Las primarias de Compromís dejan muchas lecciones. Y es que las primarias, como dijo en su día la dirigente Carme Chacón, si se hacen, se hacen con todas las consecuencias. De nada vale anteponer, sobreponer o acordar previamente. Se ha demostrado que todo es o puede ser contraproducente.
Más allá de los resultados, que son los que son, es que las primarias dejan varias lecciones. La primera, un/a dirigente político/a de una organización con cultura y ejercicios de primarias, como es Compromís, y con el modelo que se ha aplicado en las últimas convocatorias y con las medidas correctoras, no debe despegarse de las bases. Por muy involucrado que esté en la gestión, debe estar en permanente contacto con los militantes y afiliados del partido, o la coalición, sea el caso. Las bases son los ojos de la realidad del político. Y si Aitana Mas ha visto en esta ocasión amenazada su victoria, no era porque su liderazgo fuera cuestionado, o puesto en duda, era por su desconexión con una parte de las bases por las circunstancias que fuera. Y si Gerard Fullana ha tenido cerca la victoria ha sido por ello mismo: porque durante estos años ha trabajado las bases y fruto de ello, ha sido su candidatura y sus resultados.
Otra elección. La dirección debe jugar un papel neutral, o inmiscuirse en todo proceso. Basta que a un militante le digas lo que tiene que votar con un objetivo para tome la decisión contraria. La historia política de los partidos está llena de esos ejemplos. Pasó con Almunia y Borrell; con Pedro Sánchez y Susana Díaz.
Aunque últimamente algunos cargos de Compromís ha restado importancia a los resultados de las primarias y la posible salida de Aitana Mas del Gobierno valenciano, la verdad es que en este caso es que la dirección se ha mojado mucho por Mas hasta el punto de que se ha animado a que se le vote directamente, o se ha conminado a otros candidatos a buscar pactos que beneficiaran a Mas. Esto último no debería resultar extraño. En Compromís siempre han existido este tipo de componendas. Lo que pasa es que en este caso Mas no ha querido acuerdo alguno, todo un riesgo a priori por la igualdad que presentaba la contienda; lo que quería era no tener rivales para liderar la lista. Y la dirección, o algunos de sus cargos, ha involucrado más de la cuenta para que Mas no saliera como la principal derrotada, pese a las amenazas de poner en riesgo la estabilidad del Botànic, a tres mes de las elecciones.
Y esto deja otra lección: pasadas estas primarias y en función de los resultados del 28M, lo que parece claro es que la correlación interna de fuerzas en Compromís sufra cambios a futuro, a tenor de los nuevos liderazgos, en las comarcas del sur. Aitana Mas consolida su posición; los Mollà pierden los puestos de salida, 12 años después, y Més irrumpe con un nuevo liderazgo.
¿Eran necesarias las primarias de Elche? En casi todas las grandes ciudades, en el seno de Compromís ha habido acuerdos para confeccionar la lista electoral, excepto en Elche, que no ha sido posible porque las dos candidatas discrepaban de quién debía ser el número tres en la lista. Más que una disputa de personas o aspirantes, lo que ha habido es una pugna por un modelo de partido. Y en este caso la lista derrotada, de no ser integrada, en su justa medida, puede generar un efecto desmovilizador entre sus apoyos, algo que la izquierda, y más en Elche, donde el resultado electoral depende la suma de las bloques, no se puede permitir.
Por contra, las primarias sí que han tenido un efecto positivo: la movilización. Aunque sean unas primarias abiertas, en las que cada candidato/a puede inscribir o facilitar las inscripción de cualquier persona, lo que sí está claro es que el proceso en sí es un efecto movilizador para el partido, que posteriormente debe ser ratificado el día de las elecciones. Pero la lección en este caso es para otros: finalmente, los partidos que sobreviven son los que tienen una estructura y esa estructura es dinámica, empatiza y empodera al militante. Los resultados electorales después podrá ser malos, buenos o regulares, pero si tienes estructura y militantes vivos, los peores momentos se sobrellevan mejor.
