Foto: PEPE OLIVARESALICANTE. “Nunca es tarde si la dicha es buena”, dice el adagio popular. ¿Pero buena para quién? No se puede decir que Manuel Vázquez Montalbán no fuera un personaje público conocido a lo largo de toda su trayectoria literaria y periodística, ni que no fuera leído, incluso popular, ni que eso no se concretara en una suculenta cuenta corriente (imaginamos, teniendo en cuenta las editoriales que se hicieron cargo de sus publicaciones en el momento álgido de la burbuja editorial), ni que su opinión no tuviera ascendencia sobre un importante espectro ideológico, ni que el periodismo deportivo no le haya reconocido gran parte del mérito de la modernización del género. Pero todavía existe un ámbito en el que la figura del escritor barcelonés no acaba de tener el reconocimiento que se merece, el propio mundo de la literatura, el de la crítica, el lugar que debe ocupar su obra en la historia de la literatura española y mundial.
En los últimos tiempos están surgiendo diferentes iniciativas que vuelven a poner de actualidad al literato, por encima de la figura pública en otros terrenos. La reedición de una de sus mejores novelas por parte de la editorial Anagrama, Galíndez, un trasunto de reportaje biográfico de la desaparición del representante del gobierno vasco en el exilio, Jesús Galíndez, en Nueva York, a manos de los sicarios del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, de la que hablaremos con más detalle en estas páginas en breve, o la recuperación de su personaje emblemático, Pepe Carvalho, por una de las grandes plumas de la literatura hispánica contemporánea, Carlos Zanón, que igualmente trataremos en un futuro cercano, son muy buenas noticias para la memoria vazquezmontalbiana.
A un nivel más cercano, esta misma semana se ha inaugurado, en la sala de exposiciones temporales del Museo de Arte Contemporáneo de Elche (MACE), situado en la Plaza de San Juan del barrio del Raval, la exposición ‘Pepe Carvalho’,44 interpretaciones plásticas por parte de 40 diferentes artistas de las 24 novelas que Vázquez Montalbán dedicó al detective gourmet.
Obras sobre papel y esculturas a cargo de algunos de los artistas más significativos del arte contemporáneo: Eduardo Arroyo, José Manuel Ciria, Francesc Artigau, Manolo Quejido, Santi Moix, Jaume Plensa, José Luís Pascual, Juan Genovés, Anna Monzó, Juan Uslé, Joan Pere Viladecans, Antón Llamazares, Lluís Lleó, Antón Patiño, Javier Balda o Victoria Civera se han sumergido en el universo del gastrónomo investigador de origen gallego, su ayudante Biscúter, el confidente Bromuro y su gestor y compañero de degustaciones Enric Fuster. La crítica social y política, envuelta en un cinismo salpicado de ternura y nostalgia por una Barcelona que se estaba yendo al garete, se ven reflejados también en las representaciones pictóricas y escultóricas que llevan girando desde su primera inauguración, en 2016.
La muestra, comisariada por Gabriel Serrano, ha sido expuesta, de la mano del Instituto Cervantes, en la Feria del Libro de Frankfurt, Munich, Toulouse o en los tributos que rinden las ciudades de Barcelona y Gijón a la novela negra.
En Elche se podrá visitar hasta el próximo 24 de marzo.
