Foto: PEPE OLIVARES. BENIDORM. El Ayuntamiento de Benidorm ha resuelto al fin el contrato de explotación de la estación de autobuses que mantenía desde hace casi 20 años con el empresario Enrique Ortiz. El pleno aprobó de manera definitiva el texto en agosto, pero no ha sido hasta este 16 de marzo de 2022 cuando se ha dado el paso para firmar el acuerdo con la empresa concesionaria Estación de Autobuses de Benidorm SL. Eso sí, con un cambio: los trabajos de adecuación de las instalaciones se harán de manera inminente, sin esperar a que el pleno apruebe la licitación del contrato.
Como ya explicara este diario, el documento recoge los plazos y términos en los que tendrán que actuar ambas partes. Uno de ellos establece que el Consistorio tiene que sacar a licitación el pliego en seis meses, con opción a otros tres de prórroga. Según aclaró la concejal de Urbanismo, Lourdes Caselles, estos meses comienzan a contar desde la firma del acuerdo, es decir, este miércoles, y no desde el pasado mes de agosto que es cuando se aprobó el convenio por el pleno. Un documento que ya tenía el visto bueno de las dos partes porque partía de la negociación entre ambos, pero que estaba a falta de la rúbrica.
Por tanto, el Ayuntamiento tendrá hasta el 16 de diciembre para sacar a concurso el nuevo contrato (incluyendo la prórroga). Según informan desde el Consistorio, los técnicos municipales trabajan ya en los pliegos de condiciones que regirán la licitación del nuevo contrato.
Al mismo tiempo, se introduce el cambio que muchos vecinos de la ciudad –y turistas– llevan esperando: la adecuación de la estación para dejarla en condiciones óptimas. Como ha ido explicando Alicante Plaza, el edificio había quedado en el olvido, dando una imagen deplorable a los viajeros de los autobuses y a los clientes de los pocos establecimientos que seguían abiertos en la parte comercial del mismo.
Ahora, el Consistorio ha conseguido el visto bueno de la empresa y se ha comprometido a ejecutar el proyecto de mejora de las instalaciones para entregarlas en buen estado. En un principio se preveía que terminaran en un plazo de dos meses desde que se licitara el contrato. Sin embargo, ahora el convenio recoge que se inicien "de inmediato". "Así, en las próximas semanas Estación de Autobuses de Benidorm SL comenzará las obras de adecuación de las instalaciones, recogidas en el proyecto de rehabilitación integral y valoradas en 287.141,07 euros", dice el propio Ayuntamiento en un comunicado.
Desde enero, la estación tiene dos establecimientos menos abiertos. La firma de ropa de Inditex, Lefties, y el supermercado de Mercadona cerraron para siempre dejando solo dos empresas más vinculadas a la explotación del contrato, además de los autobuses. Es el caso del gimnasio Fitness Corpore y el hotel La Estación de la cadena Poseidón. Según explicó Caselles, las mercantiles tendrán que decidir si siguen con su contrato de arrendamiento o también se resuelve.
Como se recordará, después de diversos estudios, la comisión paritaria decidió que el contrato, al que le quedan otros 20 años de explotación, se liquidará por 24,5 millones de euros. Con ello se estima que cubren la obra realizada y que sigue sin amortizar por resolverlo antes de tiempo. La cuantía la tendrá que asumir el nuevo adjudicatario, lo que por otra parte, complica la presentación de numerosas ofertas al concurso público. No obstante, el planteamiento recoge que Ortiz se quedaría con el nuevo contrato en caso de que quedara desierto, eso sí, con todo el edificio legalizado.
La concesión ha estado rodeada de polémica desde poco después de su adjudicación en 2003. El proyecto de manera inicial preveía la construcción de la estación, una zona de tiendas y unas habitaciones con el objetivo de que lo usaran los conductores de autobús que llegaban a la ciudad. Sin embargo, el empresario pidió una modificación del proyecto para dar cabida a más locales para la parte superior en la que iba a ir la parte comercial que complementaba el servicio de autobús. Pero la realidad superó a lo que había sobre papel: de 500 metros cuadrados a 10.000 que se llegaron a construir, incluido un hotel de casi 100 habitaciones, sin que llamara la atención de los que tenían que supervisar que la obra fuera acorde a lo estipulado.
Como consecuencia, las empresas que se presentaron a la licitación, recurrieron en los tribunales la concesión y le terminaron dando la razón tanto en el 2007 a través de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana y cinco años después con el fallo del Tribunal Supremo.
