VALÈNCIA. Entre las fantasías que pueblan las mentes de ciertos urbanitas, se encuentra la creencia de que las zonas rurales solo existen como postales pintorescas esperando a ser visitadas los fines de semana o en esa semanita de vacaciones en la que uno quiere ‘respirar aire puro y desconectar’. Sin embargo, los pueblos alejados de las grandes urbes existen más allá de los tópicos citadinos. En ellos, hay vida en ebullición que adopta distintas formas. Una de ellas es la del arte, ¿por qué no? Y es que, aunque los principales museos, galerías y saraos culturales estén empadronados en junglas de asfalto, los entornos rurales también cuentan con su propia legión de profesionales de la creatividad.
Si dedicarse al arte fuera de los circuitos urbanos ya es complicado, cuando a la fórmula le sumamos el factor de género el juego sube varios niveles de dificultad. Atajar esa problemática es el objetivo del Proyecto DAR (Dones Artistes Rurals), una iniciativa del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, junto al Centre del Carme. La propuesta trabaja con mujeres artistas de distintos entornos rurales para impulsar su trayectoria, promocionar su producción y fomentar el surgimiento de iniciativas colectivas. Así, se busca, por un lado, dar mayor visibilidad a su labor, pero también descentralizar los circuitos del arte y tejer una red de creadoras residentes en zonas rurales .
En su primera edición, el proyecto DAR trabajó con una quincena de creadoras de la Mancomunidad de La Serrania y, en esta nueva entrega, ha puesto el foco en artistas visuales de la Mancomunitat de l’Alcoià i el Comtat. En concreto, las participantes seleccionadas en 2022 son Miriam Barea, Ana Ferrándiz, Macu Jordá, Virginia Jordà, Lirios Matarredona, Sari Miró, Macu Seguí, Isabel Sosa y Diana Ventura.
“Esta iniciativa aborda una triple dificultad: ser mujer, artista y además vivir en entorno rural. Ser artista es complicado, pues, además de desarrollar su parte creativa, deben también conocer cuestiones de gestión del mercado del arte, ahí ya hay una dificultad muy grande. A eso hay que añadirle la invisibilización histórica de las mujeres artistas. Esto está cambiando y va a cambiar más, es por lo que estamos trabajando. Pero, además, a nivel cultural hay mucho más protagonismo institucional en las ciudades que en las periferias, en las zonas rurales”, señala Clara Albacete, impulsora de la iniciativa. Así, el futuro del proyecto pasa por “seguir creciendo y abarcar diferentes zonas rurales valencianas. Optamos por el modelo de mancomunidad porque podemos entablar comunicación con muchos municipios a la vez a través de nuestros agentes colaboradores locales”, indica.
El próximo 23 de junio, esta nueva edición del DAR se presentará en el Centre del Carme con un evento en el que las participantes mostrarán los anteproyectos que han ido creando por equipos dentro del programa. “Este acto –explica Albacete– permitirá visibilizar institucionalmente a las artistas. Una de las actividades que realizamos son sesiones formativas en las que les orientamos para que edifiquen de forma grupal esos anteproyectos. Así, se van estrechando lazos y ven los beneficios de formar parte de un colectivo”.
Tejer redes con otras artistas se erige así como un modo de compartir anhelos e inquietudes, de poner en triunfos, tropiezos y dificultades. Pero también de propiciar nuevos proyectos y significados, de construir comunidad más allá de los gigantescos núcleos poblacionales, de los grandes museos y las galerías de renombre. “Compartir experiencias hace que no te sientas tan sola. Y además te nutres de su trabajo, conoces sus obras, y te enriquece. Podemos darnos apoyo mutuo. Participar en el DAR me ha dado la oportunidad de parar a pensar dónde quiero ir como artista, qué quiero, cómo y replantearme muchas cosas”, señala Ventura.