Pensamos y decimos en muchas conversaciones aquello de 2020 será un año para olvidar, pero sabemos que pasará todo lo contrario y como otros momentos clave de la historia, 2020 y la pandemia del COVID_19 durante mucho tiempo será tiempo de referencia. “Esto ocurrió antes del Covid, esto fue ya después del Covid”, quedará casi como un AC, DC dos mil años después.
Este 2020 yo he cumplido 50 años. Y como yo, todos los del 70. Para la mayoría sin posibilidad de celebrarlo como ahora se lleva. Son los nuevos 40, ¿no? Los que nacimos en Elche en los 70 somos los que pasamos por la EGB en colegios recién construidos con urgencia, para atender el baby boom y la llegada de españoles de otras provincias a trabajar. Colegios que en algunos casos, como el mío, el Baix Vinalopó en “la rata”, tuvieron que cambiar rápidamente de nombre y traerlo así a la nueva etapa democrática, (Muñoz Grandes le habían puesto).
Los que cumplimos 50 este pandémico 2020 en Elche, somos la mayoría hijos de familias trabajadoras sin posibilidad de estudiar, y nuestros padres hicieron lo que no está escrito por ofrecernos lo que sabían que no tenían, formación y especialmente, universitaria. Sus anhelos pasaban por dar a sus hijos una oportunidad mejor y creían que vendría de aquello que ellos no tuvieron. Somos, por tanto, aquellos a los que nos dijeron que la universidad garantizaba un buen trabajo y un buen sueldo.
Unos acabamos ahí pero sin el sueldo. Y otros por el contrario, aprovecharon la oportunidad del momento y comenzaron pronto a trabajar e incluso a ganar mucho dinero. El empuje emprendedor de esta ciudad en los 80 llegó a los 90 y se mantuvo a pesar de crisis varias en los 2000. Hay grandes empresas y empresarios hoy en día en Elche a nivel nacional e internacional, que proceden de esta, mi generación.
Somos los que tuvimos la televisión como niñera y como vicio y todo lo que pasaba en esa pantalla era lo único que nos importaba. Se hacían estudios y nos recomendaban no pasar más de una hora al día viendo la TV, amenazando con mil males para nuestra salud física y emocional. Todo eso que ahora, los de entonces, hemos trasladado con nuestros hijos a los móviles, Internet y los vídeo juegos.
Las discotecas, los after, la noche, las drogas y el sexo desbocado pero no exento de culpa, para las poco liberadas realmente mujeres de aquellos años, formó parte de nuestra juventud. La música pop, rock, punk, rockabilly, máquina, house... todas las tendencias nos reunían por pubs y garitos y la calle era nuestra zona de juegos. Somos los que aún llegamos a jugar en la calle de niños y a los 19 vivimos el ocio también en esas calles donde ahora andamos todos a metro y medio con mascarilla mirándonos hasta con recelo.
A los 50 tenemos casa e hipoteca. Fuimos familias de cuatro hijos, de cinco, de tres y no hemos conseguido ni completar el hijo y medio por pareja que nos toca según las estadísticas, así que, hemos “inventado” el formato parejas divorciadas que se juntan y al final formamos las nuevas familias, estas sí, con mucha prole, con hijos de aquí y allá, combinados con fines de semana tranquilos de “le tocan con mi ex” .Somos los que nos han contado el pasado glorioso del Elche C.F. en primera, pero sólo hemos vivido o recordamos partidos en segunda y segunda B, jalonados con alguno en primera, siempre agónico, en temporadas endeudadas e inestables. Ni Barcelona ni Madrid, nuestros recuerdos son el Cádiz, el Granada...
Un buen número de nosotros pasa dificultades económicas y emocionales porque se han tenido que reinventar a una edad muy dura y no hay manera de levantar cabeza. Otros vivimos en zona de confort aceptando lo que hay y viendo alrededor un futuro incierto y desolador para nuestros hijos e hijas.
Los que este año hemos cumplido 50 sabemos ya que nuestra vida se contará como 50 antes del coronavirus y ojalá otros 50 después. Somos los que poblamos los gimnasios de Elche y el río, matándonos a running, soñando abordar la siguiente década para llegar a los 60 que serán los nuevos 50 estupendos y esperando que una maldita pandemia no nos amargue el festón.