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vals para hormigas  / OPINIÓN

La tasa y el catalejo

13/04/2022 - 

En apenas una semana, hemos aprendido un montón de cosas. Sabemos, por ejemplo, que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, utiliza los correos electrónicos para enviar poemas de su puño y letra y canciones de 440. Sabemos también que en el ducado de Feria hay un hada madrina que convierte los materiales sanitarios de saldo en yates que no desaparecen cuando suenan las doce campanadas, sino cuando interviene la judicatura, que, siguiendo con el cuento, encarnaría a la madrastra malvada de Cenicienta. 

Hemos asistido a la toma de posesión de una vicepresidencia castellano-leonesa en la que se cobra más que en el trono de la Moncloa y, atención, sin que eso conlleve responsabilidad alguna. Y finalmente, hemos podido constatar que hay ocasiones en las que los políticos son capaces de preocuparse de lo que suceda más allá de la legislatura en curso, fenómeno extraordinario que compite en singularidad con los eclipses de sol, la visita de los cometas o el resurgimiento del Ave Fénix. El desencadenante de tamaño descubrimiento ha sido la implantación de la tasa turística en la Comunidad Valenciana, que no será efectiva hasta, al menos, 2024. Es decir, que llegará después de unas elecciones autonómicas, si el impacto de un meteorito no lo impide.

El Botànic la defiende y la derecha y las patronales la rechazan. Y eso que a la normativa que tiene que asfaltar el recorrido de la tasa hasta su puesta en marcha todavía le tienen que caer los dientes de leche. Ojalá todo fuera así. Me parece maravilloso que los debates se alarguen todo el tiempo que sea necesario siempre que tengan como objetivo alcanzar un consenso, lo he dicho muchas veces. Y aplaudo que los políticos echen mano del catalejo, porque, como también he escrito en numerosas ocasiones, va siendo hora de que apliquen medidas que no respondan al santoral de cada día en el calendario, sino que faciliten la existencia de las generaciones que vienen detrás de la nuestra. El planeta exige cambios inmediatos. Prepararnos para el futuro que se nos avecina es la mayor responsabilidad que cargamos a la espalda los que no tendremos demasiado tiempo para disfrutarlo.

Y ya que estamos, me alineo con los que sostienen que la tasa es necesaria. Siempre que el destino de la recaudación esté perfectamente definido y contribuya a mejorar el sector turístico, que es la cesta en la que los ciudadanos de las tres provincias, pero especialmente los alicantinos, hemos puesto la mayoría de los huevos. Pagar de cincuenta céntimos a dos euros diarios por la estancia en diferentes alojamientos debe servir para mejorar los servicios, para conservar las playas, para adecentar los parques naturales, para construir carriles-bici, para combatir el fraude de los apartamentos en negro, para contribuir a todas las necesidades del sector, en definitiva. Dense una vuelta por Cabo Roig, en Orihuela Costa, para comprobar lo que los impuestos pueden hacer por el urbanismo turístico cuando los residentes extranjeros están encima de su cumplimiento estricto y exigen resultados. Un oasis. También nuestro principal proveedor de ingresos económicos necesita adaptarse al futuro, si no quiere languidecer entre crepúsculos, y eso cuesta dinero. Debatan, acuerden, apliquen, definan, acierten. Nuestros nietos y sus fugaces amoríos de verano nos lo agradecerán.

@Faroimpostor

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