Se acordará de Juan Negrín y, con él, del oro de Moscú. Bueno, en realidad el oro era de España, lo que ocurrió es que Negrín autorizó su salida rumbo a la capital rusa para pagar favores y armamento. Un expolio para algunos, el pago de una deuda para otros. Ocurrió durante la guerra civil española.
Negrín fue antes médico que político y sabía de las necesidades del ser humano, de su higiene y de la alimentación idónea, desde un punto de vista sanitario. Doctor en Medicina a los 20 años, dirigió la catedra de Fisiología en la Universidad Central (1916). Por sus estancias en el extranjero, aprendió varios idiomas que le sirvieron de mucho en sus actividades políticas y diplomáticas.
Fue diputado socialista por Las Palmas de Gran Canaria desde las elecciones constituyentes de 1931, Ministro de Hacienda en el Gobierno de Francisco Largo Caballero, alcanzó la Presidencia del Gobierno de la nefasta Segunda República desde el 17 de mayo de 1937 al 5 de marzo de 1939. Negrín se acercó a los parámetros comunistas rusos y tomó decisiones alejadas de la línea oficial de su partido por lo que fue expulsado del PSOE. Un personaje. Recientemente, Pedro Sánchez lo ha reivindicado por su trayectoria política. Vaya, no deja de ser curioso.
Durante la guerra civil mucha fue la hambruna producida por la contienda debido al cierre de las vías de comunicación que impedía el tránsito de mercancías, la carestía de los productos y la escasez. El abastecimiento a la población era muy difícil. Muchos productos se consideraron un lujo, como las lentejas. La poetisa Gloria Fuentes contó en una entrevista que lo que más le preocupaba durante esa guerra no era morir por la escasez de alimentos sino el dolor de estómago que le daba el hambre por falta de comida. Como ella, muchas personas sufrieron esa dolencia en uno u otro bando.
En diciembre de 1936 el Gobierno republicano solicitó, y aprobaron en el Consejo de Naciones Unidas, una misión sanitaria para España. En su informe se destacaban los problemas alimenticios que había sobre todo en la zona republicana. A su vez, a propuesta del Ministerio de Sanidad e Instrucción Pública, en abril de 1937 se activó el Instituto de Higiene de la Alimentación con la finalidad de vigilar la salud de la población a través de una alimentación sana teniendo en cuenta las carencias de la guerra. Entonces se hizo una cartilla de racionamiento en el que se indicaba cómo paliar esas carencias adaptándose a la disponibilidad de alimentos durante todo el año.
Negrín, como médico que fue, recomendó la ingesta de lentejas por todas las propiedades y beneficios que tienen para la salud. En el frente como en la retaguardia. Eran y son muy sencillas de hacer, en cualquier circunstancia. Les llamaron las "píldoras de la resistencia".
Esta falta de alimentación tuvo eco y reivindicación en la sociedad. Unos lo afrontaron desde la crítica. Otros desde la imaginación, contribuyendo a divulgar sus conocimientos para paliar los problemas de los ciudadanos.
"¡100 gramos de pan de centeno que no se sabe hasta cuándo! Y a todo esto, en la plaza no hay casi pescado, ni carne, ni verduras… nada de huevos, conservas, ni salazones, y casi nada de leche. Sólo abundan las naranjas. ¿Cómo vive la gente?" – escribió Eliseo Gómez Serrano en su diario el 16 de marzo de 1938 -. Siguió manifestando que "Se desparrama por los campos de los alrededores de los pueblos circundantes de Alicante en busca ansiosa de verduras que no siempre encuentran, y que han de pagar muy caras. Cerca de Muchamiel he pagado el pasado viernes las alcachofas a 3 pesetas el kilo, las habas, heladas en parte, por cierto, a 1,50 y se veían a pobre gente de la ciudad por allí, vagando por los senderos, con bolsas o sacos vacíos, implorando unas míseras verduras al precio que fuese". Imagine la desesperación de aquellos que no podían alimentar a su familia al serles imposible llenar la cesta de la compra ni siquiera con los productos básicos.
Por su parte, el abogado José Guardiola Ortiz publicó en Alicante en 1938 un libro titulado "Platos de guerra: Recetario completo para la conservación y condimento de la sardina", añadiendo el subtítulo 'Colección de valiosas recetas, sencillas, prácticas y acomodadas a las actuales circunstancias. Por un cocinero de la retaguardia', obra mencionada en el artículo "La alimentación en tiempo de guerra" de Josep Bernabéu Mestre, de la Universidad de Alicante. Desde un punto de vista optimista, se narraban recetas con los pocos recursos alimenticios del momento en pleno conflicto bélico. Guardiola manifestó en el prólogo de su obra que "la sardina tiene una gran consideración entre las clases populares porque reúne calidad y buen precio, incluso durante las difíciles circunstancias durante la Guerra Civil: siendo su carne sabrosa, delicada y nutritiva". Mencionó cómo conservar las sardinas durante un tiempo determinado. A su vez, narraba cincuenta recetas diferentes y citó cómo se cocinan y se presentan en el plato si estas son tostadas, fritas, rellenas, al horno, en cazuela, en escabeche, con arroz, en sopas, guisadas, frías o calientes.
A veces la imaginación y el ingenio son las soluciones que se usan en situaciones de las que antes nadie hubiera pensado, como durante esa guerra fratricida entre españoles para paliar el hambre en la medida de lo posible.
Negrín estuvo en Alicante como Presidente del Gobierno. Nos lo contó el cronista Enrique Cerdán Tato en uno de sus artículos de La Gatera. Vino con Álvarez Del Vayo, Ministro de Estado, el 10 de febrero de 1939. Se reunió con Ricardo Mella Serrano, Gobernador Civil, además de con el Presidente del Tribunal Especial de Guardia y con su abogado fiscal. Por su parte, Álvarez Del Vayo se reunió con Milla, Consejero Nacional de Cultura. Habían pasado varios años de guerra civil, pero parecía que tenían y había tiempo para todo. Después salieron hacia Valencia pasando por Calpe donde se reunieron con los Generales Miaja y Matallana para comentar la evolución de la guerra. Poco después de este viaje, Negrín trasladó su residencia a la Finca “El Poblet” en Petrer (Alicante), junto con miembros de su Gobierno, conocido en clave como Posición Yuste. Eran las semanas finales de la guerra civil española.
Muy cerca de allí, desde el aeródromo de El Fondó en Monóvar, Negrín se exilió el 5 de marzo de 1939 en un avión rumbo a Toulouse (Francia) para no volver nunca a su país natal. Como tantos otros muchos de ambos bandos, por uno u otro motivo. Que no se repita. Pues eso.