El Instituto Valenciana de Finanzas tenía (y tiene) un papelón en la provincia de Alicante. Debe recuperar el dinero prestado a las dos entidades deportivas más importante, Hércules y Elche CF, y además, a los empresarios. Esta semana, su director general, Manuel Illueca, habrá soñado con todo ello. Illueca tenía un plan trazado; venta de los créditos del Hércules y Elche y asfixia a la patronal para levantar otra nueva. Nada, de momento, ha salido bien.
Lo del fútbol tiene sus matices. Posiblemente, lo de Elche era una buena operación, pero se ha encontrado con un consejo de administración rocoso que no quiere abandonar sus butacas por las razones que fuere. El inversor pasea todos los días por las puertas del Martínez Valero a la espera de que le digan: te toca. Creo que es cuestión de tiempo.
Lo del Hércules es lo que le da la razón a Illueca. No sólo se ha topado con una entidad ruinosa, con unos dirigentes acostumbrados a jugar al trile allí donde han estado, sino que además debe luchar ahora con figurantes chulescos: que le dicen, además de que no te vamos a pagar, váyase usted por dónde ha venido. Cuando Enrique Ortiz diseñó la operación del crédito de los 18 millones y puso a la Fundación del Hércules de beneficiaria del crédito, ya sabía que no iba a pagar. Y dejó el estadio -que es de su propiedad- como garantía porque jugaba con la baza de que el poder valenciano no se lo iba a apropiar, que Alicante y los herculanos se levantaría en armas e impedirían tal osadía.
Pues hoy en día que todos los que diseñaron esa operación ya no están, que ni PP y PSOE alcanzan mayorías del 40% y que existe una masa crítica al sistema, formada por Podemos, Ciudadanos, Compromís, etc- que con eso ya no tragan; es decir, que a Ortiz sólo le queda que sus bravocunadas se les oculte su socio. Pero al final va camino de que todos sus enemigos busquen al poder valenciano para que los desahucien del Rico Pérez. Aquí ni cabe ni susto o muerte. Lo del Hércules: es o muerte, o muerte con salvavidas para jugar otra partida. Yo no sé yo si después de lo desvelado por Óscar Manteca esta semana, si hay otra vida con un ascenso. Lo dudo mucho.
Lo de Coepa, la tercera peñora del IVF, ha sido una mala jugada. Lo dije la semana pasada y se ha demostrado ésta. Illueca debió negociar, pero prefirió apretar el botón para mandar a la patronal al embargo y provocó el concurso de acreedores voluntario. Ahora, sí o sí, se deberá quedar con el edificio del centro oficios. La patronal sigue estando en manos de Valencia, pero está viva. El nuevo Gobierno autonómica quería un confederación de nueva vida, pero erró en el tiro. Ahora, hay que quedarse con la de Alicante y la autonómica.
Muchos de esos nuevos empresarios que estaban llamados a liderar la regeneración son los que acudieron el martes por la tarde al acto convocado por Compromís. Con ello, la coalición quería presentar su nuevo proyecto de reparto de ayudas para la Diputación, una idea a considerar y que sepulta el modelo clientelar de populares y socialistas en los últimos años de la Democracia. Compromís lo hizo casi todo bien: buena puesta en escena, movilización de cargos públicos (pese a no estar Mónica Oltra), etc...pero erró en una cosa fundamental: a los empresarios, a los que fueron y a los que no, les gusta la discreción y allí se vio demasiado músculo político para el acto que era. Y los aplausos, en este tipo de actos, no se regalan. De ahí que los pesos pesados se fueran al acabar la interlocución del autor intelectual del denominado Pla Objetiva, José Manuel Penalva. Y pese al esfuerzo y el empeño puesto por portavoz de la coalición en la Diputación de Alicante, Gerard Fullana, también se vio que quien manda en el Compromís del sur siguen siendo...Mireia Mollà. Ella fue la encargada de cerrar el acto, pese a que había cargos de mayor rango, institucional y orgánico. Por si alguien tenía dudas, Mollà sigue siendo la gobernadora.