VALÈNCIA. La conocida incapacidad de los valencianos para unir fuerzas con un objetivo común quedó patente una vez más este lunes. El día de Les Corts Valencianes sirvió de escenario para una escenificación fallida de unidad de todas las fuerzas políticas de la cámara autonómica para hacer frente a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que presentó recientemente el Gobierno de Mariano Rajoy y que dejan a los valencianos a la cola de España en lo que se refiere a inversión por habitante.
La insuficiencia de los recursos destinados a la Comunitat es evidente y así lo manifestaron todos los partidos por escrito tras conocerse el proyecto del Gobierno, en un documento con el que convocaban a todos los diputados y senadores este 25 de abril en Les Corts, con el fin de trasladarles el descontento de los grupos y coordinar actuaciones.
Pero la ausencia de PP y la presencia a medias de Ciudadanos -los asistentes como el todavía síndic, Alexis Marí, son los que tienen un pie fuera del partido- evidenciaron que, una vez más, las direcciones estatales de estas formaciones tienen el poder de desmantelar en apenas unos días las protestas de sus compañeros de filas de la periferia.
Así, este martes pudo comprobarse que los pactos antes alcanzados en la cámara resultaron inútiles ante el telefonazo llegado desde Madrid. Ni el acuerdo firmado por todos los grupos en octubre de 2015 -financiación, inversiones y deuda histórica- ni la declaración también rubricada por las distintas formaciones con representación en el hemiciclo ante los PGE, fueron motivo suficiente para que desde PPCV y Ciudadanos resistieran la presión de sus respectivas cúpulas centrales.
Los populares valencianos, liderados por Isabel Bonig, arrojaron la toalla primero. Tras un par de días de revuelta y la llamada a capítulo por parte de Génova, la postura del PPCV pasó de la reivindicación indignada a la digna defensa de las cuentas diseñadas por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. De hecho, algunos ya habían optado por la prudencia a pesar del malestar generado por los citados PGE y a la decisión de la lideresa de animarse a respaldar la citada declaración en Les Corts.
Por momentos, la situación de la formación popular recordó a aquel arreón de Alberto Fabra cuando en 2012 se lanzó a anunciar enmiendas por un montante de 144 millones de euros a las cuentas de Rajoy. El bofetón de realidad fue la concesión de apenas unas decenas de miles de euros.
Tras la efervescencia inicial y los toques de atención recibidos por Bonig con otras materias colaterales como el congreso provincial de Valencia, desde el PPCV se han avenido a recuperar su tono habitual de reproche a lo que consideran un intento de manipulación por parte de los socios del Botánico. Así, una semana los PGE eran una muestra de "marginación" para con los valencianos y la siguiente, no estaban tan mal.
Con estos mimbres, la líder del PPCV justificó su ausencia -que se amplió al copetín celebrado en el jardín- de la siguiente manera: "Nosotros no vamos a los circos y esto ha sido un circo", subrayó, en una reflexión simplista a la que siguió una de mayor calado: "Me gustaría que la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, explique por qué cuando sus votos son decisivos para la constitución de un gobierno y poder estar hoy como los vascos y catalanes discutiendo con el Gobierno las inversiones prefirió el enfrentamiento en vez de un acuerdo", recalcó, en referencia a los cuatro diputados que Compromís posee en el Congreso.
Por otro lado, el partido de Albert Rivera, Ciudadanos, consumó este martes su consagración como partido manejado con mando a distancia desde Madrid. Los reiterados intentos de reflejar un valencianismo político vía simbolismo y bandera se han rebajado a un rango de mera maqueta tras el primer apretón llegado desde la dirección estatal. La resistencia del síndic, Alexis Marí, a ceder ante la presión de la cúpula nacional para no acudir el acto le ha costado la destitución -todavía no oficializada por su grupo- y la reducción de sus efectivos afines a tres, los que este martes le acompañaron al cónclave vetado.
Una maniobra que algunos dirigentes alineados con Madrid consideraban equivocada por el momento elegido. Cierto es que Marí ha mostrado públicamente discrepancias con la dirección estatal en más de una ocasión y, probablemente, hayan existido oportunidades de sobra para propiciar su salida. Sin embargo, y así lo razonaban fuentes de la formación naranja consultadas por este diario, la ejecución pública del síndic con la cuestión presupuestaria de fondo ha puesto el foco en su posición sobre los PGE en la Comunitat Valenciana y amenaza con generarles un problema de credibilidad más que notable.
Ante esta situación, el portavoz autonómico y responsable del grupo municipal en el Ayuntamiento de València, Fernando Giner, trató de navegar acusando a Compromís de "mezclar la infrafinanciación con la cultura, con la educación de nuestros hijos y con el concepto de que España nos roba". "Eso es nacionalismo con todas las letras que tiene la palabra, nacionalismo", sentenció. Una posición complicada de defender cuando Ciudadanos también se sumó en la capital a la declaración del Consejo Social que criticaba la "marginación" de València en las cuentas.
Así, el desmarque acometido por PPCV y Ciudadanos ha convertido la iniciativa impulsada desde Les Corts en una medida descafeinada o, al menos, carente de la fuerza que le otorgaba la implicación de las formaciones que más pueden influir en los Presupuestos. De esta manera, las conclusiones salidas de la cita -una petición de encuentro con Montoro y una comisión de parlamentarios- no apuntan a ofrecer demasiados frutos, dado que son estrategias ya adoptadas en el pasado y que incluyen a diputados y senadores de formaciones como PSPV, Compromís y Podemos, a los que ya se les presupone el rechazo a los PGE de Rajoy.
Unas cuentas cuyas modificaciones se antojan complicadas para la Comunitat con la fractura evidenciada este martes en la alianza que, por primera vez, podía convertirse en histórica dado que hubiera alineado a todas las fuerzas políticas valencianas en una reivindicación clara y directa que, en esta ocasión, sí podría ir acompañada de una maniobra ejecutoria en Madrid. En cambio, a las primeras de cambio, PP y Cs se han encargado de desmontar el conato de rebelión de sus estructuras autonómicas, por lo que, una vez más, unos Presupuestos "injustos" para los valencianos saldrán adelante probablemente sin demasiadas variaciones para los intereses de la Comunitat.