VALÈNCIA. El mercado global de las algas marinas se estima actualmente entre los 6.000 y 8.000 millones de euros anuales, de los que un 85 % se genera directamente por el consumo humano. En cuanto a su producción, China es el país que encabeza el liderazgo mundial, seguido de Indonesia y Corea del Sur. Dentro de Europa, el mercado es minoritario, con menos de 400 empresas en el sector, mientras que en España destaca como punto principal Andalucía seguida, muy de lejos, por Galicia.
Por otro lado, la importancia de las microalgas es crucial para el oxígeno en la tierra además de ser el origen de toda la vida vegetal. Son, asimismo, una materia prima de elevada calidad para el desarrollo de productos de alto valor añadido en sectores muy diversos. Se utilizan para elaborar alimentos, piensos, cosméticos, productos farmacéuticos, para el tratamiento de aguas residuales o como agentes antivirales, entre muchos otros. Se suma a ello el aliciente de que la Comisión Europea trabaja en una hoja de ruta para aumentar la producción, el consumo y el uso sostenibles de las algas.
Normal así que cada vez sean más los emprendedores que se lanzan a buscar soluciones en torno a un mercado para el que se augura un crecimiento continuado.
AlgaEnergy es una compañía española que se ha especializado en crear productos derivados de las microalgas. Con ello se proponen contribuir a paliar tres de los grandes desafíos que afrontamos actualmente como sociedad: la seguridad alimentaria, la sostenibilidad medioambiental y la eficiencia energética.
Las microalgas de AlgaEnergy se producen de forma sostenible mediante las emisiones de CO₂ de una planta de energía de gas natural procedente de la Central de Ciclo Combinado de Iberdrola. Directamente de las chimeneas de la central proviene el CO₂ que las microalgas necesitan para su crecimiento, lo que convierte a Alga Energy en un ejemplo de economía circular y modelo de sostenibilidad.
La biotecnológica de origen madrileño, cuyos productos aplican a sectores como el agrícola, el de la nutrición o la cosmética, pugna por hacerse con el liderazgo internacional. Cuenta ya con una plantilla que supera el centenar de empleados y dispone de filiales en EE.UU., Japón, Brasil, Francia, Italia o Australia, entre otros.
Neoalgae es otra de las empresas nacionales que cosechan éxitos dentro del sector. Se trata de una pyme asturiana creada en 2012 por dos biólogos. La empresa está acreditada por el Ministerio de Economía y Competitividad de España con el sello de pymes innovadoras. Han participado en más de 30 proyectos de investigación nacionales e internacionales. Se enfoca en aplicaciones de algas para industrias convencionales como son la alimentaria, el tratamiento de aguas residuales, productos farmacéuticos y cosméticos y biocombustibles.
En Sevilla es donde tiene su origen la empresa G2G Algae Solutions, startup que ha desarrollado una tecnología que permite cultivar de forma masiva microalgas sin necesidad de recurrir a grandes instalaciones. En este caso las algas se utilizarían como abono natural para la agricultura así como en procesos de elaboración de la cadena alimentaria.
Se trata de un kit basado en un fotobiorreactor de fácil instalación que produce a escala industrial, de forma automática y a bajo coste un concentrado que actúa como bioestimulante para regenerar y activar el suelo de forma ecológica. La empresa tiene como objetivo hacer más accesible la tecnología del cultivo de las microalgas para facilitar a usuarios y pequeñas empresas la posibilidad de aprovechar los beneficios y las múltiples aplicaciones de estos microorganismos.
También en La Patrona aspiran a poder producir y recolectar algún día las algas que utilizan para sus productos. Se trata de una empresa radicada en Galicia y fundada por Cristina García en la que trabajan solo mujeres. Aquí comercializan algas recolectadas a mano por pescadores para venta en pescaderías o tiendas ecológicas, sobre todo en el mercado nacional, pero también cuenta con clientes en Suiza, Francia o Alemania.
Más allá de las referidas, las algas tienen otras aplicaciones difíciles de imaginar. Entre las soluciones más innovadoras se encuentran los envases elaborados por la foodtech británica Notpla. Su promesa es hacer desaparecer los envases y para ello han creado un producto denominado ¡Ooho! con material a partir de algas y plantas que desaparece de forma natural porque es biodegradable y comestible. Recurren así al uso de algas marinas como alternativa al plástico de un solo uso.
También británica es Vollebak, una marca especializada en ropa deportiva que incluye en su oferta una camiseta hecha a base de plantas y algas. Para deshacerse de ella basta con enterrarla y esperar 12 meses para que se “convierta en alimento de lombrices”, afirman. La camiseta Plant and Algae está confeccionada con eucalipto despulpado, haya de bosques gestionados de forma sostenible y algas cultivadas en biorreactores.
Interesante era también el proyecto que quiso desarrollar la joven ingeniera Shaima AlQassab, en Emiratos Árabes Unidos, con Alga Life, una empresa de nueva creación que perseguía crear tóner con tinta elaborada a partir de las algas. El proyecto, sin embargo, no llegó a buen puerto.