se hacen pequeñas familias. Actuamos y ensayamos muchísimo, salimos de casa, compartimos viajes,comidas, hoteles, es todo mucho más intenso. Nos llevamos genial y espero que se note. De hecho, sino hay buena relación,se ve en el escenario. Es una experiencia estupenda, ojalá siguiera años y años.
Si fuera usted Dios, ¿qué mandamientos volvería a redactar, dónde actuaría primero?
Daría un toque de atención, revisaría lo de “honrarás a tu padre y a tu madre”, porque creo que el respeto a las personas mayores se está perdiendo y se da una importancia tremenda a la juventud, que es algo que pasa inevitablemente y todos nuestros esfuerzos van ahí, cuando en la vejez hace falta mucha atención y cariño. Otro que cambiaría sería el de “No cometerás actos impuros”. ¿Qué es impuro? Yo creo que el tocarse, la sexualidad, amarse no lo es, hay actos más impuros que ese, como el calumniar,robar, hacer daño a los demás…
En su papel, Dios quiere que corra el aire entre él y el Estado.
Eso dice, es verdad. Dios se ve utilizado para todo, incluso para matar, robar, porque muchos de esos actos se hacen en su nombre y en el papel de “Obra de Dios” nos dice: “dejadme tranquilo, buscad otra cabeza de turco, no os justifiquéis en mí”.
¿Usted ha doblado la voz del maestro Kame Sennin (Muten Roshi) en Dragon Ball y del señor Wilson en Daniel, el travieso, qué se siente al darles personalidad?
Ser doblador de voz de personajes, aunque sean tan reconocibles, tiene una difusión más pequeña que el resto de interpretación. Rompo una lanza por los actores de doblaje, porque interpretan en la sombra y es muy difícil hacerlo bien. Te dan una cara muda y le tienes que dar vida a algo que, además, originalmente habla en otro idioma. Es un trabajo muy bonito y valioso.
¿Había estado en Torrevieja antes como actor?
No, en Torrevieja no he estado nunca, y tampoco en la provincia hasta ahora. Tengo una curiosidad enorme por ver qué tal se da, el espacio, el escenario y, sobre todo, hacer pasar un buen rato a los asistentes.
Empezó en el teatro muy joven y ha pasado por múltiples escenarios,televisión y también por cine en varios formatos, ¿con cuál le gusta jugar más?
Todo tiene su brillo y su sombra, lo que es bueno por un lado es malo por otro. En cine y televisión todo es más cómodo porque hay un plató, se hacen tomas que duran, a lo sumo diez minutos y se repiten las veces que haga falta, te maquillan de nuevo, y no pasa nada, se retocan los errores y se repiten. Pero no ves el resultado hasta pasado un tiempo, desde una semana hasta un año después. En el teatro, en cambio, te enfrentas al público en una toma, con calor o humedad, sudando, si te equivocas estás solo ante el peligro. Pero la reacción del público es inmediata, ves el resultado al instante y sabes si te lo ganas o lo has aburrido.
¿El personaje de Mauricio Colmenero ha tenido mucha fama, le molesta que se lo recuerden por la calle?
No, a mí no me molesta, todo depende de cómo te lo digan, si te lo dicen a buenas o a malas o dependiendo del humor que tenga ese día. No reniego de mis personajes y menos de uno que me ha dado tantos éxitos, entre ellos, varios premios de interpretación. Pero la gente debe comprender que detrás del personaje hay un actor con otro nombre, soy Mariano Peña. Me gusta que me llamen por mi nombre, no por el de un personaje. Si la gente supiera, estuviera concienciada de que hay otro nombre y me dijera: “¡hombre, Mariano Peña, me encantó tu papel de Mauricio Colemenero”, sería ideal.