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el sur del sur / OPINIÓN

Málaga ha vuelto a ganar

30/05/2021 - 

Quizás haya pasa desapercibido por estas tierras, pero Málaga ha vuelto a imponerse a Alicante. En concreto se ha impuesto a seis ciudades europeas, entre las que estaba Alicante, que competían por acoger el centro europeo de excelencia de I+D+i de Vodafone, una instalación dedicada al desarrollo de soluciones tecnológicas y servicios digitales que generará más de 600 empleos altamente cualificados. Este viernes, se ha hecho público que la capital de la Costa del Sol ha sido la ciudad elegida.

Málaga se ha impuesto a siete urbes de cinco países en un proceso interno realizado por el grupo Vodafone que se ha extendido de enero a marzo. Según ha informado la compañía, la ciudad andaluza ha conseguido la mejor puntuación en un extenso cuestionario que evaluaba el estilo de vida, la disponibilidad de talento con los conocimientos técnicos necesarios, condiciones laborales, transporte, ayudas públicas y bonificaciones, conexiones con universidades o atractivo de cada sitio para el talento, así como la impresión sobre la ciudad de otras empresas presentes.

En este caso, no creo que haya que buscar culpables. Me consta que el Ayuntamiento de Alicante, promotor de la candidatura, y la Generalitat Valenciana, que dio todo el soporte posible, trabajaron duro para optar a ser la ciudad elegida, pero tenían un doble obstáculo: se competía con grandes capitales europeas, como Berlín, y España tenía dos candidaturas; la de Málaga y Alicante; es decir, que en caso de que la multinacional eligiera nuestro país, Málaga contaba con cierta ventaja, como ha sido.

No obstante, la experiencia de haber competido en esta pequeña Champions de la tecnología deben servir a Alicante y a la Comunitat Valenciana de lección para afrontar nuevos retos de otra forma -insisto, en esta ocasión, todos los implicados, incluido el Puerto de Alicante, han ido de la mano- y de evitar los errores del pasado, que se han cometido, y que posiblemente ahora, con la distancia, se notan. 

Sólo hay que acceder a la página web del parque tecnológico de Andalucía, ubicado en Málaga, para ver algunos de esos pecados que se han cometido, y que con el tiempo, Alicante y la Comunitat han conseguido enderezar. Lo primero que dice el portal es que el parque tecnológico de Andalucía tiene más de 25 años de historia y es una iniciativa basada en la colaboración público-privada con participación de su accionariado de la Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Málaga, la Universidad de Málaga y Unicaja. En la actualidad, hay 65 empresas internacionales instaladas allí; es la sede de la asociación internacional de parques tecnológicos; y el parque, además de ensalzar sus atributos y aportación al PIB (un 8%) y al empleo de su área de influencia, agradece el papel esencial que juega la universidad.  

Creo que es justo recordar que hace justo 25 años, el entonces rector de la Universidad de Alicante, Andrés Pedreño, planteó un proyecto de similares características, que no es menester recordar cómo acabó y con qué moneda se le pagó. Creo que con perspectiva uno puede darse cuenta del error que se cometió y el tiempo (valioso) que se perdió hasta llegar a esta nueva oportunidad que ha generado la transformación digital y, sobre todo, la pandemia.

Nunca se puede decir que de haber puesto las bases de un parque científico hoy podríamos celebrar la llegada de Vodafone y de su centro de I+D+i en Alicante. Pero quizás sí que estaríamos en mejores condiciones de competir, tendríamos más experiencia para que todas las instituciones, independientemente de su color político, fueran de la mano para optar a un proyecto, el que fuera, y tendríamos algunas carreras parciales frente a ciudades ganadas, en su defecto, o empatadas.

Entonces, competíamos en aprobar PAI, PAU y recalificaciones de suelo y proyectos megalómanos; ahora, hemos comenzado a notar el valor que tiene el estilo de vida en Alicante y su área de influencia (por el norte y por el sur); la gastronomía, el valor de las infraestructuras y las comunicaciones. Y competimos en salarios bajos. Es triste decirlo, pero es así. El caso de Málaga no tiene secreto: estrategia y determinación en un modelo, al que se han sumado todo los actores institucionales, independientemente del partido que fueran, y colaboración público-privado. Este pecado lo han cometido todos en esta tierra. Muy pocos proyectos arrancan con esos parámetros -sólo hay que ver lo último que se ha anunciado y lo que se anunciará próximamente-. He de reconocer en que algo hemos aprendido; hay más colaboración en proyectos clave, pero seguimos sin detectar más oportunidades que otros territorios. Y por ahí pueden venir los nuevos desafíos. Llegará un momento que seremos como Málaga, pero deberemos tener la destreza para convencerlos de que vengan aquí, y no a la Costa del Sol. Eso será lo siguiente. Suerte a las nuevas generaciones. Esto no es un ahora o nunca; es siempre, y a ser posible, todos juntos, y sin descuidar ninguna oportunidad.


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