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jOSÉ FRANCISCO CÁMARA SEMPERE

“Las salas de cine clásicas son un patrimonio que debería cuidarse”

31/03/2017 - 

ELCHE. Es un hecho que las grandes salas cinematográficas están desapareciendo o, por lo menos, perdiendo el poder que tuvieron antaño. Éxitos importantes como la sala Phenomena de Barcelona no pueden dejar ser pequeños oasis dentro de una cruda realidad: la experiencia de cómo ver una película está mutando. Hace décadas el hecho de ir al cine no tenía tanto que ver con las películas que se veían como con el edificio en el cual se iba  a producir el espectáculo. Els secrets del cine Alcázar d’Elx, el nuevo libro del ilicitano José Francisco Cámara Sempere, nos devuelve al poder que tenían esas grandes salas cinematográficas que se convertían en puntos neurálgicos de las ciudades. Y para ello toma como referencia el que fue un lugar clásico de la ciudad de Elche: el desaparecido cine Alcázar. 

Cámara Sempere tiene dos vertientes personales que están claramente reflejadas en el libro: una cinéfila, no en vano es el vicepresidente del longevo Cineclub Luis Buñuel, y otra más profesional por su trabajo como arquitecto técnico. El libro funciona en esos dos niveles, una con su regreso al pasado sin sentimentalismos, y la segunda como ensayo arquitectónico donde se resaltan las peculiaridades del cine Alcázar. “El arquitecto empezó a hacer un trabajo que nunca se había visto en Elche; un edificio con elementos que beben tanto del andalusí como del art déco”, concluye el autor. Ese origen andalusí ya invade el libro desde su elegante portada con una especie de roseta que tiene en su parte central una estrella de ocho puntas. El cine Alcázar es un tipo de arquitectura que, como sentencia José Francisco Cámara Sempere, “no se ha vuelto a dar en la ciudad de Elche”. 

Si Els secrets del cine Alcázar d’Elx, publicado por el IAC Juan Gil-Albert, reivindica un edificio como el cine Alcázar también lo hace con una figura: la de su arquitecto y creador. Antonio Serrano Peral trabajó en toda la provincia de Alicante, pero fue en Elche donde dejó una huella más significativa. “Sus obras tuvieron una importancia significativa en la imagen urbana de Elche en el siglo XX”, reivindica desde su libro Cámara Sempere. Como si fuera una señal de lo que vendría, el cine ya había llamado a la puerta de Serrano Peral. Siendo aún un estudiante en Madrid diseñó el proyecto del pionero cine Coliseum, la primera sala cinematográfica de la ciudad ilicitana y también la primera en desaparecer. Parece obvio pensar que el promotor Andrés Serrano Selva tuviera esto en cuenta cuando le encargó el proyecto del cine Alcázar a Antonio Serrano Peral. 

Que el tiempo es cíclico es una conclusión que uno puede sacar tras leer Els secrets del cine Alcázar d’Elx. Si los cines actuales son sustituidos por gimnasios, como le acabó pasando al cine Alcázar, o supermercados, las proyecciones cinematográficas, al principio, tuvieron que pasar un proceso hasta conquistar el éxito popular. El Alcázar tuvo, en sus inicios, una importante actividad teatral. Zarzuelas, comedias, actuaciones de grupos folclóricos... “Aunque el proyecto original era para hacer exclusivamente cine, los promotores tenían una cierta desconfianza e hicieron que el proyecto tuviera un escenario”, aclara José Francisco Cámara Sempere. Y esto nos lleva al aspecto visual del libro, uno de sus principales atractivos. Además de las fotografías arquitectónicas de rigor, Els secrets del cine Alcázar d’Elx está lleno de carteles promocionales , tanto de obras teatrales como de películas, de la época. Uno puede encontrarse con un programa de mano de la obra Muerte de un viajante, dirigida por José Tamayo y protagonizada por Paco Rabal y Manuel Dicenta, o a la mismísima Rita Hayworth en el cartel de La dama de Trinidad (1952). Una espectacular Hayworth a la que podemos ver enseñando los hombros en el cartel, algo que fue censurado en la época pero que el programa de mano ilicitano mantuvo. Todo este delicioso viaje al pasado se puede disfrutar gracias a los archivos del coleccionista José Guilló Pelegrín y del propio autor. 

Aunque el libro de José Francisco Cámara Sempere pueda ser una mirada al pasado resulta complicado no pensar en el futuro mientras uno lo está leyendo. El cine Alcázar de Elche acabó desapareciendo, al igual que lo hicieron el Capitolio o el Coliseum. El cinéfilo ilicitano ya sólo cuenta con los multicines ABC, las películas que recuperan los Cines Odeón o el Cineclub Luis Buñuel. El espectador de Elche ya no cuenta con ningún edificio, como los anteriormente citados, donde poder ver películas de estreno. “Construir ahora mismo un cine no debe ser muy agradecido”,  además añade Cámara Sempere que “la rehabilitación y el cuidado de los cines clásicos es algo que debería suceder. Tiene que haber una voluntad de querer salvar el patrimonio”. Cabe preguntarse el futuro de películas destinadas a ser proyectadas en grandes salas cinematográficas como las recientes Silencio (2016) o Los odiosos ocho (2015). Seguramente este tipo de producto se convierta en una delicatesen operística donde el espectador pagará una elevada cantidad de dinero por verlas en una sala y en unas condiciones determinadas. Algo vaticinado por Steven Spielberg y George Lucas, personajes que de mirar al futuro algo saben.

Els secrets del cine Alcázar d’Elx mira atrás sin ningún tipo de ira. Lo hace con una mezcla de cariño, respeto y  nostalgia bien entendida. “No es una nostalgia exclusiva, en cuanto a que como ya no puedas ver las películas como las veías de pequeño ya te tengas que excluir del cine”, finaliza el autor. El amor del libro por el cine y la arquitectura te transporta directamente a la sensación de estar en el año 1954 sentado en el desaparecido cine Alcázar viendo una película como Las minas del rey Salmonete (1949) o, ya en la década de los noventa, Poderosa Afrodita (1995). Un libro para los que disfrutaron del cine en su día y para los que no lo harán pero quieran tener la sensación de cómo era ver una película en el cine Alcázar.

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