Traspasa la pantalla la admiración y el sincero agradecimiento de los presentes a los voluntarios y las fuerzas de seguridad que se dejaron la piel junto a los vecinos en la Vega Baja. El profundo respeto hacia la hija del enterrador del “paredón de España”, el del cementerio de Paterna. Se me hace un nudo en la garganta cuando el president entrega a Paco Cabanes “El Genovés”, a Miquel Calatayud o a Francis Montesinos las distinciones del 9 d’octubre. Una punzada de emoción me traen a Merxe Banyuls, Lluis Miquel o a Carme Alborch y finalmente, acabo llorando como un niño. Siento que mi generación se va despidiendo poco a poco,alegre e inexorablemente, de este mundo. Me devuelve a la vida Ana Vega, de Vox, que califica el actode Palau de “aquelarre marxista”.
“Franquito es un cuquito que va a por lo suyito”. Cada español lleva un prior del Valle delos Caídos dentro. Todos esperamos la llamada de cualquiera de los dos Papas supervivientes, que nos pida perdón por existir y nos ordene pecar contra nuestro deber. Tiros al amanecer. De verdad, el prior benedictino tiene la voluntad y voz clavada ala del Generalísimo. Definitivamente, Pablo Motos no es periodista. Santiago Abascal, un fascista.
Plantado ante l’Albufera de València, el mundo huele a la Devesa del Saler en otoño. Cerca de la casa de Rafa Cervera, me siento algo así entre David Bowie y Nino Bravo. Al salir del Palmar, las ráfagas asmáticas de los ciclistas me evocan la prosa tremendista de Blasco Ibáñez. Oigo en Plaza Radio que vamos a saborear una semana y un largo octubre electoral aguardentoso arrastrado por el traslado del valle, la sentencia por sedición y por una turbulenta campaña tras la caída en picado de la Malú esfera. Total, una ciclogénesis explosiva, una estafa en la EMT de València, capital del diseño, de manual. En la COPE se disfruta del apocalipsis. La prensa del movimiento de la terreta dispara desde la trinchera del dinero. Por momentos, me veo en una secuencia de la película de Alejandro Amenábar. La bandera pierde color por micro segundos. Letizia Ortiz repite el vestido nude midi de Asos cuatro veces en un año. 40 años y un día.
Tocan las 7:23 a.m. y salgo con Inma De la Concepción del arranque de les Notícies del Matí d’À Punt. Veo técnicos, periodistas y demás profesionales luchando a tota virolla por su dignidad ante las nuevas oposiciones. Otro via crucis para los veteranos. Amanece una bruma tóxica y me viene Gretha Thunberg. Salta la noticia del Premio Nobel de la Paz para Abiy Ahmed. Ángel Luna es elegido Síndic de Greuges. Me alegro también por Carlos Castillo. A mí, viviendo la situación de guerrilla interna entre Mónica Oltra, Joan Ribó, los jóvenes esenios del Bloc y Joan Baldoví, me encanta el divino de la muerte lema electoral “Acordar, la política útil”. Que lo mismo serviría como eslogan del supremacismo negociador, el “Festival de amor” de Trump, la soltura judicial del Pare Camps y para las amenazas Erdogan. Recemos por el alma kurda de Íñigo Errejón, la Mala Rodríguez y el rejuvenecimiento digital de la izquierda en general. Daos fraternalmente la paz.
Luis Barcala se apoya en el garfio, se encarama y brinda por todos los presentes mientras proclama: “lo he conseguido”. Joder, con perdón, a todos se nos ha parado el corazón: ¡Alicante limpia! Pero no. Lo que ha logrado escuadrar la lista -en la que no caben Olga Tokarzuk ni Peter Handke- de asesores. Pulgas, chinches, mosquitos. La gente instintivamente cambia decanal. Clic. La entereza firme de los “señores indígenas” ecuatorianos. Clic. Kipchogue 1:59:40. Clic. Jane Fonda, 82, detenida por manifestarse contra el cambio climático. Clic.
El espectador cae también hipnotizado por el pundonor del paracaidista cabo primero Luis Fernando Pozo agarrado a la farola en el Desfile -Felipe Varela- del 12 de Octubre. Pero vuelve a los siete días –clic, clic- y la creación sigue igual. Caín huele su ahijada sangrienta. Barcala pasa de la intermunicipal del PP, de la vía vagoneta, la guerra de los puertos, la ludopatía y del sursum corda. Sólo le interesa que llegue su época dorada: la Navidad. Paco Sanguino, líder socialista en la oposición, intenta sobrevivir al frontón de la ley seca de la prensa de papel indígena con nuevas ideas centradas en la ciudad, muy lejos de la guerras e intrigas por el poder. Carlos Mazón, con permiso de Alejandro Morant, sigue impulsado como un cohete. Está convencido, con su corbata azul cobalto a juego con la de Pablo Casado y el vestido Belén Hoyos, que será president de la Generalitat Valenciana. Los Chunguitos van a ir a cenar -amenizar- a casa de los señoritos Vargas Llosa e Isabel Preysler. María José Catalá, azul klein celestial. Se planta con la senyera mirando a la Catedral. Los cristianos son así.
En la oscuridad los ruidos se convierten en historias. Ante el fuego, en leyendas. Saja brutalmente viento en el nevero. Los alcornocales del Espadán arrumbados ante las estrellas, esperan una señal. Aquí abajo, en el pozo hondo, desnudo, siento frío y fiebre. Inma me arropa. Y me besa. Mi nunca bien pagado ni considerado Herr Direktor Miquel González acaba de teclear su crónica. Al otro lado del universo, David Martínez, quizás Pablo Serrano, inventan cada una de las palabras que usted, quizás lea por casualidad. La luna, poderosa, despierta y alumbra las trincheras. Las niñas berrean iluminando la Vall de Almonacid.