Casi un siglo pasó por sus ojos y durante ese tiempo vivió con monarquía, república, guerra civil, dictadura y poco le faltó para ver coronado un nuevo rey en España que da estabilidad a este país tan complejo a través de una monarquía parlamentaria con una democracia plena.
El protagonista de esta crónica nació en Onil el 23 de octubre 1889 aunque vivió en Alicante desde su infancia al trasladarse sus padres a la capital alicantina. Y en esta ciudad falleció en 1973 después de enviudar. Fueron muchas las cosas en las que se implicó y en algunas de ellas alcanzó el éxito de la crítica cumpliendo sus propósitos. Ya sabe, quien lo busca, lo consigue.
Primero se formó en materias de educación. Fue maestro, siguiendo los pasos de su padre que lo fue de instrucción primaria. Pero no era suficiente para él, quería hacer más cosas. También trabajó como agente comercial, y como administrativo en la empresa “Industrial Textil Alicantina”. En esa época se enamoró de quien sería su mujer. Se casó con Francisca del Sacramento y Cabrera el 26 de abril de 1917 con la que tuvo tres hijos: Rafael, Fernando y Jorge. Vaya, aún no le he dicho su nombre, no me demoro más. Es Rafael Quilis Molina.
Sus diversas actividades le despertaron una inquietud literaria. Quiso escribir, contar sus sensaciones a través de la ficción, manifestar sus inquietudes por medio de periódicos. Por uno u otro medio dejó escritas sus opiniones.
Su afición como escritor le venía de la infancia. Ya entonces soñaba con triunfar en la literatura. Se imaginaba contenidos, personajes, situaciones, y los acontecimientos que ocurrían alrededor de cada uno. A los 14 años le publicaron un amplio artículo en el periódico El Sinapismo de Aspe (1903).
En 1918 lo encontramos como redactor en el periódico alicantino El Tiempo, del que fue su director en 1924. A su vez, fue redactor jefe del periódico local Progreso Mercantil y ese mismo año fue parte de la fundación del diario El Eco. A Quilis le tiraba el periodismo, ya ve. No fue ni un capricho, ni un pasatiempo, era lo suyo.
Colaboró con diversas publicaciones como lo prueban sus escritos en el Heraldo de Madrid y La estampa de la capital de España; Oro de Ley y Semana Gráfica, de Valencia; La Verdad, de Murcia... También en periódicos alicantinos como el Siglo futuro y El periódico para todos, además de los periódicos locales ya mencionados.
Su inquietud periodística no le impedía seguir con la literaria, volvía a ella cada vez que podía, incluso con la poética. Participaba leyendo sus obras o recitando sus poemas en eventos de todo tipo, como el que se organizó a favor de la “Cocina Económica” en el Teatro Principal de Alicante el 12 de octubre de 1927. Con Rafael Quilis también leyeron ese día alguna de sus obras los autores Juan Sansano, Carlos Lozano, y Gregorio Romero de Vicient. Se celebró, además, un concierto a cargo de la asociación La Wagneriana. A su vez participó la Banda de Música municipal. Previo a todo esto, la Banda de la Cruz Roja amenizó con su música en el vestíbulo del Principal a todos los que entraban en el mismo para participar en ese acto solidario, detalles que de él nos cuenta el cronista Vicente Ramos en su libro 'El Teatro Principal en la Historia de Alicante'.
La guerra civil lo truncó todo, como a tantos otros y por tantas cosas. Que malas son las guerras … Después de esta, a Quilis le nombraron Delegado de Prensa y Propaganda (1939-1941), así como vocal de la Asociación de la Prensa alicantina. En esa época escribió en los periódicos Marcador, Información, Identidad y la Hoja del Lunes. De este último llegó a ser redactor.
Socialmente inquieto, estuvo involucrado en las Hogueras de San Juan, principalmente a través de la Hoguera de Alfonso el Sabio a la que le escribió la letra de un pasodoble con música del maestro Gonzalo Catalá. Fue estrenado en la plaza del Toros de Alicante el 7 de junio de 1940. También participó en el programa “Efemérides Alicantinas” de Radio Alicante. Le daba a todos los palos, ya ve, no se privaba de nada.
Dejó buen recuerdo. De él dijo José Pastor Navarro – autor del 'Diccionario Biográfico de Personajes Alicantinos' - que fue un “magnífico prosista de técnica sencilla y pulcra, dando siempre testimonio de un acendrado alicantinismo del que brota ese regusto placentero por la evocación del Alicante de su infancia”.
Entre las obras de Rafael Quilis Molina destaca la novela corta “Gloria que mata”, “Volver a empezar” o “Lo que el tiempo se llevó. Crónicas y versos de ayer y de hoy”.
A su vez, Dámaso Santos, director del periódico Información (1953-1956), destacó la labor de Rafael Quilis Molina por la publicación de diversos artículos - en 1955 - manifestando que “… el veterano periodista, ha iniciado en nuestras columnas una excursión por algunos de los periódicos del siglo XIX. Estoy seguro que sus trabajos se seguirán con el máximo interés”. De estos, que luego se recopilaron en un libro de este autor que editó la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, a la que tanto echamos de menos en su obra social y solidaria, el propio Quilis Molina se refería a estos periódicos diciendo que “pese al tiempo transcurrido desde que vieron la luz, en aquella población tan diferente a la de hoy, y precisamente por eso, tienen hoy un valor extraordinario, porque si la noticia del día es de palpitante interés, cuando esta pertenece a un ayer tan lejano, el interés deja de ser palpitante porque se eleva a la categoría de histórico”. Con su permiso, suscribo estas palabras.
Es apasionante perderse entre las hojas de aquellos periódicos de papel y leer tantas cosas de un mundo que ya no existe, se lo digo yo que lo he hecho en el Archivo Municipal de Alicante durante horas.
Imagine a Rafael Quilis inclinado sobre uno de esos periódicos, con puñetas en las muñecas, como los bancarios o los juristas de antaño, para no mancharse la camisa por la tinta impresa. Vea a Quilis Molina escudriñando las noticias, leyendo los artículos, interpretando los acontecimientos y trasladándose en el tiempo hacia aquella aventura periodística. Pues eso.