VALS PARA HORMIGAS / OPINIÓN

Lo que no se elige

15/12/2021 - 

Se elige comprar una entrada para ver la gira de despedida de Serrat, si se llega a tiempo. Se elige pasar la Nochevieja en la plaza mayor o celebrarla en casa con un menú de restaurante indio. Se elige animar al Barcelona o al Liverpool, se elige odiar el fútbol. Se elige teñirse las canas o dejarlas a la vista, la playa en verano o el mar de invierno, viajar por autopista o perderse por carreteras comarcales. Se elige una película, un concierto para violín de Mendelsshon, el tipo de smartphone que preferimos, el nombre del bebé si logra escapar uno de las costumbres familiares, lavar la ropa del derecho o del revés. Se elige incluso la marca del detergente. Se elige, en contadas ocasiones, decir que sí o decir que no. Se elige, también en contadas ocasiones, la tarde de los domingos y el destino de los materiales reciclables, aunque sea mucho más oportuno contribuir a la mejora del medio ambiente.

Incluso las cosas que se eligen quedan a merced de la economía doméstica, aunque no es ese el núcleo de esta columna. Lo que no se elige es ser Rafa Burgos, con todo lo que eso conlleve. De bueno y de malo. O ser Verónica Forqué, o cualquiera que sea el nombre que pone, lector, en su carné de identidad. Todo lo que no se elige pesa más. Mucho más. No se elige ahogarse en un vaso de agua ni tener carisma o una inteligencia superdotada. Tampoco se elige verse incapaz de afrontar el día a día, dominar la ansiedad, verse incapaz de detener los pensamientos cuando se aceleran como un tren sin frenos, dormir con la conciencia tranquila, tomar las riendas de un asunto y no soltarlas jamás, desesperarse, reír, hundirse, estallar, aguantar lo inaguantable, crecerse ante las adversidades, preocuparse por un hijo adolescente o ser capaz de llamar a alguien cuando se necesita ayuda. No se elige llegar tarde a todas las decisiones correctas ni estar en el sitio adecuado en el momento adecuado con la actitud adecuada. Ni siquiera se elige el suicidio, sospecho, sino que se convierte en la única salida posible a una situación que parece insostenible.

Sin embargo, todo lo que no se elige nos parece una opción cuando no nos toca a nosotros. Al que padece ansiedad le parece evitable la depresión. El que padece depresión cree tener solución para la ansiedad. Al que elige estar solo le cuesta admitir que hay soledades que no se eligen. El que jamás ha sufrido rechazo por parte de alguien, si es que existe, piensa que hay herramientas suficientes para combatirlo. Y el que no padece ningún síntoma de fragilidad mental está muerto. Aunque muchos de ellos ni siquiera lo saben. Es cierto que las autoridades deberían hacerse mucho más cargo de la salud mental, destinar muchos más recursos a su tratamiento. También es cierto que todos, como sociedad, debemos asumir que el golpe llegará. Algún día. O todos. Y en cualquiera de sus variantes. Debemos asumir que no conocemos la solución de lo que no eligen los demás. Pero que existe, generalmente. Y lo único que podemos aportar es la mayor comprensión posible para que cada cual pueda encontrarla. Y poder volver a elegir otra vez.

@Faroimpostor