VALÈNCIA. Las muertes provocadas por ahogamiento, atragantamiento y sofoco fueron en 2022 la principal causa de defunción no natural de las personas que residen en la Comunitat Valenciana, una situación que se produce por primera vez desde que existen registros y que estaría ligada sobre todo al envejecimiento de la población y también a factores como el calor y el aumento de las temperaturas.
Así lo demuestran los datos relativos a 2022 de la Estadística de Defunciones según la Causa de Muerte publicada este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la que se aprecia cómo este tipo de fallecimientos, enmarcados en el grupo de defunciones propiciadas por razones externas al cuerpo humano, han crecido entre los valencianos un 17% en tan solo un año, hasta alcanzar la cifra récord de 444 decesos. Por detrás, y dentro de este mismo conjunto de causas, se sitúan los suicidios con 432 defunciones, muy cerca también de su dato histórico más elevado (450), las caídas accidentales (383), y los accidentes de tráfico (197).
El incremento de las muertes por ahogamiento y sofoco se observa igualmente con claridad si se contextualizan las cifras con los datos de población residente en la Comunitat Valenciana, ya que si bien hace diez años se contabilizaban como mucho 3,8 fallecimientos por cada 100.000 habitantes debido a estas causas, durante el pasado año la tasa se ubicó ya en 8,7. Del mismo modo, en el conjunto de España estos fallecimientos fueron también la primera causa de muerte no natural con 4.102 casos y un aumento del 17% respecto a 2021, muy similar a la tendencia valenciana.
Una de las principales razones que ayudarían a explicar el aumento significativo de este tipo de defunciones sería el progresivo envejecimiento de la población, ya que en 2022 el 78% de los residentes valencianos que fallecieron por estos motivos, unas 346 personas, tenían más de 65 años, un porcentaje acorde al de otros ejercicios anteriores. En este sentido, el deterioro del cuerpo humano y la aparición de problemas para procesar alimentos son cuestiones que influirían en gran medida en estos decesos, como explicó el pasado mes de noviembre el presidente del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova), Juan José Tirado.
En la presentación de una campaña para la difusión de la Maniobra Heimlich celebrada el pasado noviembre, Tirado expuso que se cree erróneamente que los menores son los más vulnerables a estos accidentes, “cuando el pico de las muertes se encuentra a partir de los 80 años”. Así, el presidente del Cecova aseguró que muchas de estas defunciones se asocian a la dificultad para tragar que aparece como síntoma de diversas enfermedades, conocida como disfagia, si bien en los últimos años estos decesos han crecido igualmente en el grupo de edad de 40 a 64 años.
Además, el calor también jugaría un papel relevante en las muertes por ahogamiento y sofoco dado que gran parte de las registradas por estas razones en todo el país, en concreto un 40%, se concentraron entre los meses de mayo y agosto en 2022. En ese año, en el que España y otros países europeos padecieron, según el director del Servicio Climático de Copernicus de la Unión Europea, Carlo Buontempo, un estrés térmico “sin precedentes” y el verano más cálido de su historia, los fallecimientos por cualquier motivo registrados en la Comunitat Valenciana crecieron entre mayo y agosto casi un 25% respecto a 2021, cuatro puntos por encima de la media estatal.
En este periodo del año crece además el riesgo de ahogamiento por sumersión en piscinas y playas, así como los sofocos debido a las olas de calor y las temperaturas cada vez más altas. El pasado año, de hecho, el servicio de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III atribuyó varios cientos de muertes que excedían a las previstas en verano a las altas temperaturas. En relación a ello, y para evitar defunciones y accidentes en trabajos afectados por el calor, el Gobierno prohibió en mayo desarrollar algunas tareas al aire libre cuando existan alertas meteorológicas.
Por otro lado, por detrás de los ahogamientos y los sofocos, los suicidios de personas residentes en la Comunitat Valenciana crecieron hasta las 432 muertes en 2022, un 7,2% más que en el ejercicio precedente y cerca del pico de 450 que se registró en 2019. En este sentido, en los últimos años se constata un repunte de esta causa de fallecimiento después de su caída progresiva entre 2012 y 2016, cuando se contabilizaron 336 decesos entre los habitantes valencianos. Desde entonces, los números han crecido de nuevo casi ininterrumpidamente hasta anotarse algunas de las cifras más elevadas desde el inicio de la serie en 1980.
Por edades, los suicidios de personas residentes en suelo valenciano de entre 40 y 64 años sí crecieron hasta marcar un récord de 250 fallecimientos durante el pasado año, tras superar a los 228 decesos del ejercicio previo. También crecieron este tipo de muertes entre los adolescentes y la población joven hasta los 40 años, una franja en la que se registraron 68 suicidios por los 64 de 2021, lejos aún de los más de cien anuales que se contabilizaron a principios de siglo y en 2011. También entre la población más anciana aumentó este motivo de muerte en 2022, en concreto un 4% sobre el año anterior, aunque en este caso el pico se sitúa de momento en 2019.
A nivel estatal, en cambio, la cifra de suicidios que contabilizan los datos del INE en 2022 sí refleja un nuevo récord en términos absolutos con 4.097 fallecimientos, un 2,3% más que en los doce meses previos. De esta manera, continúa la tendencia al alza especialmente en hombres a la vez que aumenta la concienciación para proteger la salud mental.
Por último, y en términos generales, las muertes en la Comunitat Valenciana crecieron un 13,2% en 2022 respecto a 2019, el año anterior a la pandemia. En concreto, y por grandes grupos, las defunciones por enfermedades hipertensivas fueron las que más se acentuaron (43,6%), a la vez que las generadas por diabetes se incrementaron un 9,6% y las producidas por trastorno mental senil y presenil descendieron un 1,2%.
En el conjunto de España, las enfermedades del sistema circulatorio estuvieron detrás del 26 % de los decesos, con lo que se mantuvieron como primera causa de muerte con una tasa de 252,2 fallecidos por cada 100.000 habitantes, seguidas de los tumores, que representaron el 24,8 % con una tasa de 239,8, y las dolencias respiratorias (9,3 % y tasa de 89,9).